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Trece artistas turolenses conversan con Tiziano (y otro lo deconstruye) en el Museo Provincial

La muestra ‘Vadevenus’ presenta una reinterpretación de los temas recurrentes del veneciano
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El amor, el sexo, la contemplación, la música, los sentidos, el placer  trivial, pero también la perspectiva lineal, la concepción humanista del mundo o el debate acerca de cuál o cuales son las artes más bellas y poderosas, debate que se abrió en el Renacimiento cuando la filosofía comenzó a separar lo divino de lo terrenal y los humanos comenzamos a tomar el control de lo que ocurría bajo nuestro pies. Son algunos de los asuntos de los que habla Venus recreándose con el Amor y la Música, el lienzo de Tiziano que el Museo del Prado ha cedido al Provincial de Teruel hasta el 24 de noviembre, y que además ha inspirado a catorce artistas turolenses que participan, en este mismo espacio, en la muestra colectiva Vadevenus. 

La sala de exposiciones temporales del Museo de Teruel acogió ayer un encuentro entre el público, los creadores de Vadevenus –dos de ellos tuvieron que excusar su presencia porque, por motivos laborales, no pudieron venir desde Madrid– y el comisario de la muestra, Ernesto Utrillas, director de la Escuela de Arte de Teruel.

Tras hacer un repaso ante la Venus de Tiziano y sus principales características artísticas, estéticas e históricas, los creadores turolenses ofrecieron una visita guiada por Vadevenus, explicando la reinterpretación de los temas que habían efectuado en su obra y en qué sentido se habían visto inspirados de un modo u otro por Tiziano. 

Lo más destacado de Vadevenus es su heterogeneidad, tanto por las disciplinas que reúne –pintura, fotografía, instalación, escultura, vídeo...– como por la variedad de temas que trata y los puntos de vista desde el que los aborda. 

 

Catorce autores

Gonzalo Tena, premio Goya de las Artes 2017 del Gobierno de Aragón y a quien Utrillas define como “el decano de los artistas” participantes en la muestra, aporta a la misma el factor iconoclasta. “El fetichismo sobre una obra, aún siendo maravillosa, es lo único que no me gusta de la exposición”, aseguró ayer con su habitual sentido del humor Tena. El pintor interviene sobre el libro El siglo de Tiziano y un catálogo de Giorgione, otro grande de la Escuela Veneciana, con trazados violentos, con tachones que niegan el nombre y su obra. La deconstrucción está en tonos rojos y dorados. ¿Los característicos del Renacimiento veneciano? Pues no. “Elegir el color es-coger. Eso hice yo, coger los botes que más tenía a mano”, revela Tena.

Dos artistas recrean en la exposición el tema de la música; Fernando Novella de una forma más literal, con Nocturno, escultura en aluminio y vinilo que recuerda a los tubos de un órgano, o de una forma más conceptual como Joaquín Escuder, que presente Sequentia basada en los patrones regulares y secuenciales con los que se forma la música. 

Uno de los temas que más aparecen en la exposición es de la naturaleza como un lugar de deleite, que Tiziano plasmó en su obra a través del modélico jardín que se observa en el centro de su composición. Fernando Romero aporta un paisaje desde la concepción romántica de su contemplación, y en el otro extremo se sitúa la escultura de  Tronco-madera, compuesta por el fragmento de un tronco y diez copias obtenidas con impresión 3D, cada una de las cuales va degradándose progresivamente con respecto al original. “Hay varios elementos interesantes”, explica Ernesto Utrillas. “Por un lado el fenómeno del desdibujado al que se somete la copia a medida que va alejándose del original, y por otro apela al fenómeno del copiado de las obras de arte en el Renacimiento”. Cuando un cuadro tenía éxito el mismo pintor –y en ocasiones otros diferentes– copiaban el motivo, con ligeros cambios voluntarios o involuntarios, para venderlo a otros clientes. De Venus recreándose con el Amor y la Música en concreto existen al menos cinco copias firmadas por Tiziano. “Y hay un tercer elemento de interés”, insiste Utrillas, “y es que la disposición de las piezas en Tronco-madera nos recuerda que la perspectiva lineal –que puede observarse en los árboles del jardín pintados por Tiziano en su cuadro– fue uno de los avances estéticos del Renacimiento”. 

