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El Padre Selleras El Padre Selleras

El Padre Selleras

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Francisco Herrero

La historia del venerable Pedro Selleras me tiene hechizado desde que llegó a mis oídos. Se trata de un páter nacido en Torre los Negros en el siglo XVI. Su legado ha llegado hasta nuestros días, así que debió ser una verdadera celebridad y no un personajucho de tres al cuarto de los que destacan ahora mismito. El torrero se dedicó toda la vida a ir predicando por los villorrios de la época y en sus ratos libres disfrutaba con la música o la poesía. Eso sí, solo de ciertas letras y acordes. Un día que estaba sermoneando por Lécera escuchó cantar a una moza tonadas impuras mientras cernía y se permitió corregirle con una copla que ni los evangelistas más exacerbados se atreverían a afinar. Porque de bellos cantos se sirve Dios y no de chuminadas indecentes y vanas.

Se le conocían varios milagros, por lo que la Santa Sede perdió el culo para iniciar el proceso de canonización. Para los legos en la materia, debo aclarar que el procedimiento tiene cuatro fases: siervo de Dios, venerable, beato y santo. Los hechos prodigiosos de nuestro Selleras debieron ser de calidad inferior a los del también aragonés Jose María Escrivá de Balaguer, por ejemplo, quien ya es santo tras su fallecimiento en 1975. El caso es que el Padre Selleras se ha quedado en venerable y en ese estado parece ser que permanecerá hasta que la especie desaparezca de la Tierra.

Volviendo a lo de los fenómenos paranormales, el rastro de Selleras pasa por Segura de los Baños, Híjar, Torre los Negros, Bañón, Las Parras de Martín, Aliaga, Lidón o Maella. Yo veo muy claro que esto pide una ruta turístico-milagrosa a lo largo y ancho de la provincia. Solo imploro a la Administración que me robe la idea por que piense en mí como director del proyecto, que uno no solo vive de lanzar ideas al viento.

La muerte alcanzó al Padre Selleras mientras se encontraba en Visiedo con motivo de la cuaresma. Se lo llevaron a Híjar para el entierro. Eso sí, en Visiedo se quedaron un brazo como reliquia; en Torre los Negros, un pie. Por si acaso. Y gracias a Dios, porque en 1936 profanaron y quemaron en Híjar el cuerpo incorrupto del venerable.