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Molinos expondrá 17 obras de Eleuterio Ferrer compradas por el Museo de Teruel a la familia de Alejandro Vece Molinos expondrá 17 obras de Eleuterio Ferrer compradas por el Museo de Teruel a la familia de Alejandro Vece
Blasco representó un natural en el Toro y Torero que trocó con Alejandro Vece a cambio de un traje

Molinos expondrá 17 obras de Eleuterio Ferrer compradas por el Museo de Teruel a la familia de Alejandro Vece

Se inaugura el 31 de julio
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El 31 de julio de 1919, a mediados de la próxima semana hará exactamente un siglo, nació Alejandro Vece, un prestigioso sastre italiano que se estableció junto a su mujer, la valenciana Escolástica Gil, en la localidad francesa de Gibors en 1936, huyendo de la guerra española y del fascismo italiano.

Ambos marcharon después a París y entraron a trabajar en la prestigiosa sastrería de Cantavella, maestro nacido en Villarreal. Su taller era además una pequeña España de ex combatientes y nostálgicos amantes de la libertad. Lugar de reunión habitual de artistas españoles exiliados, entre quienes se formó un círculo de comprensión y ayuda mutua. Entre ellos estaba el escultor turolense Eleuterio Blasco Ferrer (Foz-Calanda, 1907 - Alcañiz, 1993). 

Fue así como Blasco Ferrer, Alejandro Vece y Escolástica Gil se conocieron y comenzaron a forjar una buena amistad. El italiano se hizo cargo del taller de Cantavella a su muerte, en septiembre de 1955. Desde entonces y hasta 1971, cuando cerró el negocio, Eleuterio Blasco Ferrer se vistió allí con los elegantes trajes que le gustaba llevar a las exposiciones parisinas. Por la mutua admiración que se tenían, Eleuterio pagaba la ropa con obras de arte, que el matrimonio Vece-Gil guardó como auténticos tesoros. 

Casi cien años después del nacimiento de Alejandro, su hijo Juan Francisco Vece Gil, que actualmente tiene 75, decidió durante 2018 vender la colección familiar a la Diputación Provincial de Teruel, que tras adquirirlas e inventariarlas las cederá en préstamo al Museo de Molinos Eleuterio Ferrer Blasco para formar parte de una exposición temporal que se inaugurará este miércoles, 31 de julio, en homenaje a la historia del sastre y del artista. 

La exposición de estas piezas, diecisiete en total entre pinturas, dibujos y escultura, se abrirá en el Museo de Molinos a las 12 horas del miércoles, en un acto en el que participarán el propio Juan Francisco Vece, hijo de Alejandro, y parte de su familia. La muestra con motivo del centenario del nacimiento de sastre Alejandro Vece está organizada por la Comarca del Maestrazgo y el Ayuntamiento de Molinos en el marco del convenio que existe para la gestión del Museo de la localidad, comisariada por Sonia Sánchez, técnico de Patrimonio Cultural de la Comarca e investigadora en museología. Ella ha redactado los paneles interpretativos que acompañan a las obras expuestas, y que ha sido elaborados con datos recopilados por ella a través de cartas del sastre y de entrevistas personales con su hijo, Juan Francisco, además de las investigaciones anteriores de historiadores como Rubén Pérez Moreno, uno de los grandes conocedores de la vida y la obra de Blasco Ferrer a quien dedicó su tesis doctoral, o Inmaculada Real. 

Como puede leerse en los paneles de la exposición, en esas entrevistas personales Juan Francisco Vece contó a Sonia Sánchez, por ejemplo, que cuando murió su padre y toda la familia regresó a Catarroja (Valencia), Escolástica Gil, su madre, “trajo todas las figuras y cuadros de Eleuterio, no quiso vender nada porque le gustaban mucho, y menos regalarlas. Las tenía expuestas en el salón de casa”. 

 

Abrigos por esculturas

Sonia Sánchez y Juan Francisco Vece también hablaron sobre el curioso origen de la colección de la familia Vece, basada en el trueque, una actividad relativamente habitual entre amigos de exilio. “A Eleuterio le gustaba vestir bien... No se ganaba tanto dinero como para comprar buenos trajes, y debido a la amistad hacían trueque. Por un traje y un abrigo le daba el equivalente a un cuadro o una escultura, o algo por el estilo. Por eso a lo largo de la vida, mis padres pudieron reunir muchas cosas de Eleuterio”, de quien dice Juan Francisco, según se lee en los paneles preparados para la exposición, “que era considerado como uno más de la familia, un hombre muy amable siempre con la sonrisa”.

Sánchez subrayó su gratitud hacia Juan Francisco Vece y su familia, ya que la venta de las obras de Eleuterio Blasco de las que era propietario han sido “ventajosa para la Diputación Provincial” a través del Museo de Teruel, en su opinión. “Juan Francisco podría haber vendido las obras de una en una a coleccionistas privados y seguramente hubiera obtenido así más dinero, pero tenía el deseo de que las obras fueran a parar a una institución y a un museo donde se exhibieran al público”, explicó. 

