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Rosa Macipe,  pediatra y realizadora especializada en audiovisuales de promoción de la salud: “Los pueblos tienen esas redes de cuidados y solidaridad, espontáneas y generosas” Rosa Macipe,  pediatra y realizadora especializada en audiovisuales de promoción de la salud: “Los pueblos tienen esas redes de cuidados y solidaridad, espontáneas y generosas”
Para Macipe, la cámara es capaz de mirar a la vida en todas sus dimensiones

Rosa Macipe, pediatra y realizadora especializada en audiovisuales de promoción de la salud: “Los pueblos tienen esas redes de cuidados y solidaridad, espontáneas y generosas”

Como con los cortos de Rosa Macipe, Ariño ha sido caldo de cultivo para la creación de historias
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Si le propusieran hacer este verano un cortometraje en Ariño, Teruel, ya habría tema: “Hubo un momento que teníamos en la cabeza rodar una historia que ocurrió, que tenía que ver con la organización espontánea de un pueblo para cuidar a una persona que vivía sola y que se había roto una cadera. Creo que todos los pueblos tienen esas redes de cuidados y solidaridad, espontáneas y generosas, que son imprescindibles para sostener la vida. Creo que buscaría alguna situación puesta en marcha en Ariño y la rodaría”, destaca Rosa Macipe, pediatra y realizadora especializada en audiovisuales de promoción de la salud, procedente de esta localidad turolense.

-Su padre es de Ariño, y su hermano Joaquín se fue a vivir ahí. Siempre ha sido uno de sus dos pueblos.

-Pues sí. Ariño el de mi padre y Gandesa el de mi madre. Ambos han sabido transmitirnos el amor por sus pueblos. De niños pasábamos parte del verano en uno y parte en el otro. Eso deja bonitos recuerdos y mucho cariño por ambos.

-Hace tres años, otro de sus hermanos, Javier, fue elegido pregonero de sus fiestas. Fue un momento especial, ¿no es cierto?

-Sí, nos hizo mucha ilusión el reconocimiento a mi hermano de un lugar al que tienes tanto cariño: Ariño. Fue un momento muy especial, efectivamente. 

-Embarcado ahora en su primer largometraje, ‘La estrella azul’, con Javier Macipe ya ha participado en varias producciones… Y lo seguirá haciendo, espero.

-A Javier lo seguimos muy de cerca, vivimos mucho todo lo que hace y cuando podemos y no molestamos, intentamos ayudar en lo que hace falta. Siempre es una experiencia fantástica y aprendo muchísimo cada vez que puedo vivir de cerca uno de sus trabajos, aunque sea como cocinera, sujeta pértigas o lo que se tercie. 

-¿De dónde nace esa afición al cine que tiene casi toda su familia? Porque casi todos los hermanos Macipe Costa han hecho un cortometraje, como poco. ¿O me equivoco?

-A todos nos gusta, pero creo que a todos los hermanos, el hecho de que Javi se haya dedicado a ese mundo, nos ha hecho aficionarnos mucho más y sobre todo plantearnos que es posible no sólo disfrutar del cine sino hacer cine. Claro está Javier como un gigante, y los demás como aficionadillos, y en mi caso y creo que en el de mis hermanos igual, la elaboración de cortometrajes la vivimos como herramienta útil para nuestro trabajo. 

-La salud positiva es una constante en sus mensajes. ¿Puede ser más eficaz para la salud ver un corto que tomarse una pastilla?

-Desde luego. La salud se entiende como bienestar físico, psíquico y social, y todo está muy relacionado. No digo que los medicamentos no sean necesarios, pero está demostrado que los determinantes sociales y las condiciones de vida de las personas son más importantes para la salud que el sistema sanitario. Todo lo que hagamos para mejorar esas condiciones, para sentirnos bien y disfrutar de la vida incide muy positivamente en nuestra salud. Si ver un corto nos hace sentir bien y nos da ideas para mejorar nuestra vida, indudablemente es eficaz para la salud. 

-Por tanto, a veces, una cámara de vídeo es capaz de recoger mejor un latido de vida que un fonendoscopio.

-Cada cosa sirve para lo que sirve, el fonendoscopio es una herramienta imprescindible para lo que trabajamos dentro de las consultas. Pero la cámara es capaz de mirar a la vida en todas sus dimensiones y manifestaciones, y a mí esta historia me ha ayudado a mirar con mucha más atención y profundidad a la vida. 

