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La vacía y la vaciada La vacía y la vaciada

La vacía y la vaciada

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Esta semana, vaya usted a saber porqué, se ha debatido mucho en las redes sociales sobre si la España que se está quedando sin gente se debería llamar la “España vacía” o la “España vaciada”. 

Decía una mujer que le chirriaba lo de “España vaciada” y sentenciaba que el término correcto sería la “España vacía”, la que acuñó el escritor Sergio del Molino en un ensayo que devolvió a la primera línea de la actualidad, fuera de los territorios afectados, el problema de la despoblación.

La autora de la reflexión sobre el término a utilizar no quería dejar mucho margen para el debate: “A ver si aprendemos a hablar con propiedad y clase”, sentenciaba.

Además, comentaba que “si le añades que a menudo se utiliza (lo de España vaciada) para escupir a Sergio (Del Molino), y cuando es así, se nota, chirría todavía más. No me gusta nada”.

El caso es que si uno escarba un poco en la cuestión, es fácil llegar a la conclusión de que eso de la “España vacía” no ha hecho mucha gracia nunca en el mundo rural.

No el libro de Sergio del Molino, por supuesto, que todo el mundo alaba, pondera y reconoce que ha servido, y mucho, para visibilizar el problema, pero sí el termino “vacía”, porque en el territorio hay gente. Poca, la verdad, y cada vez menos, pero alguien queda (o quedamos).

Y por eso surgió lo de la “España vaciada”, que refleja más fielmente lo que ocurre. Por cierto, el término es obra de las plataformas que más y mejor nos están defendiendo.

Tengo la impresión de que la “España vacía” es un término más periodístico, más impactante para los titulares y que se utiliza más desde las ciudades y que lo de la “España vaciada” convence más en los pueblos. Es mi modesta opinión. “Que hablen de mi aunque sea mal”. Que le llamen “vacía” o “vaciada”, pero que hablen del problema.

Pero vamos, que si no nos ponemos de acuerdo siempre podemos recurrir al gran Andrés Calamaro. Cuando estuvo aquí no nos llamó la “España vacía” ni la España vaciada”. Dijo de nosotros que somos “la España del medio”.