Síguenos
Ángel Fernández, Coco Balasch, músico: “Casi todo lo que se hace en esta vida es por amor, por eso vivo en el Matarraña” Ángel Fernández, Coco Balasch, músico: “Casi todo lo que se hace en esta vida es por amor, por eso vivo en el Matarraña”
Ángel Fernández, Coco Balasch, toca el contrabajo en su casa de Valdeltormo

Ángel Fernández, Coco Balasch, músico: “Casi todo lo que se hace en esta vida es por amor, por eso vivo en el Matarraña”

Asentado en la localidad de Valdeltormo desde hace dos años, afirma que hace música creativa porque le divierte
banner click 244 banner 244

Ha sido un nómada en la vida y en la música. Nacido en Francia, pasó su adolescencia en Manresa (Barcelona). Después se asentó en Zaragoza y finalmente una oleada de “amor” lo llevó a Teruel, donde su pareja ha ejercido como profesora de música en distintos colegios de primaria. Ha vivido en Manzanera, en Cedrillas, en Albarracín y, finalmente, en Valdeltormo, donde fijó su residencia hace dos años. Desde allí se desplaza a donde le contratan. Coco Balasch -nombre profesional- no se lleva su contrabajo a cuestas cuando sale de casa, porque tiene uno fijo en Teruel y otro en Zaragoza.

-¿Cómo ha aterrizado en el Matarraña un músico que ha grabado casi 40 discos y que fue el primero en grabar un disco de jazz en Aragón?

-Casi siempre se hacen las cosas por lo mismo, por amor. Pensamos que éste podía ser un sitio tranquilo para vivir, que es lo que buscábamos, y aquí estamos. Y ahora desde aquí estudio más que nunca en la vida.

-¿Sigue estudiando?

-Los músicos estudiamos siempre.

-Y desde aquí, se desplaza a hacer bolos por el mundo… ¿Cómo se lleva lo de viajar desde el medio rural?

-Bueno, antes yo hacía 150 actuaciones al año, con los ensayos que ello conlleva, y ahora hago 70, así que se lleva bien. Lo que pasa es que hay ensayos, así que hay que viajar para ensayar, porque nadie vive aquí.

-¿Con quién toca?

-Toco mucho con gente que vive en Zaragoza y en Teruel.

-¿Grupos, artistas individuales…?

-Hay un poco de todo, aunque   igual con el mismo grupo trabajas distintos repertorios. Por ejemplo, trabajo con un músico que se llama Paco Cuenca, que hace canción francesa, es bilingüe, nacido allí y con él hago tres repertorios diferentes, lo que son unas 50 canciones, y es un trabajo que hay que llevar muy bien preparado. Trabajo con otro grupo con el que hago otros tres repertorios. Fijos hago unos 20 repertorios y otros esporádicos. 

-Usted toca el contrabajo. ¿Qué estilos de música?

-El contrabajo sirve para todo tipo de música, aunque yo me he centrado en lo que se podría denominar música moderna

-¿Cuál es el más demandado?

-A mí me gusta la música improvisada, así que me he ido quitando casi todo aquello en lo que no puedo improvisar. 

-¿Siempre ha sido músico de  contrabajo?

-Siempre he sido músico, aunque yo llegué a trabajar con orquestas que iban de pueblo por pueblo. Así fue hasta los años 90.

-¿Y qué tocaba?

-El bajo eléctrico, que tiene la misma función que el contrabajo.

-¿Por qué lo dejó?

-Sí, lo dejé, entre otras cosas, porque se dejó de pagar bien. Antes, en las orquestas cobrábamos muy bien, pero aparecieron las máquinas que tocan en lugar de los músicos y empezaron a contratar a gente con poco nivel, incluso gente que no sabía tocar, que eran meros figurantes. Hubo un bajón serio de trabajo para los músicos, así que lo dejé.

-Y se pasó al contrabajo.

-Bueno, eso fue por amor también. Yo tocaba el bajo eléctrico, pero toda la música que escuchaba en mi día a día era música con contrabajo, así que pensé que tenía que hacer un cambio.

-¿Ese cambio de un instrumento a otro cómo se hace?

-Te compras un contrabajo.

-¿Estudia mucho?

-Claro.

-¿Hay muchos músicos?

-Sí. Solamente en Barcelona hay cuatro centros donde dan titulaciones superiores de moderno. Imagínate la gente que sale cada año. Está lleno de músicos que no tienen trabajo y muchos de ellos con un talento increíble. 

-¿La crisis ha menguado del trabajo, las subvenciones de instituciones…?

-Yo nunca he estado al tanto de subvenciones. Cuando la crisis bajó el trabajo, pero la verdad es que siempre he trabajado.

-¿Qué le aporta la música improvisada?

-Creatividad. Los músicos a los que nos gusta improvisar somos como niños, si dejas del todo tu infancia se te escapa este gran potencial imaginativo, ese punto de riesgo e imaginación que, indudablemente, se precisa para improvisar

-¿Tiene composiciones propias?

-Sí, tengo unas cuantas composiciones propias, pero pienso que lo importante de la música improvisada no es la partitura, sino el lograr una buena improvisación. Cuando se improvisa, se hace sobre una armonía, que es de una composición, pero en realidad esta composición es una mera excusa para improvisar. 

-Usted que ha pasado por Manzanera, Cedrillas, Albarracín y Valdeltormo. ¿Con qué se queda de Teruel?

-A mí me encanta Teruel muchísimo. El frío es lo que menos me gusta. Pero toda la gente con la que tengo relación en Teruel capital me parecen personas estupendas. Y Teruel me gusta, pero me gusta estar aquí en el Matarraña. Esta zona es estupenda, por el paisaje, por todo. He vivido siempre en ciudad.