Eduardo Manero, fotógrafo aficionado: “Siempre he dicho que el peor enemigo que tiene el fotógrafo es la pereza”

Eduardo Manero, natural de Castelserás y afincado en Morella, se ha proclamado ganador del Certamen de Fotografía Miradas al Bajo Aragón con un excepcional paisaje nocturno tomado desde la ermita de Santa Bárbara de su pueblo. Es un aficionado avanzado para quien la clave es disfrutar de la fotografía y, sobre todo, saber vencer la pereza.

-¿Qué quiso expresar con ‘Te espero en la ermita’, la foto ganadora?

-Fue una foto que hice a propósito para participar en el concurso. Tenía claro que quería hacerla nocturna y busqué localizaciones por Aguaviva o Castelserás. Aunque ya había fotografíado la ermita, busqué un encuadre que me pareció muy interesante, y me puse yo mismo en la foto, junto a algún otro elemento para hacer que tuviera más historia. Como anécdota te puedo contar que la primera noche que acudí había una fiesta de cumpleaños y tuve que irme sin la foto, aunque a la semana siguiente regresé con la imagen más afinada en mi cabeza.

-Su trabajo fotográfico abarca muchos más géneros que la imagen nocturna... ¿En qué palo se encuentra más cómodo?

-Entre primavera y agosto soy fotógrafo macro de insectos, y el resto del año, cuando ya no hay, me gusta fotografiarlo todo. Es verdad que últimamente me junto con varios fotógrafos para hacer nocturna, pero prefiero no dedicarme a algo en concreto... fiestas de pueblos, paisajes, fotos urbanas... todos los sábados que puedo recorro el Matarraña o el Maestrazgo con la cámara al cuello, y disfruto con cualquier género.

-¿Qué tipo de fotografía no hace nunca, por la razón que sea?

-Nunca hago fotografía en mi casa. Tengo compañeros que hacen bodegones muy bien iluminados y eso, pero a mí lo que me gusta es sacar la cámara a la calle. Y si llueve aprovecho para fotografiar gente sin paraguas. Siempre he dicho que el peor enemigo del fotógrafo es la pereza. Se eres perezoso nunca podrás fotografiar una salida del sol, o una buena imagen nocturna. 

-¿Cómo empezó en esto?

-Durante el servicio militar tenía un amigo que hacía fotografías y luego las traía reveladas. Me llamó mucho eso, así que me compré una pequeña cámara y, en plan autodidacta, poco a poco fui profundizando, me compré mi ampliadora y en los años 80 ya empezaba a participar en concursos y eso. Llegué incluso a montar un negocio con un amigo como fotógrafos de bodas y comuniones que duró quince años... Aunque tras eso lo dejé una temporada.

-¿Aborreció la fotografía?

-¡Sí! Al principio estaba muy bien porque te gusta y es un ingreso extra... pero quince años fotografiando lo mismo hace que te quemes y dejes de ser creativo. Así que vendí mi equipo y me olvidé de la fotografía durante un tiempo. Pero después empecé a conocer gente que hacía fotografía, empecé a salir con ellos y volví a engancharme. Pero porque desde entonces solo he hecho fotos para disfrutar.

-¿Volvería a hacerle un reportaje de boda a algún amigo?

-Ufff... si fuera muy amigo muy amigo sí, pero como algo excepcional. Además esto ha evolucionado mucho y los reportajes actuales ya no se parecen nada a lo que hacíamos nosotros. Para estar bien en ese negocio hay que actualizarse continuamente.

-¿Había participado anteriormente en el Concurso Miradas al Bajo Aragón?

-En ese en concreto no, aunque el año pasado quedé segundo en el de la Comarca de Gúdar-Javalambre y el anterior gané el del Maestrazgo. Me gusta presentarme a concursos porque de algún modo colaboras para que sigan adelante. Es un poco triste ver la exposición de algún concurso y que haya muy poquitas fotos, así que creo que hay que animarse a participar. 

-¿Qué foto sueña con poder hacer algún día?

-Hay muchas imágenes en mi cabeza que me gustaría fotografiar, pero tengo claro que la foto soñada puede surgir cualquier día en cualquier lugar. En octubre pasado estuve en Suecia durante tres días haciendo auroras boreales, y fue espectacular. Pero también he pateado infinidad de veces las comarcas vecinas a Morella, y siempre que regreso voy con la cámara colgada al cuello, porque un lugar que has visitado mil veces puede regalarte, el día menos pensado, la imagen más bella que has visto en tu vida. Lo que importa es estar motivado y salir de casa. Si te dejas siempre la cámara en el coche nunca tendrás una gran foto. 

-Pero los buenos equipos pesan muchísimo para llevarlos siempre a cuestas...

-Soy anti última tecnología. La gente está obsesionada con tener grandes equipos porque piensan que son ellos los que hacen la fotografía. La imagen ganadora del Miradas al Bajo Aragón la obtuve con un viejo objetivo de segunda mano, un f2.8 de focal fija (28 mm) que me costó cien euros.