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El cantautor Ángel Petisme publica nuevo disco: “El poder de redención de la música y la palabra es totalmente cierto” El cantautor Ángel Petisme publica nuevo disco: “El poder de redención de la música y la palabra es totalmente cierto”
Ángel Petisme. Bern Haneke

El cantautor Ángel Petisme publica nuevo disco: “El poder de redención de la música y la palabra es totalmente cierto”

Confiesa que se siente “el huérfano más feliz de la Tierra” por haber tenido a Pilar como madre
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El poeta y cantautor bilbilitano Ángel Petisme, ahora afincado en Barcelona, acaba de publicar el disco Pilar, en el que recuerda a su madre fallecida el año pasado, que se ha convertirlo sin pretenderlo en un homenaje a todas las madres “excepcionales y llenas de amor”. En lugar del libreto con las canciones, ha incorporado un poemario breve titulado El huérfano más feliz de la tierra que, pese a la contradicción que entraña, es un manifiesto sobre la alegría de haberla tenido.

-¿Quién era Pilar?

-Pilar era una madre con mayúsculas, única. Obviamente, todos los hijos piensan así de su madre pero me parece que no todo el mundo ha tenido la suerte o el privilegio que hemos tenido algunas personas de haber sido hijos de mujeres tan excepcionales, tan generosas, tan llena de amor, honestas, luchadoras y luminosas. Su muerte me pilló de sorpresa. Tanto mi hermana como yo pensábamos que mi padre se iría antes, pero ha cumplido 92 años y sigue en casa con sus recuerdos. Fatalmente, mi madre se rompió la cadera y a los tres días murió de forma dulce.

-La composición de este disco, ¿fue parte del duelo?

-Mi madre era una mujer increíble y por eso, después del entierro le dije a mi compañera que iba a dejar aparcados otros proyectos para volcarme en hacerle este disco. En esos momentos de rabia, dolor e impotencia, uno se aferra a la fe, pero si no la tienes… Cuando abracé el cuerpo aún caliente de mi madre en el hospital empecé a teorizar sobre la transmigración del alma, porque el cuerpo es corruptible pero el alma no, y me sentí iluminado. 

-Además, lo ha titulado con su nombre…

-Pilar era su nombre pero además es una palabra muy hermosa, que significa apoyo, fundamento, sustento, cimiento… Tras los bajones y vaivenes de los dos primeros meses de duelo, cuando te sientes vacío, te duele todo y no tienes ganas de levantarte, cogí la guitarra que me habían comprado mis padres cuando tenía 10 años y sentí que una fuerza increíble me abrazaba. Todo lo que estaba escribiendo, bebiendo y fumando no me servía y no me daba bálsamo ni horizonte. Pero las canciones empezaron a salir. Era lo que necesitaba y me dejé llevar por el instinto. Fue muy benéfico en ese proceso de duelo. La primera canción del disco, Uno de septiembre, es la constatación de la imperdurabilidad de las cosas, de que nada es para siempre, pero visto con cierta serenidad. 

-El CD contiene también un poemario breve, El huérfano más feliz de la tierra…

-No quería hacer un libro-disco, pero al final me pudo la tentación y conforme acababa el disco me puse a escribir apuntes poéticos y decidí, que en lugar de meter las letras de las canciones, iba a poner un libro de poemas que se llama así. El poder de redención de la música y la palabra es cierto. Uno es un privilegiado por tener el arte como una herramienta para cuando estás en el pozo, para poder redimirte y encontrar el muelle y reconciliarte con la vida. Sabía que ese titular encierra un contrasentido, pero es la confesión final. Por eso, cierro el disco con el último mensaje de voz de WhatsApp que me envío mi madre desde el hospital. 

-¿Trasciende el mensaje su caso particular?

-Su composición fue una travesía que me sirvió para investigar sobre quién era mi madre. Obviamente, tengo la sensación de que es algo muy personal; lo he hecho mirando hacia adentro. No tenía conciencia de hacer un disco de homenaje a todas las madres, en el que todos los hijos se sientan reflejados al escucharlo. Pero finalmente he constatado que quien lo escucha se siente reflejado. Al final, tu dolor es el de todo el mundo y se hace universal. Mi hermana y mi sobrina no paran de decirme lo orgullosa que se sentiría mi madre de lo que he hecho.

