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Guía para el diputado novato Guía para el diputado novato

Guía para el diputado novato

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Javier Silvestre

“Piensa que cuando lleguéis a Madrid, os tratarán como a unos provincianos”, le dije a Tomás Guitarte por teléfono y con cierta osadía cuando lo entrevisté para ‘La Vanguardia’ hace ahora un mes. “Eso si conseguimos algún escaño…”, me respondió él un tanto perplejo por lo descarado de mi afirmación. Acababan de conseguir las 6.781 firmas y bastante tenían con asumir la que se les venía encima. Ahora, acabado el escrutinio, toca hacer las maletas y venirse para Madrid.

Para facilitar un poco el aterrizaje, me he decidido a redactar una Guía para el diputado novato. Lo primero que hará al llegar al Congreso será recoger una Acreditación de Diputado que le entregarán debidamente plastificada. Sólo la necesitará los primeros dos o tres días. Tanto la policía como los ujieres que trabajan allí tienen una asombrosa capacidad para aprenderse las caras y nombres de los 350 diputados electos en tiempo récord.

Para facilitarle el trabajo se le entregará un Iphone y un Ipad de última generación de la compañía Movistar, así como una cartera de piel (parecida a la de los ministros pero de peor calidad) donde se lee: ‘Congreso de los Diputados’. ¡Ah! Y también un pin bañado en oro con el escudo de España. Estos dos últimos son regalos que se le hacen como diputado a modo de recuerdo, pero el teléfono y la tableta hay que devolverlos cuando acabe la legislatura.

Si opta por venir en coche desde Teruel tiene derecho a plaza de aparcamiento gratuita en el edificio. Pero recuerde que el Congreso está dentro de Madrid Central y necesita lucir el Distintivo Ambiental de la DGT para evitar multas. También dispone de servicio de guardería dentro del complejo.

No todo es idílico. El despacho es austero: de unos 10 metros cuadrados pero con luz exterior. Un ordenador, una impresora y poco más. Cuidado con llevarse material de oficina o pasarse con las fotocopias porque todo está contabilizado. Podrá entrar y salir cuando deseé. El Congreso no cierra nunca.

Vayamos a lo interesante: la cafetería. Existen tres... más o menos. Hay una cafetería normal donde pedir cafés, bocatas y platos combinados. Al lado está la cantina, un restaurante de autoservicio donde comen la mayoría de empleados. Para cuando quiera impresionar, puede optar por el restaurante de alto standing: manteles y servilletas de tela, así como camareros sirviendo los platos. La mala noticia: usted no tiene descuento como diputado. El precio oscila entre los 9 y los 20 euros por persona.

Sin embargo, tendrá derecho a entrar al bar de acceso exclusivo para diputados. Se encuentra dentro del hemiciclo, arriba y al fondo. Está prohibido comer y beber en el escaño, así que es un lugar socorrido entre votación y votación para despejar la cabeza. Para fumar hay que ir al patio central que une los dos edificios, o subir a la pasarela de la última planta. Ahí se han cerrado algunos de los pactos de Estado más importantes de la Democracia.

Aunque mi recomendación es que salga fuera. Que vaya a Casa Manolo, en una callejuela detrás del Congreso. Un bar típico de Madrid donde diputados, periodistas y curiosos comparten cañas, montaditos y tertulias. Quizás sea la mejor recomendación para un diputado novato. No deje de ir a bares, no deje de tomar cañas, no se aleje del pueblo… porque esto promete.