Gonzalo Gargallo Altabás, pastor: “La trashumancia compensa mucho económicamente y se gana en calidad de vida”

Gonzalo Gargallo Altabás es pastor desde los quince años. Realiza la trashumancia desde San Rafael del Río, Castellón, al Mas de Altaba de Cantavieja por las antiguas vías pecuarias desde hace treinta y cuatro años, continuando una tradición con siglos de historia. 

-¿Qué le llevó a dedicarse a la ganadería?

-La ganadería me encanta. Mis abuelos ya se dedicaban a esto. Yo de hecho nací en Segorbe porque mis padres iban allí de trashumancia. Soy pastor desde los quince años, desde que salí de la escuela, y llevo treinta y cuatro bajando a San Rafael del Río y Traiguera, en Castellón. Ya me he pegado  buena parte de mi vida por estos caminos.    

-¿Con cuántas ovejas empezó?

-Empecé con doscientas veinte o doscientas cincuenta aproximadamente, y he ido aumentando el número porque económicamente hoy en día si no vas con cuatrocientas por lo menos no sale rentable, ya que los precios estén muy bajos. Actualmente tengo quinientas veinte.

-¿Por qué es mejor realizar la trashumancia que tenerlas estabuladas en la masía?

-Porque compensa mucho económicamente, además se gana en calidad de vida tanto para los animales como para el pastor, porque el invierno aquí arriba es difícil y ellos también lo sufren. Sacarlas a comer al campo en pleno invierno es duro.

-¿Es mejor desplazar las ovejas a pie que en camión?

-A mí me gusta más a pie. En camión también lleva faena cargarlas y en uno no caben, necesitas dos por lo menos, y eso supone alrededor de mil euros. Haciendo el camino a pie te los ganas, con lo que también compensa.

-¿Cuántos días le lleva el desplazamiento? 

-Cuatro días. Hacemos alrededor de veinte kilómetros diarios.

-¿Cómo transcurre una jornada de trashumancia?

-Por la mañana madrugamos todo lo que podemos. Luego hacemos descansos para el almuerzo y la comida, y por la tarde a lo mejor paramos también para la merienda… Aprovechamos desde que amanece hasta que se pone el sol. Antes llevábamos tienda de campaña y colchones hinchables y dormíamos al lado del ganado, ahora las cerramos bien, en corrales que nos dejan o con un pastor eléctrico, y nos vamos a casa para poder darnos una ducha y descansar bien.

-¿Cuáles son los problemas que encuentra durante los días de desplazamiento?

-Las inclemencias del tiempo sobre todo, este año uno de los días ha llovido todo el tiempo. También algunas zonas de camino que a veces se han agregado a fincas y han dejado solo cuatro metros, cuando la Cañada Real tiene treinta y pico de ancho. Y luego también el herbicida que tiran los de los servicios de conservación de las carreteras, que si pasas recién tirado el herbicida y alguna come en ese ribazo se muere. 

-¿Necesitarían que les ayudasen un poco a solucionar estos temas?

-Si, sería de gran ayuda. Estaría bien que se mantuviesen mejor las cañadas y que tuvieran cuidado con las fumigaciones, porque aun así esto va a pique, ya quedamos pocos y aun seremos menos. Cuando empecé había bastantes pero ha ido muy a menos. 

-¿Se sorprende la gente cuando le encuentran con el rebaño por los caminos y carreteras?

-Sí, porque no es habitual, esto va en declive, ya quedamos pocos, y llama la atención encontrarnos con las ovejas, sobre todo cuando cruzamos las carreteras.

-¿Hasta cuándo está en la Sierra?

-Hasta el Pilar aproximadamente.

-¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?

-Que me organizo yo el trabajo, voy a lo mío, no tengo horarios… Aunque al final echas más horas que un reloj, pero es una profesión muy vocacional, a mí me encanta esto, te tiene que gustar. 

-¿Tiene relevo generacional?

No, yo creo que no (risas).