-Su trayectoria vital, la de su madre y este disco nos llevan a Barcelona…

-Tengo la suerte de vivir en Barcelona, en un barrio muy tranquilo y en un piso de techos altos con mucha luz y silencio. Eso me permitió componer más concentrado y buscar a mi madre y la voz de los ancestros. Mi abuela fue a servir a Barcelona en los años 20 y mi madre, en los 50. Entonces era un hábito que servía para refinarte en la ciudad y hacerte el ajuar. Mi madre me hablaba mucho de cuando trabajaba en la casa del cónsul de Filipinas, en Sant Feliu de Guíxols o en la pastelería La Estrella, que es la mas antigua de Barcelona y que continúa abierta. Me sentí buscándome a mi mismo tras las huellas de mi madre y de mi abuela. Me habían dejado pistas y me atreví a seguirlas, como en el blues Un minuto de vida. Y hasta a cantar en catalán en Oda a Barcelona. También habló del legado que me dejó en la canción Algún día te sacaré a bailar. 

-¿Tenía algo pendiente que decirle a su madre a través de estas canciones?

-Seguro que sí. Soy muy besucón y cariñoso y mi madre también lo era y me llamaba 4 o 5 veces al día. A veces las personas somos un poco remisas, quizás por timidez, a abrirnos y a manifestar nuestros sentimientos a los seres más queridos pero, ¿cómo no les dices a tus familiares o a tus amigos que les quieres? Los seres humanos necesitamos muchos te quieros y muchos abrazos; es fundamental. Y este disco es un canto de amor completo a la madre, a su figura que es el norte. Pero hay mucho sentido del humor en las canciones, no hay un sentimiento triste o luctuoso.

-¿Cambió la muerte de su madre su forma de enfrentarse a la vida?

-Con mi padre nunca me he llevado bien porque yo era el rebelde de la familia y él era muy convencional porque tuvo otra educación y unas condiciones de vida muy duras. Una vez fallecida mi madre, sentí que ella hubiese querido que lo cuidara y que retomara la relación que teníamos hasta mi adolescencia. Él se ha ido haciendo más anciano y ahora hablamos dos veces al día, me preocupo por él, le hago bromas… Así que hago algo que no hacía con mi madre porque siempre era ella la que me llamaba. Siento que tenemos que velar también por nuestros ancianos porque en estos tiempos de tanta virtualidad al final descubrimos que la gente está más deprimida. Nos apuntamos al carro de unas expectativas de vida y nos equivocamos. Cada uno debe valorar sus ilusiones, por pequeñas que sean, y los trabajos bien hechos. No es una cuestión de cantidad sino de calidad. Hay que levantarse cada mañana con ilusión y con expectativas. Yo me siento más sereno con este disco y he frenado un poco el ritmo. Estoy más tranquilo, reduciendo ansiedades y llevando una vida más sana.

-¿Hizo el disco pensando en el tipo de música que le hubiera gustado a ella?

-Siempre me decía que hiciera canciones movidicas, alegres. En la medida de lo posible, he tratado de que fueran así y se nota en ese crescendo desde la oscuridad a la luz en un disco que cierra Pilar, una canción con un riff mezclado con cumbia en la que digo que me siento el huérfano más feliz de la Tierra por haberla tenido. Después de tres semanas de comenzar el disco, fui sintiendo que había momentos de vacío,  pero también otros de agradecimiento y hasta de alegría por haber tenido a una persona tan especial. Musicalmente, es un disco más contenido, más sobrio, sosegado, sereno y acústico. En un primer momento, pensé en grabarlo solo con guitarra y voz. La primera canción la grabé así pero después con el arreglista fuimos introduciendo otros elementos, como un piano de cola. Pero no quería que la forma venciese al mensaje.

-¿Y qué ha quedado al final?

-He compuesto 4 o 5 canciones con afinaciones no convencionales, más alternativas, más de blues. Me ha llevado un año investigar armonías que fuesen más especiales y aportasen algo diferente, que no hubiese hecho antes, porque uno siempre se pregunta si no se estará repitiendo. Sabía que estaba haciendo algo especial cantando a mi madre y que no podía incurrir en tópicos.

-¿Tiene previsto presentar su disco en Teruel?

-Quiero hacer un recorrido de este disco muy largo y un videoclip de cada canción. Espero estar cantando antes del próximo verano en Teruel, que para mí es un territorio del corazón. Y también me gustaría llevar el poemario La camisa de Machado.

-La publicación de esa obra, que fue merecedora del Premio Internacional de Literatura Antonio Machado 2019, ha coincidido en el tiempo con la del disco Pilar…

-Terminé de escribir ese libro en el Hospital Provincial de Zaragoza junto al lecho de mi madre enferma. El jueves 30 de agosto del año pasado lo acabé, el viernes lo mandé a Francia y esa misma madrugada mi madre falleció. Recordé entonces al propio Machado agonizando en la misma habitación junto a Ana Ruiz, en coma, que moriría tres días después, diciéndole: “Adiós, madre, adiós”.