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Remar todos a una Remar todos a una

Remar todos a una

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Cruz Aguilar

Las elecciones siempre tienen un sabor agridulce. Salvo raras excepciones, tras cada jornada electoral hay alguien que gana y otros que pierden. Dicen los psicólogos que no estamos preparando a los niños para la frustración, para saber encajar la derrota. Pero esto no es nuevo, porque desde luego a muchos políticos tampoco los prepararon de niños para ello. 

Luego están los que ganan pero no con holgura suficiente y los pactos les arrebatan un bastón de mando del que se habían adueñado antes de tiempo. Esos suelen ser los que peor lo llevan. No voy a entrar aquí a precisar si con razón o no, solo diré que, normalmente , los que opinan cambian de opinión en función de quien quite a quien qué.
En medio de este batiburrillo estamos los plumillas que nos limitamos a contar lo que ocurre en un lado y otro basándonos principalmente en lo que nos relatan los protagonistas. Sin embargo, ver en el periódico, negro sobre blanco, esas alianzas tejidas para derrocarte no siempre hace gracia.
En ocasiones a los ganadores tampoco les parece bien lo que sale, porque hay gente que cree que su gobierno municipal es comparable al de los emperadores romanos y consideran que “a Dios, lo que es de Dios, y al César, lo que es del César”.
Hay derrotas que saben especialmente amargas. El resultado de las elecciones es la suma, uno a uno, de los votos de todos nuestros vecinos. Aquí se aplica más que nunca el refrán de “un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”.
A veces la campaña electoral es tan virulenta que los resultados en caliente son dolorosos. Por eso es conveniente analizarlos en frío, muchas veces el ganador no es la estrellita de la pista y los perdedores han sido respaldados por muchos votos que quieren su representación, aunque sea en la oposición. 
Por eso hay que intentar gobernar para todos porque todos son vecinos de ese pueblo en el que no sobra nadie. El trabajo en conjunto y el remar todos a una es fundamental para, si no crecer, al menos no reducir población, que tanta falta nos hace.