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Juan Manuel Calvo, coordinador de investigación y difusión de Amical de Mauthausen: “El desconocimiento de lo sucedido es reflejo de que la dictadura olvidó a las víctimas del nazismo” Juan Manuel Calvo, coordinador de investigación y difusión de Amical de Mauthausen: “El desconocimiento de lo sucedido es reflejo de que la dictadura olvidó a las víctimas del nazismo”
Juan Manuel Calvo, junto a la placa que homenajea a los cinco deportados de Ejulve

Juan Manuel Calvo, coordinador de investigación y difusión de Amical de Mauthausen: “El desconocimiento de lo sucedido es reflejo de que la dictadura olvidó a las víctimas del nazismo”

La entidad memorialista decana valora la restitución de la nacionalidad española de los deportados republicanos
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El coordinador de proyectos de investigación y difusión de la Amical de Mauthausen en España, el ejulvino Juan Manuel Calvo, valora positivamente la reciente publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la relación de los muertos españoles en los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial, entre los que esta asociación ha cuantificado a 176 turolenses. El primer paso para su inscripción como fallecidos españoles en el Registro Civil llega tras 41 años de democracia, 78 más tarde de los primeros asesinatos en campos de exterminio y 80 después de que Franco les considerara apátridas y les retirara la nacionalidad española. Ello ha contribuido al olvido, contra el que luchan la entidad memorialista y cada vez más familias.

- ¿Qué supone la publicación del BOE para estas familias?

- Hay una satisfacción muy grande por el hecho de que, por primera vez, un documento oficial del Gobierno de España reconoce el fallecimiento de estas personas en campos de concentración. Llega tarde, como en España lo hace todo el tema de memoria y dignificación de las víctimas, pero políticamente es un hecho muy significativo y en la Amical lo valoramos muy positivamente.

- Les va a permitir ser inscritos en el Registro Civil como fallecidos españoles, ya que tras la guerra el régimen franquista les quitó la nacionalidad.

- Exacto. El listado que se ha publicado hace referencia a los deportados republicanos al campo de Mauthausen (y a su campo dependiente Gusen). Entraron como apátridas, por lo que el decreto supone una restitución de su condición de españoles. Alguna inscripción en el Registro Civil ya se había hecho por parte de algún familiar a título personal que ya lo había demostrado con certificaciones expedidas por la Cruz Roja Internacional. La importancia política que tiene es que el reconocimiento sea de forma masiva por parte del Estado.

- ¿Qué perfil tenían los deportados? ¿Huyeron todos de España tras la guerra?

- Mayoritariamente estamos hablando de republicanos que participaron en la guerra de España, que salieron al exilio en el 39 y desde los campos de refugiados del sur de Francia fueron alistados en compañías de trabajadores para el ejército francés. Como no llevaban armas, pasaron a ser civiles extranjeros y, como no había un Estado detrás, fueron considerados apátridas y, además, enemigos del Reich porque eran luchadores antifascistas en España. Se decide su deportación a Mauthausen. De los 9.050 deportados republicanos que conocemos, la mayor parte, 7.000, fueron a Mauthausen entre los años 40 y 41. También había un grupo de refugiados en Angulema entre los que había niños, mujeres y ancianos. Cuando llegaron a Mauthausen entraron a los adultos y muchachos de más de 14 años y al resto los abandonaron en la frontera entre el País Vasco y Francia tras un viaje infernal. También está el colectivo de los resistentes, que combatieron al nazismo en Francia. Tras el desembarco de Normandía, los nazis los deportan, siendo la segunda gran oleada de deportaciones en 1944. En este grupo se incluyen los emigrantes económicos de antes de la guerra y las mujeres, entre 250 y 300.

- ¿Todavía hay familias que no saben lo que ha pasado con ellos? ¿Hay quien se ha enterado a través del BOE?

