Síguenos
Feliz cumpleaños Feliz cumpleaños

Feliz cumpleaños

banner click 244 banner 244
Juan Corellano

Por casualidades del destino, estas líneas salen publicadas el día en el que un servidor cumple años. Todavía no me caen tantos como para no querer que llegue este día, aunque sí suficientes para sentir dolor genuino cada vez que descubro el año de nacimiento de la promesa futbolística de la temporada. Fruto de esta conexión, veo oportuno aclarar algunas cosas sobre los cumpleaños que siempre me inquietaron. 

Una de las cuestiones más sorprendentes es cómo estas celebraciones se emplean socialmente como un medidor unívoco del aprecio que uno tiene por la gente de su entorno y viceversa. Una situación que lleva a la gente a estar el día de su cumpleaños pasando lista como un inquisidor, esperando la felicitación de todos y poniendo la cruz al que no llama. Como si tuviéramos que castigar al que se olvida de esta fecha señalada tras haber estado doce meses a tu lado. 

Otro aspecto importante es la caída en picado del valor de la felicitación con la llegada de las nuevas tecnologías. Facebook acabó con el calendario de cocina con cumpleaños rodeados con boli. También hemos perdido las incómodas llamadas al fijo de tus primos cuartos y ese bonito arranque de “ala, pues ya te ha caído otro más”. Ahora se llevan más las cascadas de mensajes en los grupos de amigos del Whatsapp. Felicitaciones de copia pega y a ver quién es capaz de poner más emoticonos con besos. Muestras de afecto a granel. 

Por último, también quería dedicar unas palabras al compositor de la canción ‘cumpleaños feliz’. A qué vienen esos agudos. Qué necesidad había de tanta floritura. Reconozcámoslo, no la cantamos bien. Le ponemos ganas, sí, pero no la disfrutamos. Ni el cumpleañero, ni el que intenta evitar los gallos en el ‘te deseamos todos’, ni los de la mesa de al lado en el restaurante que solo querían cenar tranquilamente. 

En definitiva, estas celebraciones son terreno pantanoso e incierto, y hoy me tocará moverme en estos lodos. Sin embargo, lo haré con gusto, porque si algo hemos de reconocer es que a nadie le importa tu cumpleaños tanto como a ti mismo. Por lo tanto, qué demonios: querido Juan, felicidades.