El Árbol en acero corten de Carmen Escriche que recibe en la entrada del museo al visitante también habla sobre la naturaleza, “creando un jardín particular, cerrado, al estilo de los cármenes granadinos, que forman un espacio donde la naturaleza se interrelaciona con el hombre para su deleite”. Y en un sentido opuesto al de Escriche y al del propio Tiziano, en cuanto a espacio natural abierto y público, cabe situar la obra de Hugo Casanova, fotografía en la que se reproduce una pintura mural situada a la entrada del Parque de las Arcillas de Teruel. 

Otro tema recurrente en Vadevenus con respecto al lienzo de Tiziano, que todavía podrá verse hasta el 24 de noviembre, es el del posado. Esta y otras obras del veneciano sentaron un precedente, el de la mujer tumbada, que se ha repetido y se sigue repitiendo en el arte desde hace casi cinco siglos. 

Diego Aznar reflexiona sobre la espontaneidad del posado, buscando el antiposado, Para este pintor eso pasa por retratar a la persona dormida como ocurre con su óleo Hipnagogia. Luis Loras exhibe un discurso contrario, que tiene que ver con el posado llevado al extremo de la exhibición, y que se materializa en los posados calculados y artificiales de Beartime stories. Loras parte de las fotografías que se publican en las redes sociales, en las que se busca proyectar una imagen atrayente para ser mirado, con el factor de que “uno mismo se convierte en el principal vendedor de su propia imagen”. 

La fotógrafa Alba Mozas aporta a la colectiva una de las fotografías de su serie The poses of the soul, en la que busca despojar al desnudo femenino del filtro visual masculino y de cualquier connotación sexual y recuperar su naturalidad, para ver a través de el lo que la artista denomina la pureza y la esencia del alma. 

La instalación de Remedios Clérigues guarda cierta relación con esa deslocalización del desnudo femenino como instrumento erótico o sexual. Plantea una instalación compuesta por dos reinterpretaciones tridimensionales del cuadro de Tiziano y un tercer elemento en el que, a través del videoarte, presenta un punto de vista alternativo al punto de vista del músico en la obra de Tiziano. En ella el organista mira directamente al sexo de Venus, con una evidente connotación sexual. Pero si nos asomamos al ángulo que plantea Clérigues, la veremos a ella misma cortando telas y trabajando, reivindicando a la mujer como sujeto creador, como alguien que no solo tiene poder seductor, sino también trabajador y modificador de su entorno. El título de la obra habla por sí mismo: Si no es sí, es NO. 

Una de las obras que más gráficamente reinterpreta la Venus de Tiziano es la fotografía de Leo Tena, titulada Evolución. Tena lleva irónicamente la escena de 1555 al siglo XXI, donde el organista es un DJ tatuado y la diosa es una atractiva mujer joven que no atiende a Cupido, sino que obtiene un selfie a través de su teléfono móvil. Este elemento también tiene una lectura feminista, según Ernesto Utrillas, “porque sugiere que la mujer es la propietaria y la dueña de su imagen”. Por último, para Tena el jardín de solaz para los sentidos que pinta Tiziano es un fotograma de Breaking Bad, una de las series de culto producidas por Netflix, en la que miran fijamente al observador dos de sus protagonistas, Aaron Paul (Jesse Pinkman) y Bryan Cranston (Walter White) –¿habrá elegido Tena esta serie por las referencias al color en los nombres de sus dos personajes principales?–.

Por su parte, el joyero Javier Mor Barcelón, nacido en Manzanera y afincado en Milán, aporta a la colectiva una producción especialmente confeccionada para la exposición Vadevenus. Se trata de dos brazaletes, elementos que Tiziano incluye en todas las versiones que hizo del cuadro. En el caso del orfebre turolense, sus brazaletes, Natura y Rouge tienen un significado alegórico y dual; uno presenta perlas blancas en referencia al amor platónico e idealizado, y otro se ve rojo con esmaltado a fuego en alusión al amor carnal y apasionado. 

Este tema del amor también es tratado por Ángeles Pérez en la fotografía abstracta que aporta a la exposición colectiva. Zambullida es una bellísima imagen que sugiere el proceso psicológico del enamoramiento, y que además comparte algo con la pintura de Tiziano: invita a indagar en la foto y preguntarse qué historia, que la ha hecho posible, tiene detrás la imagen.