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María Popa, violinista y exprofesora del Conservatorio de Música en Teruel: “En Aragón no existe ninguna orquesta sinfónica donde los estudiantes puedan entrar”

La violinista lamenta la falta de opciones para los alumnos que terminan su formación superior de música
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Maria Popa es una violinista rumana de reconocida trayectoria en el mundo de la música. Tras pasar por orquestas como la Filarmónica de Iasi, en Rumanía o la Orquesta de Cámara de la Radiotelevisión en Bucarest, esta virtuosa llegó a Teruel para dar clases en el conservatorio de la ciudad y 27 años mas tarde sigue deleitándonos con su talento. En esta ocasión, en la Semana de la Música de Teruel.

-¿Cómo empezó en el mundo de la música?

-Yo empecé a tocar el violín con 8 años. Tuve una maestra que tocaba el violín y el acordeón. Cuando se hizo una escuela de música en mi ciudad me presenté a los exámenes de acceso para ser pianista, porque es lo que yo quería ser, pero cuando la profesora  me evaluó me dijo que tocaría el violín y yo me fui a casa llorando porque yo quería ser pianista. Pero luego tuve profesores maravillosos, muy cercanos con los alumnos y muy bien preparados. Unos años más tarde me incorporé a un Liceo de Música Profesional previo al conservatorio, en Iasi, una ciudad vecina. Cuando estaba en el tercer año del conservatorio superior, tuve la oportunidad de unirme a la filarmónica de Iasi por mis buenas notas. Entonces compaginaba el conservatorio, los ensayos y el estudio. Años más tarde hubo un concurso y entré a formar parte de la orquesta de cámara de la Radio-Televisión de Rumania, en Bucarest, donde fui concertino. Con ella hice varios viajes, entre ellos a Madrid y a Teruel y así es como conocí al Padre Muneta. Él me invitó a venir aquí a dar clases y acepté. Tenía un contrato de dos años, porque tenía una excedencia de la orquesta de radio-televisión de dos años, pero al final me quedé 25 años más.

-Tuvo que ser un cambio muy importante en su vida

-Lo fue. Cuando decidí quedarme aquí tras la oferta del Padre Muneta, tuve que hacerme una casa, mi marido también se movió a España tras jubilarse, porque él era director comercial de la Radiotelevisión de Rumania. A mí me costó adaptarme al principio porque no hablaba nada de español, fue difícil, pero he tenido suerte. El Padre Muneta me ha ayudado mucho y he tenido alumnos maravillosos que yo les decía, te enseño violín, pero tu ayudame a hablar español. La verdad es que estamos muy contentos de vivir aquí y además la gente es muy agradable.

-Imagino que la docencia le gusta mucho pero, ¿echa de menos tocar con las grandes orquestas de Bucarest y viajar con ellas?

-Bueno, yo he dado muchos conciertos aquí en Teruel por la semana de la Música, del Órgano...Y me han llamado muchas veces de Alicante, de Valencia... Hace dos semanas tuve un concierto en Alcoy con la Orquesta de la Comunidad Valenciana y otro en Valencia. Y claro que me gusta eso, pero también me hace muy feliz tocar en la banda con la Orquesta de Cámara, donde muchos de los violinistas son mis exalumnos. Es un placer para mi poder tocar con ellos.

-¿Qué consejos le da alguien como usted a los alumnos?

-Yo lo que siempre digo a mis alumnos es que deben estudiar y esforzarse por ser los mejor en su oficio. Que cuando hablen de él o de ella sean todo elogios. Les digo que deben trabajar y superarse a sí mismos, porque como suele decirse el 90% es sudor y 10% talento.

-¿Cree que hay mucha diferencia entre la cultura musical que existe en países del centro de Europa o en Rumanía con respecto a España?

-Bueno, allí en Bucarest tenemos un montón de orquestas importantes, tenemos Ópera, Opereta y casi en cada gran ciudad hay una escuela de música, hay conservatorios, una orquesta. En mi tiempo se trabajaba mucho y salían muchas personas preparadas para poder tocar en una orquesta importante. En Aragón, por ejemplo, no tenemos ninguna orquesta sinfónica donde los estudiantes que acaban el grado superior en Zaragoza puedan entrar. No hay ningún lugar donde puedan seguir formándose y eso que es una Comunidad Autónoma muy grande. Luego entrar en los conservatorios es muy difícil, porque debe morir uno para poder entrar otro joven. Y otra de las cosas que creo que están mal planteadas es que haya interinos que cada año están en un lugar. Así nunca puedes llegar a conocer a tus alumnos ni hacerles un seguimiento de su evolución. Es muy difícil ser profesor porque, debes transmitirle el gusto por la música a los alumnos, que se enamoren de ella, eso es lo que yo intento siempre y aunque a veces sea exigente me muestro cercana con mis alumnos.