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Eulogio Soriano Lázaro, profesor jubilado y escritor de Mezquita de Loscos: “Aceptar que vivimos en la era de la posverdad es una derrota para la humanidad” Eulogio Soriano Lázaro, profesor jubilado y escritor de Mezquita de Loscos: “Aceptar que vivimos en la era de la posverdad es una derrota para la humanidad”
Eulogio Soriano durante el homenaje que se le ofreció en Loscos

Eulogio Soriano Lázaro, profesor jubilado y escritor de Mezquita de Loscos: “Aceptar que vivimos en la era de la posverdad es una derrota para la humanidad”

Presenta ‘Ensayo al alba’, su quinto libro publicado, en Zaragoza y en agosto en Mezquita y Loscos
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Eulogio Soriano Lázaro (Mezquita de Loscos, 1939) es autor de cinco libros y desde 2011 publica todas las semanas sus memorias, sus impresiones y sus enseñanzas en verboypalabra. blogspot.com. Este miércoles presenta en Zaragoza –en agosto lo hará en Mezquita y en Loscos– su última obra, Ensayo al Alba. 

- ¿Qué cuenta en Ensayo al Alba?

- Es una sucesión de pequeños ensayos, de vivencias mías que cuento en tercera persona a través de Silvano, que me representa a mí mismo. El 24 de febrero de 2011 me dijeron que tenía que someterme a quimioterapia por un cáncer de próstata. Eso impresiona a cualquiera, y yo decidí someterme a otra terapia, la de escribir. Desde ese momento hasta ahora, y casi casi cada día, escribo un pequeño texto en verboypalabra.blogspot.com. Y en este libro, que se llama Ensayo al Alba porque esos textos siempre los escribo por la mañana al amanecer, recopilo los textos de 2011... la verdad es que para cada año saldría un libro, así que si llega el momento publicaré también el de 2012.

- ¿Sobre qué temas escribe? 

- Sobre todo Todo. El libro es una especie de diario y cada día es diferente, según la actualidad política, según mis emociones, según mi ánimo... De algún modo son unas memorias en las que plasmo mi forma de pensar, pero no hablo de mí mismo, sino de temas y de acontecimientos que afectan o han afectado al todo el mundo. 

- ¿Prefiere el blog al lápiz?

- Soy algo torpe para las tecnologías, pero escribo mucho, y desde 2011 lo hago siempre en el blog.

- Explíqueme ese subtítulo... ‘Hito existencial contra un PSA rebelde’

- (Risas) No me refiero al Partido Socialista Aragonés, ¿eh? El PSA es algo que me ha acompañado todos los días desde hace tiempo, cuando me operaron de próstata en septiembre de 1998. El cirujano me dijo que se podría reproducir, y desde entonces el oncólogo no hace más que mirar el dichoso PSA, que es un indicador de la enfermedad. Una persona sin cáncer de próstata puede tenerlo en 4, y yo ahora, que estoy de nuevo con quimioterapia desde febrero, lo tengo en 501. Es algo tremendo que he arrastrado los últimos años de mi vida, aunque en Ensayo al Alba puede leerse una carta que escribí al señor PSA, en la que de algún modo trato de congraciarme con él. 

- ¿Por qué escribir puede convertirse en una terapia?

- Porque soy un enamorado de la palabra. Yo soy filólogo y he sido profesor durante 41 años, la mayor parte de ellos en el Instituto Miguel Servet de Zaragoza y antes de eso en Salesianos, en el Colegio Moncayo y en Fraga. Mi pasión ha sido la enseñanza pero también la palabra, y para mí hay palabras que dan la vida. Son palabras como Felicidad, Libertad, Coherencia, o Verdad. Odio profundamente la mentira, sobre todo ahora que estamos en esa era de la posverdad, que no es otra cosa que la era de la mentira. Aceptar eso es una gran derrota para la humanidad. 

- No es el primer libro que escribe, ni mucho menos...

- No. Mi primer libro fue Tintero de plomo (1994), donde contaba memorias de mi infancia en Mezquita de Loscos durante los años 40. Manuel Alvar, presidente de la RAE, publicó en ABC que era “una novela espléndida”. Mi generación fue un engendro de la guerra civil, conocimos la zoqueta, el trigal y el trillo. También conocí las carrascas de Mezquita. Eran públicas pero a cada persona del pueblo se le daban tres o cuatro carrascas, para leña y lo que sacara de ellas. Por eso yo llamo a Mezquita de Loscos El lugar de las carrascas. En cualquier parte hubieran hecho un ídolo con ellas, pero en mi pueblo están casi ocultas y nadie las visita. 

- Luego vinieron otros tres...

- Crepúsculo naranja (1996), un libro de relatos cortos, y ¿Y qué es la verdad? (2000), que es mi libro más religioso. Lo escribí tras un viaje que hice a Jerusalen y Tierra Santa, justo después de que me diagnosticaran el primer cáncer de próstata, que me impresionó profundamente. Y por último El azufaifo del monasterio, que narra lo que me impresionó volver cincuenta años después al monasterio premostratense de Bellpuig de las Avellanas, donde donde me entregué asumiendo las enseñanzas duras y severas y los conceptos religiosos anteriores al Concilio Vaticano II, y donde viví la gran crisis espiritual de 1968. Lo titulé así porque el azufaifo, que es un arbol casi sagrado, seguía ahí 50 años después de mi marcha, pero ya no era el seminario lleno de vida que yo recordaba, sino que había solo cuatro viejitos maristas. Ese libro merece leerse, porque es muy valiente.  

- ¿Dónde va a presentar ‘Ensayo al Alba’?

- Primero en el Patio de la Infanta en Zaragoza, el 3 de julio. Luego el 8 de agosto lo presentaré en Mezquita, a las 12.30 horas, y ese mismo día por la tarde en Loscos. Allí me han tratado siempre muy bien, escribí ocho artículos para la revista Oriches sobre los Pastor, antiguos infanzones de allí, y me hicieron incluso un homenaje. Les quiero mucho.

- ¿Y en qué proyectos anda líado ahora?

- Pues mira, tengo un problema. Hace mucho tiempo que intento hablar con el presidente de la Comarca del Jiloca, José Antonio Ramo, porque quería escribir unos artículos sobre la familia Ramo, que me encantan y que llegaron a mi pueblo desde Lechago. Pero no hay manera, porque no hay forma de que nos haga caso ni a mí ni a la presidenta de la asociación Trassierra de Loscos.