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Ir de bulto Ir de bulto
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Los que hemos tenido hermanos mayores sabemos lo que es ir de bulto, lo que es no pintar nada, lo que es convertirse en un estorbo, pero, eso sí, nunca quedarse al margen de nada. 

El caso es que cuando yo era pequeño quería estar en todos los saraos. Jugar al escondite o al fútbol y hacerlo con los mayores. La solución siempre era la misma: Chema juega, pero Chema va de bulto.

Es decir, yo me escondía, como los demás, pero el que la posaba me hacía invisible. Cuando me veía, no salía corriendo a decir “por Chema”, sino que simplemente pasaba de largo. A veces la posaba con algún mayor para quitarme del medio y que no molestara. El único requisito era que, si veía a alguien, hiciera como que ahí no pasaba nada.

En el fútbol era igual. Me metían en uno de los dos equipos, siempre dejando claro que mi posición en el campo era simplemente testimonial. Si marcaba gol -cosa que ocurrió entre una y ninguna vez- no subía al marcador, porque yo iba de bulto, porque mis goles no valían nada, igual que si tocaba el balón con la mano: nunca se pitaba penalti. Simplemente me decían: “Como vuelvas a tocar el balón con la mano, te quedas sin jugar”.

Lejos de dejarme secuelas, recuerdo aquello de ir de bulto con cariño y, sobre todo, con agradecimiento. Cuando uno no levanta dos palmos del suelo, valora mucho que los mayores cuenten con él, aunque solo sea para tener el mismo protagonismo que una planta. 

Pero eso de ir de bulto está bien cuando eres un mocoso, pero no cuando creces y la cosa se pone más seria.

Asistimos en los últimos meses en este país a un juego político en el que algunos actores, llamados a ser principales, a meter goles o a posarla con todas las de la ley, han decidido echarse a un lado, ver los toros desde la barrera y dedicar el tiempo a criticar al contrario, sin arremangarse y dar soluciones.

Hay partidos políticos que han tenido en sus manos los mangos de las sartenes, que han podido impedir lo que tanto critican ahora, pero que han decidido, vaya usted a saber porqué, ir de bulto. Y ahora, corren el riesgo de ser invisibles, como yo cuando era pequeño.