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La planta de Pellets de Andorra reactivará el sector maderero en prácticamente toda la provincia La planta de Pellets de Andorra reactivará el sector maderero en prácticamente toda la provincia
Un operario, realizando labores de limpieza de montes en la provincia de Teruel

La planta de Pellets de Andorra reactivará el sector maderero en prácticamente toda la provincia

Los expertos aseguran que ayudará a montes ahora colapsados y abandonados
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Cruz Aguilar

Los montes de Teruel fueron durante décadas un filón para sus propietarios, principalmente ayuntamientos, debido al precio que se pagaba por la madera. Desde hace unas décadas apenas hay extracción porque su valor cayó en picado, pero la necesidad de biomasa para la gran fábrica de pellets proyectada en Andorra, con capacidad para producir unas 200.000 toneladas anuales, revalorizará uno de los recursos tradicionales del medio rural turolense.

La biomasa es un producto de proximidad en el que los mayores costes se derivan del transporte, por eso a partir de entre 60 y 70 kilómetros en un círculo concéntrico trazado desde la planta –unos 120 por carretera– deja de ser viable. Esto se traduce en que la mayor parte de la materia prima que se va a utilizar en la industria andorrana –que será madera y paja– procederá de montes y fincas de labor turolenses.  Para la extracción de esta madera serán necesarias unas 350 personas, según los cálculos ofrecidos por Forestalia, que es la empresa promotora del proyecto.

Pedro Polo, director provincial de Desarrollo Rural y Sostenibilidad,  se mostró satisfecho con el horizonte que abre para los montes turolenses la puesta en marcha en 2021 de esta planta: “El sector forestal es ahora residual en la provincia de Teruel y lo va a reactivar con fuerza porque harán falta muchas cuadrillas y pequeñas empresas que se instalarán en los municipios de las sierras” y permitirán “volver al modelo de cuando la madera era rentable”, agregó. 

Además de crear empleo y del beneficio ambiental que supone que los montes estén limpios, la venta de la biomasa genera ingresos a los propietarios de esos terrenos, que suelen ser ayuntamientos.

Las zonas de acopio de materia prima son muy variadas, según especificó Pedro Polo, quien habló del Matarraña, especialmente los puertos de Beceite; o la Sierra de Pelarda, situada en la zona que va desde Montalbán hasta Calamocha. Por otro lado, matizó que también hay previsión de extraer de la Sierra de Albarracín, que aunque está más alejada cuenta con montes muy productivos. A todo ello se sumarán los bosques más cercanos a Andorra, como los de Albalate, pero también algunas localidades del alto Maestrazgo, como Fortanete, Villarluengo o Tronchón, y de Gúdar-Javalambre, entre las que citó Mosqueruela, Linares o Gúdar. “La influencia será en prácticamente toda la provincia” si la planta realiza la demanda de biomasa prevista inicialmente, dijo.

En cuanto a las necesidades de materia prima, el responsable de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón especificó que la biomasa que se extrae de los montes son troncos, de diámetros diversos y de los que se aprovecha prácticamente todo para la fabricación de las astillas salvo la corteza, que supone un pequeño porcentaje del peso total. 

En la provincia no hay problemas de abastecimiento ya que solo el crecimiento anual de los montes de la comarca del Matarraña sería suficiente para garantizar la producción de la industria de Andorra. Frente a los problemas de deforestación existentes en otras zonas de España, precisamente en Teruel las zonas boscosas crecen cada año en superficie a consecuencia del abandono de las labores agrícola. 

Una de las ventajas que entraña la utilización de la madera para la fabricación de pellets es que permite la utilización de árboles de diversos diámetros, incluso aquellos más jóvenes que no son demandados en las serrerías. Para Polo la poca exigencia en cuanto al tipo de árbol resulta muy beneficiosa de cara a realizar las cortas con objetivos ambientales.

Los bosques turolenses están actualmente “colapsados y abandonados” y es necesaria su gestión. Para ello, desde el departamento plantean la elaboración de planes que sean los que marquen el aprovechamiento en cada uno de los espacios.  En este sentido, el responsable señaló que serán los técnicos del Gobierno de Aragón los que perfilen la pauta a seguir a la hora de realizar las extracciones, es decir, los que dirán qué madera y en qué cantidad con el objetivo de mantener el equilibrio.

Por otro lado, la fábrica de pellets utilizará paja, un residuo agrícola procedente del cereal que resulta abundante en el Bajo Aragón, donde sin embargo la producción maderera es inferior. 

La productividad de los montes es muy variable y las 15 toneladas por hectárea que se pueden extraer en los montes de Albalate del Arzobispo contrastan con las más de 50 de la Sierra Pelarda o el centenar de algunas zonas de la Sierra de Albarracín. Sin embargo, como recalcó Pedro Polo, los montes más improductivos son precisamente los que se encuentran más cerca de la planta andorrana, lo que garantiza su viabilidad. Además, la cercanía de la biomasa favorece que la empresa pueda realizar su rodaje durante los primeros años. 

Entre estos espacios forestales hay algunos de los que no se ha realizado un aprovechamiento maderero en muchos años y otros donde nunca ha habido cortas y los únicos trabajos los han llevado a cabo cuadrillas de incendios. 

El coste por tonelada de biomasa fluctúa en función de la calidad de la madera y en algunas zonas las subastas han adjudicado partidas a 2 y 3 euros la tonelada mientras que en otras pueden llegar a los 50 euros. “El precio que paga la empresa depende mucho del coste de explotación de esa madera y del transporte posterior”, manifestó el responsable de Desarrollo Rural en Teruel. 

Asociaciones forestales para gestionar el monte privado

Una de las cuestiones que hay que tener en cuenta a la hora de explotar el bosque es que aunque la mayor parte de las hectáreas son de propiedad municipal –o en el caso de la Sierra de Albarracín de la Comunidad de Albarracín–, en determinadas zonas, como buena parte del Matarraña o municipios como Fortanete, hay muchos terrenos particulares. Se trata de minifundios que nunca se han gestionado y que ahora podrían suponer una fuente de ingresos. Para ello sería conveniente la agrupación de los pequeños propietarios de cara a realizar una gestión conjunta y Antonio Arrufat, asesor del Gobierno de Aragón, plantea la constitución de asociaciones de propietarios forestales. Pedro Polo especificó que las empresas se interesarán por lotes mínimos y será difícil que un pequeño propietario pueda satisfacer esas necesidades. 

A juicio de Polo una de las ventajas de la gestión de los montes para la extracción de biomasa es que al sumarse el sector privado la planificación de todo el bosque se hará de forma conjunta, algo clave porque “los incendios no entienden de propiedades”, dijo.