- Posiblemente haya alguna, pero no tengo ese detalle. Lo que sí es cierto es que todavía van apareciendo familias, sobre todo generaciones de nietos, que cuando empiezan a indagar acaban descubriendo la historia de la familia. Hay anécdotas. Relacionado con Teruel está el caso de Álex Cirera Izquierdo, que en mayo hizo un viaje a Mauthausen en bicicleta para homenajear a su abuelo, Félix Izquierdo García, natural de Jorcas y residente en Tarrasa. Descubrió la historia el año pasado y se dio cuenta de que en el entorno familiar se había olvidado completamente. Entonces empezó a averiguar y ha hecho todo un trabajo de investigación. Las familias perdieron el contacto con los que murieron del 41 y al 42 en Mauthausen y Gusen porque no será hasta principios del 43 cuando las SS les permiten enviar cartas a las familias. En España, el franquismo permanece en el poder, los supervivientes continúan en el exilio y aquí no se habla del tema, por lo que muchas familias no se enteraron. Hubo familias que sí recibieron notificación por la Cruz Roja Internacional y por supervivientes que volvían y se dedicaban a visitar a las familias. En definitiva, el desconocimiento por parte de las familias de lo que sucedió no es más que un reflejo de la historia de la memoria en este país. La dictadura olvidó a las víctimas del franquismo y a las víctimas del nazismo.

- Se abre un periodo de alegaciones que se prevé intenso, porque la lista de la Amical (5.121 fallecidos) es más amplia que la del Ministerio de Justicia (4.427) al incluir otros campos de concentración. ¿Cómo se explica esta diferencia?

- Creo que hay una cuestión de tipo administrativo-legal. El Ministerio de Justicia, para poder inscribir a los fallecidos de los campos en el Registro Civil, parte de unas actas de defunción que se emitieron en Francia a principios de los años 60, incluyendo el término “muerto en deportación” a los republicanos que murieron en Mauthausen. ¿Cómo el Gobierno francés tenía conocimiento? Porque en los días posteriores a la liberación, los republicanos que trabajaban en las oficinas del campo se encerraron en las mismas y, al igual que habían escondido fotografías en el laboratorio fotográfico, habían escondido las fichas originales de los republicanos que iban muriendo. Se hicieron listados y uno de ellos fue a parar al Gobierno francés. Lo que ocurre es que el contenido ya es obsoleto porque a día de hoy la investigación ha avanzado y hay más fuentes. Por lo que ya conoce la Amical, estamos sobre 5.121 y alguno más se irá incorporando a medida que avance la investigación. Y luego se producen en el listado errores de transcripción de nombres de localidades y de nombres y apellidos. Esto se debe a que las fichas originales las tomaron prisioneros de otras nacionalidades. El Ministerio de Justicia es consciente de que es una lista que hay que corregir y por eso ha abierto un periodo de alegaciones. 

- Según la web aragonesesdeportados.org, hubo más de mil entre los algo más de 9.000 españoles totales. ¿A qué se debe este elevado porcentaje?

- De los 9.050 deportados republicanos, unos 1.018 son aragoneses. El porcentaje que sale es mucho más grande de lo que representa la población aragonesa en el conjunto de España. La guerra hace que haya muchísimos exiliados a Francia, y desde Aragón salen por el Pirineo, igual que desde Cataluña. Muchos huyeron cuando se rompió el frente, pero previamente en Cataluña ya había una población aragonesa emigrada muy importante. 

- ¿Se va a hacer una web como la aragonesa a nivel nacional con todos los deportados?

- Sí, de hecho la Amical viene trabajando desde el año 2006 en una base de datos muy completa sobre la deportación con la Generalitat de Cataluña. Por otro lado, hay otra que está dedicada a los barceloneses, que entre nacidos y residentes pasa de 1.200. Además, habrá otro proyecto con una base de datos online donde se pueda consultar exclusivamente a los muertos. Ahí estarían los 5.121 que tenemos actualmente. En septiembre será accesible y es paralelo a lo que se ha publicado en el BOE, se hace en colaboración con el Ministerio.

- ¿Incluirá biografías?

- Esta web tendrá la misma estructura que aragonesesdeportados.org. Tiene una base de datos y la complementamos con una referencia de carácter biográfico, aunque en este caso enlazada a otras páginas web en las que se han publicado biografías. Se han hecho estudios monográficos en Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana o Cataluña; y el libro Itinerarios e identidades: republicanos aragoneses deportados a los campos nazis.

- ¿Qué tal funciona la web de los aragoneses deportados?

- Debe de haber ciento y pico notas biográficas ya. Lo más interesante es que lo que ahí pones tiene después un retorno, pues las familias envían o bien correcciones o nuevas informaciones. Eso es lo que está sucediendo con el tema del BOE. En el momento en que se hace pública cualquier actuación –sea la página web de Amical, la publicación de un libro o la lista del BOE–, esto se va retroalimentando. De hecho, la creación de la página aragonesesdeportados.org sale de la publicación del libro.

- ¿Queda algún superviviente en vida?

