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Aventura sin igual Aventura sin igual

Aventura sin igual

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Juanjo Francisco

Se construye en estos tórridos días de alertas continuas sobre incendios forestales un Gobierno de Aragón que promete aventuras sin igual. Este cuatripartito que nació de un concienzudo apretón de manos entre Lambán y Aliaga va a dotar a la vida política de la Comunidad de una energía envidiable. Y así lo acaba de ver el ninguneado líder de la oposición, Beamonte, al que no le dieron ni la mínima esperanza de formar su propio gobierno, cuando acaba de decir este viernes que solo tratará con el Ejecutivo cuando este tenga una única posición consensuada, que no tiene intención de marearse hablando con cuatro interlocutores y no llegar de inmediato a tal o cual acuerdo.
Beamonte se frota las manos ante la inexorable llegada de septiembre, el mes en el que el PP ha pedido la comparecencia en las Cortes de los diez, diez, consejeros para buscarles las cosquillas y calibrar en qué punto de cocción está el pacto de gobierno entre cuatro formaciones, una cuestión a la que el líder popular va entregar toda su pericia política en el intento de desmontar las “conveniencias” variopintas que se juntan en un  cuatripartito al que él considera como mera coincidencia de intereses en acaparar las parcelas del poder.
Especialmente interesado se mostrará Beamonte en recordarle al circunspecto Aliaga (hombre de natural campechano y al que la vuelta al Pignatelli le ha envuelto en cierta rigidez mayestática) que no va a perder ripio sobre el devenir futuro  de aquellos postulados que el líder parista consideró innegociables si el PSOE quería su apoyo. 
Cree Beamonte que el PAR lo va a pasar mal en el cuatripartito, que va a tener que tragar muchos sapos y que, tal vez, su paciencia pueda llega a ponerse a prueba. Se sabe de memoria el líder del PP todas y cada una de las premisas que Aliaga colocó en el engranaje que ha sustentado todo lo construido con el resto de formaciones del Ejecutivo y, por lo tanto, las piensa repasar periódicamente.
Debe saber Beamonte, no obstante, que para llegar a donde se ha llegado en la actual DGA, es muy posible que se hayan quemado tantas naves que no haya vuelta atrás. Y creo que es así.
La voluntad de permanecer contra viento y marea estos cuatro años no es, por otra parte, exclusiva del PAR, la comparte también un  PSOE en el que Lambán se juega el cuarto de espadas, tal y como demostrarán los sucesivos nombramientos en segundos y terceros niveles del Gobierno. En esta travesía recién comenzada quedarán varados algunos personajes que han sido y han hecho mucho trabajo fuera de foco para conseguir llega a donde se ha llegado. No ha habido piedad ni consideración, por ponernos un poco melodramáticos. Pero la política también es eso: un continuo caminar en el que los cadáveres quedan en el arcén. Que se lo pregunten a un tal Santiago Lanzuela,  político aragonés, que precisamente ahora puede celebrar los 20 años de un viraje del PAR, rotundo y decidido como el de ahora, que inauguró un nuevo tiempo de pactos por encima de cualquier otra consideración. Con todo esto, la oposición no va a tener ocasión de aburrirse precisamente.