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El monotema El monotema

El monotema

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Javier Silvestre

No hay nada como tomarse unas cervezas con los amigos de toda la vida cada vez que regreso a mi Teruel natal. Es un intercambio de información que se me antoja vital para seguir anclado a mis raíces, tras mi marcha de esta ciudad hace ya 23 años. Es cierto que muchas veces no sé ni de quién me están hablando (siempre he sido muy malo para recordar nombres) pero yo escucho atento porque son cosas que un turolense que se precie tiene que saber de primera mano. Sobre todo, para no sentirse aún más forastero en su propia ciudad.

Las conversaciones suelen ser más o menos cíclicas: la peña de la Vaquilla, nacimientos y defunciones desde la última visita, los aciertos o errores del Ayuntamiento y algún que otro cotilleo al que ya me cuesta seguirle la pista tras años de exilio voluntario. Pero últimamente he sido yo quien ha sacado un tema a colación por el que me preguntan mucho en Madrid: Teruel existe.

Sí. Lo sé. Es el monotema. Pero claro, son muchos los que fuera de Teruel están sorprendidos con que nuestra provincia pueda llegar a hacer historia en las próximas elecciones. En Madrid, como es habitual, uno se encuentra de todo: desde los urbanitas que se ríen de semejante chanza, a los vaciados de otras partes de España que no pueden evitar un punto de envidia sana.

En la televisión no se habla mucho del tema. Lógico. Cataluña vende más. Los contenedores ardiendo te dejan pegado a la tele durante horas... Es el negocio de informar. Y Teruel existe no hace ruido, ni vende, ni genera picos de audiencia. Ni falta que le hace, por el momento. La plataforma hace lo que tiene que hacer: dar charlas por toda la provincia informando a los ciudadanos que sí pueden votarles. El resto de apariciones en medios tan sólo responde a esa curiosidad momentánea y fugaz que tenemos los periodistas por los que se salen un poco de la norma.

Es cierto que en Madrid, el ciudadano medio se toma el salto a la política de Teruel Existe como una pataleta sin demasiado recorrido de unos ciudadanos de provincias cabreados. Algo parecido a lo que hacen los grandes partidos de siempre, que se sacuden el tema de puertas para adentro diciendo sin sonrojarse que “eso lo desactivamos cuando queramos”. 

En esta ocasión traen a Teruel a sus líderes nacionales, prometen lo ya prometido hasta la saciedad, usan bulos ideológicos para desarmar al oponente o acusan a la plataforma de recurrir al pesimismo para ganar votos.

Son pocos los que ven el alcance real de todo esto...(bastantes problemas tienen apagando fuegos en plaza Urquinaona). El efecto contagio de Teruel existe al resto de la España vaciada puede explotarle en la cara al sistema si, en un futuro, cada provincia relegada decide representarse a sí misma en el Congreso de los Diputados. No dudemos de que entonces los políticos sí tomarán cartas en el asunto. ¿Qué harán? Cambiar la Ley Electoral para que no vuelva a ocurrir. Esto promete.