- Supervivientes en vida quedan como mucho media docena de republicanos españoles. En cuanto a los aragoneses, el último en morir fue Román Egea, en febrero del año pasado. Tras sus testimonios, ahora hay un trabajo muy interesante que es recuperar la documentación propia de los supervivientes y las historias familiares. Cuando los hijos de los fallecidos te explican el drama que vivieron ves que detrás de cada víctima, de cada número, hay una historia familiar detrás. Víctima fue el que murió y falleció en los campos, pero también el entorno familiar que vivió continuamente la desesperación de no saber lo que había sucedido o el conocimiento de que había fallecido en un lugar totalmente lejano y en sufrimiento, lo cual generó un trauma familiar que duró siempre. 

- Precisamente, usted acaba de publicar un libro editado por el Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan), Dentro de poco os podré abrazar, en el que recoge 11 historias personales.

- Independientemente del trabajo de cuantificación, que es importante para conocer la magnitud de lo que estamos hablando, lo que me llamó la atención eran las historias personales. Cuando publicamos en 2011 el libro Itinerarios e identidades, cada uno de los capítulos iba ilustrado con alguna nota biográfica pero quedaron muchas historias en el tintero. Salió la posibilidad en 2018 de presentar un proyecto a la convocatoria de ayudas para proyectos de recuperación de la Memoria Democrática de Aragón, y con la Amical propuse publicar un libro de biografías de aragoneses y aragonesas. Está el caso de Salvador Benítez, que fue conocido en los 80 y 90 porque iba a los sorteos de la Lotería de Navidad disfrazado con unos trajes muy vistosos y participaba en las fiestas del Torico, San Lorenzo, Pilar, de Alcañiz o de Valderrobres, de donde era él. Siempre era fiesta, jolgorio, alegría para los niños, pero pocos conocían que había sido un combatiente republicano, exiliado y superviviente del campo de Mauthausen. También quisimos incluir a dos mujeres: Alfonsina Bueno y Elisa Garrido. Otro objetivo era dar a conocer vivencias de diferentes campos. Seis son de Mauthausen pero el resto son de Dachau, Buchenwald y Ravensbrück. Y hay una biografía, que hemos recuperado por la nieta, que vive en París, de un deportado de Obón, Julio Comín, que fue deportado a las islas normandas, donde murieron muchos republicanos expuestos a trabajos forzados. He contado con testimonios y documentación de familias y con el archivo de Amical, la correspondencia de los propios supervivientes.

- Precisamente, de la correspondencia viene el título.

- El título es el final de una carta que conserva la familia de Dámaso Ivars, de Fraga. Quince días después de la liberación del campo es la primera vez que él puede escribirles explicando lo que ha sucedido. La carta acaba diciendo: “Dentro de poco os podré abrazar”. Me pareció que era una frase muy significativa del siguiente drama de los supervivientes: después de la liberación muchos de ellos no pudieron volver, tuvieron que continuar en el exilio porque en España continuó la dictadura y ellos tenían la condición de republicanos exiliados. Tardaron bastantes años en poder encontrarse, hasta que su hermana y su madre consiguieron pasaporte para ir a París. 

- La Amical trata de que la sociedad no olvide la barbarie nazi para que no se vuelva a repetir. ¿De qué forma lo hace?

- Los supervivientes crearon la Amical de Mauthausen en 1962 en Barcelona y la red de contactos con familias, en aquel momento con motivo de organizarse para solicitar las indemnizaciones que había establecido la República Federal Alemana. No es hasta 1978 que se legaliza la Amical, que es la entidad decana de las asociaciones memorialistas en España, pero paralelamente crearon una mini red clandestina de difusión de la memoria de la deportación. Se apoyaron en curas obreros y empezaron a hacerlo en algunos de los colegios. La perspectiva con los estudiantes siempre ha sido una prioridad y la Amical organiza viajes con estudiantes, familiares de víctimas y particulares a los actos de homenaje que se celebran en los campos. También hacemos muchísimas conferencias en centros educativos, tanto cuando tratan el nazismo como los derechos humanos. También hacemos investigación propia y la favorecemos a estudiantes, periodistas o investigadores que hacen servir el fondo documental. Y también difusión mediante web, artículos en prensa, documentales, libros.

- ¿Cómo inició su relación con la Amical?