El Museo de Teruel realizó el informe que habitualmente se levanta ante una adquisición de obra, donde se analiza el estado de conservación, la importancia de la obra y el autor y también su pertinencia dentro de las colecciones del museo, y fue favorable. Jaime Vicente Redón, director del Museo de Teruel, explica que “al mismo tiempo que aceptamos la adquisición decidimos que el sitio idoneo para que se expusiera era el Museo de Molinos. Aquí en Teruel tenemos obras de Blasco Ferrer, pero ya que Molinos cuenta con una colección importante y que su museo tiene las condiciones de seguridad y conservación idóneas, nos pareció que lo coherente era que el destino de las obras fuera ese”. 

Así, y como ya ocurre en virtud de acuerdos de colaboración con otras instituciones en Albarracín, Alcañiz y otras localidades, el Museo Provincial de Teruel ha formalizado un préstamo temporal de cinco años prorrogables, por lo que una vez que termine la exposición temporal de Molinos, pasado el verano, las 17 obras adquiridas a la familia Vece se quedarán en esa localidad en depósito. “El Museo de Teruel no puede renunciar a la propiedad de esas obras adquiridas, pero mientras las condiciones del Museo de Molinos sean idóneas –se realizan inspecciones periódicas en todos los centros donde hay piezas cedidas, para garantizar su óptima conservación y seguridad– lo normal es que sigan estando allí”, subraya Vicente Redón.

 

Obras de importancia

La muestra que se inaugurará este 31 de julio y que permanecerá abierta durante todo el verano estará compuesta por las 17 esculturas, pinturas y dibujos recién adquiridas. Destacan un óleo surrealista que representa a dos amantes, y tres esculturas; la de un excelente Toro y Torero, un tema recurrente en la obra del artista nacido en Foz Calanda y muy vinculado a Molinos donde nació su madre, en el que representa un pase natural; un Hombre con Guitarra en bronce y un espléndido Gallo. Este gallo es una versión del que se hizo icónico en Francia cuando en 1958 Luis Merlín encargó a Blasco que esculpiera este animal para el Festival Le Coq d’Or de la canción francesa, que compitió en importancia con el Festival de San Remo y que durante todo un lustro entregó como premio la obra del turolense en forja de hierro. Esta versión que Blasco Ferrer regaló a Alejandro Vece en trueque por uno de sus trajes, y que a partir del miércoles se expondrá al público, tiene una particularidad, y es que a diferencia del original presenta una pata levantada. 

En la exposición también podrá verse un Músico en bronce, que también es versión de otro más conocido, aunque en este caso con más toques surrealistas; un Calvario que es una obra posterior al Calvario Negro, una de las esculturas más conocidas del artista –el célebre Cristo clavado a un pico de minero, aunque en esta versión la figura está clavada a una cruz plana de chapa–; una Niña con Lazo en chapa de hierro; un Busto surrealista en bronce; dos paisajes al óleo, uno de Foz Calanda con dos cantareras y otro sin identificar; y cinco dibujos, que pertenecen a una versión de El Beso, dos Bustos, un Ángel y una Virgen con el Niño. 

 

Promoción patrimonial

En opinión de Sonia Sánchez, esta cesión de la Diputación Provincial al Ayuntamiento de Molinos, a través de los museos que gestionan, es un gran paso para la divulgación de la obra de Eleuterio Blasco Ferrer. Según la técnico de Patrimonio de la Comarca del Maestrazgo, “sigue siendo uno de los artistas aragoneses olvidados cuya memoria hay que reparar”. Blasco Ferrer fue tratado de forma injusta por la historiografía del arte española por su condición de anarquista exiliado en Francia, y también porque la mayor parte de su obra se encuentra muy dispersa en colecciones particulares. 

En los años 80 sin embargo la Asociación Cultural Amigos de Molinos sembró el germen de lo que hoy es el Museo de esa localidad, a la que el propio Blasco Ferrer donó en vida la obra que seguía en su poder, dibujos en su mayor parte. Aunque el artista nació en Foz Calanda, su relación con Molinos siempre fue muy estrecha, porque allí había nacido Lucía Ferrer, su madre. El artista regresó de su exilio en 1986, instalándose en Barcelona, poco antes de irse definitivamente a Alcañiz, donde moriría en 1993. 

El Museo de Molinos abrió sus puertas en 2007 y actualmente reúne la mayor colección de obras de Blasco Ferrer, que paulatinamente va engrosando gracias a adquisiciones puntuales, como esta última cedida por el Museo de Teruel, o por el gran fondo documental que en su día proporcionaron Joaquín Castillo, Emiliano Blasco y Deseo Blasco, sobrinos de Eleuterio que no tuvo hijos. Gracias a su actividad y a la de historiadores como Rubén Pérez Moreno e Inmaculada Real –que ha dicho de Blasco Ferrer que podríamos estar ante uno de los grandes artistas del exilio español si no fuera por las lagunas que hoy en día existen todavía en torno a su figura– poco a poco el artista turolense y su obra va siendo cada vez más conocida.