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Julia de León, investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias:  “El mayor riesgo de que un asteroide nos impacte es que no están todos controlados” Julia de León, investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias:  “El mayor riesgo de que un asteroide nos impacte es que no están todos controlados”
Julia de León días atrás en la Universidad de Verano de Teruel

Julia de León, investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias: “El mayor riesgo de que un asteroide nos impacte es que no están todos controlados”

“Conocemos solo el 25% de las órbitas de los objetos que pueden chocar con la Tierra y causar daños”
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Julia de León, investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias, participó la semana pasada en el curso de la UVT para hablar de la “caza de asteroides”, uno de los trabajos que se pueden hacer con los grandes cartografiados que realizan los observatorios como Javalambre.

-¿Qué es una cazadora de asteroides?

-Me gusta mucho ese concepto porque nos trae a la cabeza eso de perseguir para conseguir la presa. En los cartografiados de observación del cielo que se hacen la mayoría de ellos no están pensados para observar objetos en movimiento como pueden ser los asteroides, y lo que hacemos nosotros con distintas herramientas es pillar los que están pasando en ese momento de la observación por ese campo en concreto.

-Recurren a observaciones de otros que no están pensadas para esto, ¿son fáciles de identificar esos asteroides?

-Aprovechamos que son objetos que se mueven entre estrellas fijas en el cielo y dependiendo de la cadencia que tenga el cartografiado podemos detectarlos como algo en movimiento que nos indican lo que son y los podemos atrapar. Así los identificamos.

-¿Para qué sirve cazar visualmente estos objetos?

-Sirve porque estos cartografiados nos dan información de cientos, de miles de asteroides. Se trata de grandes cantidades de objetos.

-¿Cuántos?

-Tenemos unos 800.000 asteroides conocidos en lo que llamamos el cinturón principal de asteroides, y hasta la fecha estamos limitados a poder observar unos pocos con los cartografiados.

-Pero eso es mucho.

-Ahora estamos descubriendo nuevos objetos casi cada día, y aquí juegan un papel muy importante los astrónomos amateur que con sus telescopios pequeños hacen seguimientos. Lo que necesitamos conocer con mucha precisión es la órbita de estos objetos, sobre todo desde el punto de vista de que algunos pueden llegar a impactar con la Tierra. Por eso es importante detectarlos y tenerlos ubicados.

-De alguna manera vigilan el cielo, ¿no?

-Sí, somos los vigilantes del cielo.

-¿Es consciente la sociedad del riesgo que existe de que se estrelle un gran asteroide como pasó con los dinosaurios?

-Yo creo que cada vez es más consciente la gente, y esa es una de las cosas que intento transmitir en mis charlas. Hay que concienciar a la gente de lo importante que es estudiar estos cuerpos, no solo tenerlos vigilados sino comprender de qué están hechos y cuál es su estructura interna. Afortunadamente cuanto más grandes son se acercan con menor frecuencia a la Tierra, pero los que son pequeños pueden causar daños a nivel de población.

-¿Y si se detecta uno directo a la Tierra, qué se puede hacer?

-Ahora mismo la NASA estima que tendría que saber como con cinco años de antelación que un objeto va a impactar para poder tener y desarrollar algún tipo de tecnología para poder intentar desviar la trayectoria. Se han postulado muchas cosas, pero la que se cree más viable y eficaz es el desvío de la órbita. 

-¿Cómo se haría eso?

-Lanzando una nave, un impactador cinético se llamaría, que con el impacto se modificara ligeramente la posición del asteroide y eso hiciera que en ese tiempo de cinco años no colisionara con la Tierra.

-Con cierta frecuencia se sabe que alguno pasa cerquita de la Tierra. ¿Hay riesgo cercano en el tiempo de que alguno de estos acabe impactando?

-El mayor riesgo para evitar que un asteroide impacte en la Tierra es que no los tenemos todos controlados. De los que conocemos y que tienen un tamaño superior a los 100 metros, que son los que hay que tener vigilados porque son los que pueden causar daño a nivel de población,  estimamos que conocemos las órbitas de un 25% del total que existe, con lo cual el mayor riesgo es el desconocimiento de esos objetos. No sabemos dónde están ni el tamaño que tienen y tenemos que identificarlos. En esto se están poniendo todos los esfuerzos y todos los recursos de las agencias espaciales y de los observatorios. Los programas científicos se están dedicando a identificar y caracterizar esos objetos de más de cien metros.

-¿Las instituciones aportan recursos para poder hacerlo o se hacen el sueco como suelen hacerlo la mayoría de las veces con la ciencia?

-Sí, sí, por supuesto. La Agencia Espacial Europea ha firmado hace poco un convenio con el Observatorio del Roque de los Muchachos para utilizar sus instalaciones en este programa de detección y caracterización de estos asteroides.

-¿Hay programas específicos para esto?

-Ahora mismo tenemos la misión Hera, de la Agencia Espacial Europea, que va a ir conjuntamente con la misión Dart de la Nasa, que va a estudiar un asteroide binario y va a lanzar una pequeña nave para estudiar el cambio de la órbita. Es una misión de test de defensa planetaria. La misión está todavía en fase de estudio.

-Vamos, que la astronomía requiere apoyo público.

-Claro, esto es uno de los ejemplos de que nos concierne porque puedes tener un impacto en la Tierra y causarnos daño, pero todo este desarrollo tecnológico que se hace siempre tiene una aplicación directa para las personas con posterioridad, desde los CCD de los móviles a las vitrocerámicas.