- Entré en 2004 a raíz de hacer historia local de Ejulve. Navegando por Internet, voy a parar a una página francesa donde veo que hay dos deportados de Ejulve: José Brumós Tello y Joaquín Molla Braulio. Y me quedo sorprendido porque mi madre de segundo apellido era Brumós. Le pregunté al tío Lucas, un vecino mayor, y me dijo que vivía en la calle La Cuesta y murió en Alemania. Es decir, que cuando a mí me explicaron todo lo que fue la guerra en Ejulve nadie jamás me habló de que hubo deportados que habían muerto en Alemania. Y no por voluntad, sino por el olvido. Como vivo en Cataluña, me pasé por la Amical a ver qué información tenían y vi en algún listado que de Ejulve había habido cinco, que son los que figuran en la placa que luego pusimos en el Ayuntamiento. A raíz de aquello conocí a algún superviviente y en 2005 entré a formar parte de la junta.

- ¿Qué opinión tiene la Amical del grado de cumplimiento de las leyes de memoria histórica? 

- El cumplimiento de las diferentes leyes de memoria histórica que hay en el país va por sensibilidades políticas. Podemos tener leyes que son muy ambiciosas, como es el caso de la Ley de Memoria de Aragón en la que la Amical también participó, pero la implementación es muy limitada. Si en Aragón hay una prórroga de presupuestos o inestabilidad política, todo aquello que está previsto no se lleva a cabo. Lo mismo pasa en Cataluña. La Ley de Memoria Histórica aprobada por Zapatero a nivel estatal también se dejó de implementar en la época del Gobierno del PP porque no se derogó la ley pero sí se dejó a presupuesto cero. Y eso es un jarro de agua fría para las familias, que ven con ilusión que por una vez se puedan exhumar cadáveres de las fosas y luego se dan cuenta de que eso solamente lo llevan a cabo entidades y asociaciones con mucha voluntariedad. Dice muy poco a favor del sistema político democrático de nuestro país que exhumar a los muertos e identificarlos no sea una política estatal. No hay un banco de ADN centralizado en el Estado.

- ¿Qué piensan cuando ven que un partido de extrema derecha preside la comisión de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía, de la que dependen las políticas de Memoria Democrática?

- No puede avanzar el país dignamente si no se hace un reconocimiento de las víctimas. Esta política interesada de la extrema derecha de confundir la memoria y la dignidad con revanchismo vuelve a retraer el discurso a una época totalmente obsoleta. Dice muy poco que la extrema derecha esté en las instituciones y que partidos democráticos se estén apoyando en la extrema derecha para gobernar. Ya no es tanto un problema de la memoria histórica sino de los derechos civiles y sociales que se están poniendo en peligro. Se están desvirtuando y banalizando luchas que se han llevado a cabo durante los últimos años. La memoria democrática es una, pero también lo son los derechos de la mujer.

- Desde la política se llama nazi al que tiene una opinión estridente, y la extrema derecha ha acuñado el término feminazi. ¿Es también una banalización de la barbarie?

- Absolutamente. Por un lado, en España no hay una política de persecución directa a quien hace apología del fascismo, del nazismo, del franquismo. Por otro lado, a cualquier persona que tenga una discrepancia de carácter político se le acusa de nazi. Pero puede ser en un sentido ideológico o en otro. Acusar de nazis a partidos de extrema derecha es banalizar el nazismo. Acusar de nazis a sectores radicales de la extrema izquierda es banalizar el nazismo. Hay que distinguir entre qué significó el nazismo y qué significan los partidos que, aprovechándose del sistema democrático actual, pueden cuestionar derechos. El nazismo tuvo unas consecuencias nefastas para la Historia y la política actual populista y xenófoba tiene otras características. Si todo lo confundimos, no analizamos los problemas actuales.

- ¿Lo que antes era meter en la cámara de gas a los judíos es ahora dejar morir a los inmigrantes en el mar?

- No son situaciones comparables, pero desde el punto de vista ético Europa miró hacia otro lado cuando el nazismo estaba emergiendo en una situación de crisis económica y política. El paralelismo actual es que, ante los miles de refugiados que están huyendo de la guerra y están llegando a Europa, está mirando hacia otro lado. Europa tiene un problema muy grande cuando el Mediterráneo se está convirtiendo en un cementerio y cuando tenemos a los refugiados encima del barco y no se les permite llegar a puerto. Todo son excusas políticas y se deja de lado la asistencia a las víctimas. Por primera vez, en invierno de 2018 supervivientes de los campos nazis de diferentes países escribieron un manifiesto que dirigieron a los gobiernos europeos para que prestasen mucha atención porque el trasfondo de los discursos que estaban oyendo en Europa les recordaban mucho a lo que ellos habían oído en los años 30, como hablar del inmigrante como el enemigo a combatir.