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El Rolde de Estudios Aragoneses pide la preservación de las torres de la térmica El Rolde de Estudios Aragoneses pide la preservación de las torres de la térmica
Boceto del artista, publicado en la revista El Pollo Urbano. Arrudi

El Rolde de Estudios Aragoneses pide la preservación de las torres de la térmica

Solicita su protección, convocar un concurso para nuevos usos y una intervención artística
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El Rolde de Estudios Aragoneses (REA) sugiere la preservación de la chimenea y las tres torres de refrigeración de la central térmica de Andorra como alternativa a su desmantelamiento. Plantea la protección cultural del conjunto industrial, la convocatoria de un concurso internacional de ideas para nuevos usos y el encargo a artistas aragoneses de un proyecto para la imagen exterior.

La entidad, dedicada desde hace décadas a la promoción y difusión de la cultura aragonesa, propone dar “un uso eficiente” a las actuales dependencias de la central térmica como alternativa a la demolición de la misma tras el fin de su actividad eléctrica el 30 de junio de 2020.

El REA considera “prioritario y urgente evitar al demolición de las torres”, algo que según apunta en un comunicado generaría “mayor impacto ambiental y coste económico que la simple preservación”. En este sentido, anuncia que ya ha iniciado trámites para solicitar la catalogación de la planta como Bien de patrimonio industrial de Aragón.

Además, plantea la convocatoria de un concurso internacional de ideas para su uso posterior, teniendo en cuenta que “deberá primarse el valor añadido para la localidad y la comarca de las actividades que allí puedan realizarse”, prosigue la nota.

De la imagen exterior de las cuatro chimeneas se encargarían artistas aragoneses que homenajearían el pasado energético convirtiéndolo en un referente artístico y en un icono cultural.

Riqueza y empleo

“Tendría que ser no sólo un proyecto artístico sino un proyecto que generase puestos de trabajo en la zona”, explicó la portavoz de la REA, Pilar Bernad, quien señaló que han hablado ya con Endesa y el Ayuntamiento de Andorra para trasladarles la idea. 

En su visita a Zaragoza el 21 de octubre, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, explicó que la potencia de evacuación de las actuales instalaciones (1.050 megavatios) iría a parar al mejor o mejores proyectos de energías renovables en términos de empleo y riqueza, algo que se adaptaría de alguna forma a la propuesta del Rolde.

Así, “la nueva funcionalidad” de la central como lugar de creatividad debería compensar “en la medida de lo posible el grave impacto social y económico del cierre” de la planta, apunta.  

Además, plantea el REA, estas acciones “deben ser contempladas en un contexto más amplio”, incorporando otras infraestructuras similares, también relacionadas con la economía del carbón, situadas en localidades cercanas como Aliaga o Escucha.

Los precedentes

El Rolde anima a los agentes con capacidad de decisión sobre este tema a ejecutar políticas de este tipo, que ya se han instaurado en otros lugares como El Tanque (un depósito industrial de una refinería) de Santa Cruz de Tenerife, la Fábrica Casarramona en las faldas de Montjuïc de Barcelona, la Biblioteca Cubit (antigua Azucarera del Rabal de Zaragoza), la Tabakalera de San Sebastián, el Azkuna Zentroa de Bilbao, la Casa Encendida de Madrid o el Lavadero de lanas de Los Barruecos (Cáceres). 

Todos ellos mantienen vivo el recuerdo de su pasado industrial pero se han reconvertido en centros repletos de vida cultural.

Una alternativa a 250.000 toneladas de residuos

 

Con su propuesta, el Rolde de Estudios Aragoneses desafía a la Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental, que el pasado 9 de octubre dio luz verde a través del Boletín Oficial del Estado al proyecto de Endesa de desmantelamiento de la central térmica. Este documento comprende acciones de demolición completas de todas las instalaciones, desde las turbinas y calderas a plantas de desulfuración de gases, estructuras esbeltas –chimenea y torres de refrigeración, que serían derruidas por voladura–, parque de carbones, edificios y estructuras varias y elementos singulares, que incluyen el ferrocarril interior y las galerías enterradas.

En estos términos, el desmantelamiento supone 253.292,90 toneladas de residuos (2.500 millones de kilos, suficientes para rellenar con una altura de un metro unos 20 campos de fútbol). De ellas, 152.450,83 toneladas son de hormigón y 100.842,07 toneladas son de otros materiales, destacando los metales con 52.201,77 toneladas.

La central térmica tiene la tercera chimenea más alta de toda España, apunta la REA, con 343 metros. La Torre Eiffel de París hace 300 metros de altura, por 94 las torres de la Basílica del Pilar de Zaragoza. En cuanto a las tres torres de refrigeración, son hiperboloides, con una altura de 107 metros.

El Rolde se aferra a la legislación aragonesa de patrimonio industrial para salvar al menos estos cuatro elementos simbólicos, y argumenta que su preservación sería “más barata que la voladura y todas las operaciones” que la resolución del Ministerio para la Transición Ecológica prescribe. 

Arrudi convertiría las torres en conjunto escultórico-energético

En el concurso de ideas que propone el Rolde de Estudios Aragoneses para renovar los usos de la central térmica podría encajar la propuesta para la recuperación parcial de la instalación energética del artista aragonés Miguel Ángel Arrudi, que plantea convertir las torres de refrigeración en unos singulares elementos escultóricos que, además, alberguen 18.000 molinos eólicos de eje vertical con los que continuar con la generación energética.

Según asegura Arrudi, el proyecto podría generar entre 50 y 100 empleos y tendría el plus de servir de centro experimental y de educación reglada en energías renovables.

Derribar la chimenea y las torres de refrigeración sería “una barbaridad” para este artista, ya que “forman parte de un patrimonio paisajístico asumido”.

Aprovechando la central de transformación eléctrica y la línea de evacuación de electricidad, Arrudi ha ideado un “complejo entramado de plantas horizontales”, a razón de 30 por torre de refrigeración y 200 aerogeneradores por planta. En total, 6.000 aerogeneradores por cada chimenea, que a 2.000 kilovatios hora por cada uno, sería capaz de generar 3.600.000 kilovatios.

En las torres se abrirían huecos que, al tiempo que dotarían de una solución artística al conjunto energético, dejarían entrar el aire. La circulación estudiada de éste permitiría “crear corrientes cruzadas” que alimentarían los aerogeneradores, según el artista. 

De esta forma, la central pasaría de ser un desguace a “un icono de la lucha energética”. Además, la chimenea más grande estaría repleta de placas solares fotovoltaicas semi rígidas, a modo de “huerto solar vertical”.