-Usted ejerce todos los días como pediatra. ¿Cómo convive su imaginario audiovisual con los consumos televisivos, de videojuegos e Internet que ven sus menores? ¿Existen trasvases?

-Soy pediatra y también madre de adolescentes. Creo que, de momento, al nivel de lo que dices, estoy en dimensiones paralelas. No tiene mucho que ver lo que me gusta a mí y lo que les gusta a ellos. Bueno sí, Juego de Tronos nos ha sentado a todos juntos delante de la televisión.

-Su primer trabajo, que le iluminó el cine como la herramienta de promoción de la salud, fue ‘Pasos’, hace ya cuatro años. En él se recogen el estilo y el tono de su personal filmografía.

-Pasos fue un cúmulo de coincidencias. Nunca pensamos que iba a ser el pistoletazo de salida de una herramienta que nos ha dado tantas alegrías y que ha posibilitado tantas cosas. Trabajo en un centro de salud donde nos creemos la dimensión comunitaria de nuestra labor y, dentro de las actividades que realizamos, tenemos un grupo de paseantes a los que proponemos de vez en cuando alguna actividad aparte del paseo. Dentro del centro también estamos un equipo de compañeros que nos encargamos de dinamizar todo lo comunitario.

Además en Aragón cada año se organiza Cine y Salud desde Salud Pública, en el que se incorporó la categoría Activos para la Salud, en la que encajábamos bien. En 2015 salió la convocatoria y se nos ocurrió como equipo proponer a los paseantes un corto que reflejara un poco lo que formar parte del grupo de paseos había significado para ellos. Y de todos esos ingredientes nació Pasos, corto al que siempre tendremos un especial cariño por ser el que nos hizo descubrir este mundo. 

-Le siguieron ‘La vida entre capazos’ y ‘¿Te acuerdas cuando?’. 

-La experiencia con Pasos fue tan positiva que nos enganchó y ya la elaboración de cortometrajes forma parte de nuestra actividad en el centro. La vida entre capazos nace de esa mirada positiva hacia el barrio. Una de las cosas buenas que tiene el Gancho, barrio que en parte se parece a un pueblo, son las relaciones de cercanía entre vecinos, ese ir por la calle e ir parándote a hablar con uno y con otro, o sea “cogiendo capazos”, y de eso va ese corto. ¿Te acuerdas cuando? reconoce lo más bonito que tiene para mí el trabajo como pediatra de Atención Primaria, y es la longitudinalidad de la atención. Conoces a los niños desde que nacen y vas creciendo con ellos y sus familias. 

-Como en el cinema verité de los 90, sus cortos visibilizan el empoderamiento y la capacidad que tiene la ciudadanía activa ante las cuestiones sociales del entorno. Ejemplos de ellos son ‘El poder del chaleco’, ‘En el barrio del Gancho aprendemos a salvar vidas’ o ‘En el barrio del Gancho nos cuidamos’. 

-Cada corto que hacemos tiene detrás una motivación o nace de manera diferente. Como digo siempre, nos gusta esa mirada que se fija más en el potencial que tienen las personas y los barrios que en los déficits, que es lo que siempre ha mirado más la medicina. Mirar lo que funciona y potenciarlo tiene muchas veces mejores resultados que lo contrario. Los tres trabajos miran al potencial y, sobre todo, los tres proyectos han sido proyectos colaborativos con otros colectivos del barrio. El propio proceso ha sido empoderador y constructor de alianzas y nuevos proyectos. 

-Aunque existan problemas, por la manera que tiene de acercarse a las cosas, su cine es bastante feliz, incluso podría catalogarse como neohippie. Hay que retomar los sueños, ante una sociedad excesivamente adormecedora.

-Y eso que yo soy tirando algo a pesimista, pero igual por eso, necesito y creo imprescindible, mirar también lo positivo. Lo que vende, lo que vemos en los periódicos, telediarios, etc. es siempre lo malo, lo que no funciona y, al final, la propia magnitud del horror creo yo que inmoviliza, te hace sentir que el mundo no se puede cambiar. Creo que es imprescindible mirar a lo que sí funciona, a las potencialidades, a las experiencias que te hacen creer que sí que es posible conseguir cambios a mejor, aunque sean pequeños. 

-Su cine y sus protagonistas comienzan a tener más coralidad, y usted, un ritmo cada vez más profundo, a la par que sereno. Fruto de ello es ‘Leo y el dragón’, otro ejercicio de visibilizar iniciativas.

