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Yo fui vecino de Morrissey Yo fui vecino de Morrissey

Yo fui vecino de Morrissey

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A principios de los 90 decidí juntar cuatro pesetas e irme a Londres a aprender inglés. Localicé una empresa que te buscaba alojamiento y entrevistas de trabajo para poner hamburguesas en un McDonald’s o pelar huevos duros en una cafetería del barrio de Chelsea.

La casa era una vivienda de dos plantas, al más puro estilo británico, con moqueta en el cuarto de baño y 8 inquilinos: dos españoles, un alemán y cinco italianos, además de los okupas -amigos de los italianos- que venían por la noche, desplegaban un saco y dormían en el suelo.

Entre clases de inglés, viajes en el metro, precarios trabajos y pintas en el pub de al lado, siempre había un rato para juntarnos y hablar de fútbol, de lo toscos que eran los ingleses o de dónde íbamos a ir el sábado por la noche. Éramos una piña.

La casa estaba en el 20 de Prince Albert Road, a dos patadas del barrio de Camden y con vistas a The Regent’s Park, un sitio de postín, cerca del centro de Londres, pero todo muy residencial, muy tranquilo y muy british.

El caso es que un día tuve que ir a la peluquería y me metí en la primera que vi. Le dije al que me recibió que mi nivel de inglés era más o menos lamentable y que no me preguntara demasiado sobre cómo quería el corte.

El peluquero, un inglés de no más de 30 años, sonrió y me contestó, en un más que aceptable castellano, que no me preocupara, porque el había vivido varios años en Jávea, con su padre arquitecto, y que estaba planeando volver porque en Inglaterra no había quien viviera.

Entre tijeretazo y tijeretazo, hablamos de España, del sol y de lo malcarados que eran algunos de sus compatriotas.  Me preguntó en un momento dado dónde vivía: en el 20 de Prince Albert Road, le contesté. Anda, me dijo, en esa calle vive Morrissey (el cantante de The Smiths). 

Durante mi tiempo en Londres nunca lo vi, no se si lo que me dijo el peluquero es cierto, pero yo me niego a pensar que me engañara. Sí, yo fui vecino de Morrissey. Yo compartí calle con una leyenda de la música. Y tenía muchas ganas de que el mundo lo supiera.