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Francisco Herrero

La mañana ha amanecido con sorpresa en la fachada del ayuntamiento. Son las fiestas patronales y, además de las tradicionales banderas de gala que vemos una vez al año, ha aparecido una pancarta que nos recomienda disfrutar las fiestas sin agresiones sexuales. Se habla mucho de abusos en eventos masivos como San Fermín o, si me apuran, la Vaquilla. Nadie se para a pensar que en cualquier pueblo, incluso donde hay empadronadas 18 personas tan solo, puede suceder un caso truculento. Porque todo el mundo conoce que en la España interior, en el territorio sanote, esas anécdotas, como alguna personalidad describiría el asunto, no ocurren.

Bien es sabido que en estos rincones no ha habido, ni habrá, ningún caso de violencia sexual. ¡Mucho menos un caso de violencia de género, machista o intrafamiliar! Es curioso que tenga que utilizar tres conceptos adjetivadores para que el cien por cien de la población consiga entender que me refiero a un mismo hecho. Por supuesto, por aquí no hay ningún caso de homofobia; ni tampoco hay registrado ningún ejemplo de acoso escolar. Esas excentricidades solo acontecen en las megalópolis, donde la gente está más bien sonada. ¿El matrimonio? Es para toda la vida, como siempre ha sido y será. Y tampoco hay nadie que pase hambre, porque en el campo no hay nadie pobre. En cuanto a las adicciones, no existen. No hay exponentes de alcoholismo ni de drogodependencias. Los servicios sociales se aburren de la poca faena que se les da.

A mí me parece muy correcto que, aunque seamos un terreno libre de todos los males contemporáneos, estemos alerta. Las influencias negativas que llegan del exterior pueden calar en cualquier momento. Hay que prepararse para lo peor. Tenemos un espíritu débil, en el fondo.

Voy a pedir que me rellenen el vaso con cerveza 0,0 que, como tienen registrado quienes distribuyen bebidas por la zona, es lo que más demanda tiene en las barras. Y dejo de escribir, que el pinchadiscos acaba de anunciar la hora del bingo. Tengo tres cartones y la corazonada de que este es mi año. ¡Ay! ¿Estaré cayendo en las tentaciones a las que me refería un poco más arriba?