-Corto a corto vamos aprendiendo. Cuando sabes poco, cometes muchos errores y corregirlos sabiendo poco es un infierno. Así que aprendemos de los errores e intentamos evitarlos y así vamos mejorando. En Leo y el dragón, nos echó una mano una actriz de verdad y un chaval que tiene madera de actor, y eso hizo mucho más fácil parte del rodaje. Este corto fue un reconocimiento a los libros y la lectura como activo para la salud. 

-Y acaba de estrenar ‘Vida’, que sigue la corriente de autor de nuestro cine español, cortometraje centrado en lo cotidiano y en mostrar con sencillez realidades que para el grueso de la sociedad son tabús.

-Vida, paradójicamente habla de la muerte, un tema algo tabú y oculto en esta sociedad, probablemente por lo doloroso que es. Este corto nace de una bonita conversación con la mujer que protagoniza el corto, en la que me contó con una paz tremenda el proceso de acompañamiento de enfermedad y muerte de su marido, al que cuidó durante una larga enfermedad. Me hizo pensar mucho, en que a pesar de que la muerte es triste y nos genera miedo, hay cosas que pueden ayudar a que esa realidad inevitable, sea vivida como algo constructivo y en paz. Y eso quisimos contar, que la muerte nos recuerda que hay que vivir, que es importante el cariño y los cuidados en el proceso, que es importante morir como uno quiere morir, que no hay explicaciones ciertas, ni que sirvan para todos, de lo que hay detrás, si hay algo, pero que hay respuestas que nos damos cada uno en lo personal que nos pueden ayudar, etc.

-¿Existen nuevas historias en el tintero a realizar el próximo curso?

-Pues una en concreto no. Sí que hay cosas que vives y dices, de esto haremos un corto, etc. pero de momento nada concreto. Nos rueda algo sobre refranes, o sobre temas relacionados con infravivienda, no sé, algo saldrá.

-Supera el corto por año. ¿Tiene algún equipo de gente fijo en la producción de sus trabajos audiovisuales?

-Aunque yo soy un poco la cabeza visible, estos cortos no podrían hacerse sin un equipo de personas que son los que lo hacen posible. Como decía el grupo de comunitaria del centro de salud, somos los que lo sacamos adelante. Cada rodaje nos repartimos tareas y juntos vamos aprendiendo y organizándonos. Y luego, por supuesto, los vecinos del barrio y resto de colectivos con los que hemos trabajado en alguno de los audiovisuales.

-¿Cómo es el proceso del guión? ¿Nace por tanto de experiencias concretas? 

-Las ideas nos surgen de la vida cotidiana. Ahí quedan en barbecho y poco a poco van tomando forma. El guion, a mí es casi lo que más difícil me parece. Un buen guion es imprescindible. Cuando tengo el guion, lo demás, con el apoyo del equipo y los participantes es más fácil. Ha habido guiones de todo, algunos son míos, aunque siempre pasan al equipo y éste hace aportaciones, otros, como El poder del chaleco, que fue un guion colectivo. Mi experiencia es que si te pones de propio a que salga algo no sale, pero si llevas una idea en la cabeza, de repente en el momento más inesperado surge la inspiración y va tomando forma. De hecho ya casi siempre circulo con un cuaderno en el bolso para apuntar esas cosas que aparecen en el momento menos pensado.

-¿Qué cine ve Rosa Macipe? ¿Cuáles son sus directores y géneros preferidos?

-Yo soy un poco anárquica y simple en esto. En la música igual, no hay un género o estilo concreto que me guste, es esta película o esta canción. Me suelen gustar películas que toquen temas vitales, que emocionen de alguna manera, que hablen de compromiso social, que sean bellas, que hablen de lo cotidiano, de lo de cada día. Cinema Paradiso, Memorias de África, Un lugar en el mundo, Relatos salvajes, Million Dollar Baby... No sé, como ves, muy variado. 

-Comparta un par de experiencias que le hayan llenado en su aventura cinematográfica: una rodando, y otra en alguna proyección.

-Para mí el rodaje de El poder del chaleco fue muy muy especial. Hubo dos días que rodamos un montón de gente del barrio en las calles y fue sentirte muy intensamente parte de él. La escena final era una canción que se compuso para el corto, y se cantó por parte de un montón de gente en la Plaza de San Pablo. Fue un momento de esos de ponerte los pelos de punta. Y proyección tiene que ver con el mismo corto. Se hizo su estreno en el Centro Social Comunitario Luis Buñuel. Acudió un montón de gente diversa del barrio, personas que normalmente no coinciden en los mismos espacios y que generaron un espacio de barrio muy chulo.