La cantera de la danza contemporánea turolense exhibe galones en Monzón

En solo tres años funcionando y dos participando en competiciones, la escuela turolense Marta Dance Factory de baile contemporáneo sigue consolidando su andadura en el panorama autonómico. La pasada semana repitió en la  vigesimoprimera edición del Campeonato de Aragón de Hip Hop de Monzón, con veintiséis bailarines. De los cinco equipos turolenses que participaron, tres ganaron sus respectivas categorías, uno fue plata y el quinto oro.

El certamen montisonense reunión a 114 grupos de bailarines de escuelas de todo Aragón, Cataluña, País Vasco y Navarra, con un total de 1.200 bailarines. 

Un jurado compuesto por Quique Guijarro, finalista de dos ediciones del programa de TV Fama. A bailar, Fidel Buika, Sergi Orduña, Bboy Júnior y Sergio Nguema valoraron las actuaciones de todos los grupos, en un certamen que se desarrolla de forma similar a un campeonato de gimnasia rítmica, con un jurado valorando diferentes aspectos de cada actuación, desde la perfección técnica hasta la creatividad desarrollada en la composición de la coreografía o la música, pasando por el vestuario o la coordinación grupal. 

En categoría de grupos, Fizzy Squadron consiguió el oro en la categoría infantil, mientras que Browbeat hizo lo propio en Juvenil. Ambos equipos turolenses ocupan tras Monzón el primer puesto en el ranking aragonés y sextos en el Nacional, de los 16 grupos que compitieron. En el resto de categorías se impusieron los zaragozanos Unity & Style en Cadetes, mientras que en el apartado de profesionales coparon el podio Compitruenos (Lleida), LF Compani (El Vendrell) y Flow Up (Lleida). 

Además, y en la competición por parejas, las bailarinas procedentes de Teruel coparon los tres escalones del podio de la categoría Infantil. La pareja Sincro Beat fue la ganadora, seguida de Terpsícores y con Double Art, formada por Natalia Sáez y Carla Lario, en tercera plaza. 

Marta Gómez, directora de la escuela Marta Dance Factory se mostró exultante a su regreso de Monzón. “El año pasado fue nuestra primera experiencia en competición en Monzón, y nos quedó tan buen sabor de boca que decidimos repetir”, explica la bailarina turolense. “Hemos venido muy contentas, no solo por los resultados sino por lo enriquecedora que ha sido la experiencia”.

Coreografías propias

Una de las claves de la buena acogida que tuvo la representación turolense en Monzón fueron las cinco coreografías que presentó. Todos los grupos deben bailar un montaje creado por ellos mismos, pero en el caso de Marta Gómez fueron cinco bailes innovadores y repletos de elementos poco convencionales. 

Y es que los jueces de este tipo de concursos se fijan, evidentemente, en la pericia bailando de las participantes y en el trabajo en grupo, pero al tratarse alumnos jóvenes de danza, “suelen valorar también otros aspectos como la creatividad en las coreografías, y la forma en la que las bailarinas la ponen en movimiento sobre las tablas”. 

En ese sentido, Gómez trata de que las coreografías arriesgadas sean una de las marcas de la casa de la escuela turolense. “Cuando haces la coreografía no solo aprovechas los puntos fuertes de las bailarinas que van a representarlas, lógicamente, sino que además tratas de que no sea algo mecánico”. Marta Gómez no se limita a concatenar una serie de pasos predefinidos uno detrás de otro, sino que construye una narración “que cuenta una historia”, como si de una función de teatro se tratara, “que trata de salirse un poco de lo convencional y que brote del corazón”. Esto es arriesgado, pues no todos los jurados apuestan por la innovación o la originalidad, pero por el momento la jugada les ha salido a la perfección a Marta Dance Factory en Monzón. 

Gómez no evita además añadir cierto punto reivindicativo a sus creaciones. Así, la coreografía que Fizzy Squadron llevó el fin de semana a Monzón era un crítica contra las guerras, con todas las bailarinas ataviadas como militares. Y el grupo Browbeat bailó una coreografía en la que todas son ejecutivas agresivas, triunfadoras en la vida pero que se limitan a vivirla como robots, haciendo siempre lo mismo y maximizando la rentabilidad de sus movimientos. Hasta que poco a poco una de ellas empieza a tratar de liberarse, ir por su cuenta y vivir de un modo más feliz y despreocupado. Al principio nadie le sigue e intentan reconducirla al redil, pero en pocos minutos todas las bailarinas se han contagiado y danzan felices sin preocuparse por su agenda ni sus ordenadores portátiles. 

Tras dos experiencias en el campeonato de Monzón Marta Gómez, que regresó hace dos años a su Teruel natal tras estudiar en diferentes ciudades para montar la escuela que dirige, se plantea acudir a más encuentros o competiciones de este tipo, “ya que sirven para motivar mucho a las chicas y para conocer a otras personas de toda España con las mismas inquietudes”. Marta Dance Factory, en su segundo año como escuela, cuenta con algo más de 100 alumnos de hip hop y danza contemporánea y urbana.