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Andorra exige que la transición energética sea Andorra exige que la transición energética sea
Los sindicatos encabezaron la manifestación. Marcos Navarro

Andorra exige que la transición energética sea "justa" y no deje "atrás" a ningún trabajador

Cualquier plan que no reponga el empleo no sería aceptado
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Andorra salió de nuevo el sábado a la calle, un año después de la última gran manifestación, para exigir a la Administración y a Endesa que la transición energética sea realmente “justa” y no deje “a nadie atrás” cuando la central térmica se desconecte de la red eléctrica el 30 de junio. Si se pierde un solo puesto de trabajo, los sindicatos consideran que será una “traición” que no tolerarán, y advierten de que “no habrá negocio” para Endesa ni ninguna otra empresa que quiera construir parques renovables sin compromisos concretos de formación y empleo.
Desde que el 12 de enero de 2019 Andorra, el Bajo Aragón y ciudadanos de toda la provincia de Teruel salieran a las calles de la villa minera para exigir al Gobierno de España y a Endesa que la térmica no cerrara hasta que hubiera empresas que pudieran absorber el empleo que ya se está perdiendo, los trabajadores han visto pocos avances palpables al margen de las fábricas de fertilizantes y cerámica que el Grupo Samca está ultimando en Ariño y Alcorisa, y de dos proyectos de Endesa y Forestalia para levantar parques renovables y una planta de pellets cuya tramitación va para largo.
Ante esta situación, ayer la Plataforma de trabajadores de las subcontratas de la térmica, el comité de empresa de Endesa, los sindicatos CCOO y UGT y los pasivos y prejubilados de la eléctrica convocaron a más de 3.500 personas según ellos –1.500 según la Guardia Civil– que pidieron al unísono que se firme ya el Convenio de Transición Justa con la Comarca Andorra-Sierra de Arcos para que, cuanto antes, empiecen a desarrollarse las infraestructuras que tienen que hacer atractivos los polígonos para el asentamiento de empresas.
La movilización fue numerosa, aunque menos que el año pasado, cuando la organización cuantificó en 6.500 las personas que acudieron. Este año tiraron del carro únicamente los trabajadores y los sindicatos, pues la Asociación Empresarial de Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín prefirió mantenerse al margen. La Cámara de Comercio, Cepyme y CEOE Teruel tampoco encabezaron ninguna pancarta, ni tampoco el Ayuntamiento de Andorra o la Comarca Andorra-Sierra de Arcos.
Con los empresarios y cargos públicos locales participando a título individual o diluidos en los corros de sus respectivos partidos políticos –todos estuvieron representados–, la movilización fue de claro corte sindical, y ello se trasladó a un manifiesto que arremetió contra Endesa y se mostró exigente con la Administración.

“Unidad social y sindical”
“Hoy aquí forjamos la unidad social y sindical para defender hasta el último puesto de trabajo, en defensa del territorio y del futuro socioeconómico de nuestros pueblos”, leyeron en la plaza del Regallo, tras el habitual paseo por las principales calles de Andorra, la directora del colegio de educación especial Gloria Fuertes, Lola Oriol, el jefe de estudios del colegio Juan Ramón Alegre, Juan Ramón Alegre hijo, y la directora del colegio Manuel Franco Royo, Eloisa Pérez.
Mediante sus palabras, que simbolizaron que los niños y niñas de Andorra ansían un futuro en su tierra, exigieron “alto y claro a Enel-Endesa y al sector eléctrico que, si de verdad quiere invertir y gestionar” en el territorio  “recursos e infraestructuras de sectores estratégicos debe empezar por eliminar cualquier duda sobre cuándo, quién y con qué trabajadores se va a realizar el desmontaje de la central” y la construcción del macroparque solar, pendiente de autorización por la próxima vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, que sacará a concurso los 1.100 megavatios (MW) de potencia de evacuación que dejará libre la térmica en junio.
“¡No habrá negocio! ¡No habrá transición energética, justa o no, si no la hay social y laboralmente! ¡No lo vamos a permitir!”, exclamaron.
Criticaron a Endesa por recolocar a sus trabajadores “a cientos de kilómetros de sus casas” y por “quitar sus derechos y conquistas a jubilados y viudas (tarifa eléctrica de empleado)”, y le recordaron que el Estado tiene instrumentos para subordinar sus centrales al interés general e incluso intervenirla. 
En este punto, recordaron al Gobierno de España y al de Aragón que tienen “la obligación moral y legal de velar por el interés de los trabajadores”, principio constitucional que “se debe materializar en una adjudicación responsable de los megavatios  de evacuación a proyectos que realmente estén a la altura de lo que exige una transición justa”, o incluso lanzarse a una “solución de gestión pública de la producción de energía si estos proyectos no se dan en el tiempo y el compromiso necesarios”. A estas alturas del discurso, muchos entendieron por qué los empresarios habían preferido no promover activamente la convocatoria.

Compromiso a 1 de julio
El manifiesto continuó exigiendo que “nadie más se quede atrás” y que la transición se dé “el 1 de julio, ni un minuto más” tarde. “Debe incluir hasta el último trabajador recolocado lejos de nuestro territorio, a todos y todas las despedidas de todas y cada una de las subcontratas que, desde que empezó lo que han llamado transición y se va a culminar como traición, se han tenido que marchar de nuestros pueblos en busca de un futuro para sus familias”. 
Por último, los convocantes rechazaron la campaña de “grandes titulares pagados a golpe de talonario”, en referencia al anuncio, realizado por Endesa en la Cumbre del Clima, de acometer 1.427 millones de inversión para implantar 1.725 MW en la zona y crear 140 puestos de trabajo fijos a partir de 2026 y hasta 800 durante la construcción y el desmantelamiento de la central térmica, y exigieron “un compromiso firmado y asegurado para el 1 de julio que cumpla al 100% con el territorio”.
Tras la lectura del manifiesto, el trabajador de Atadi Juan Francisco Nevado lanzó una arenga para continuar luchando por vivir dignamente en Andorra. 
Fue el colofón a una manifestación que encabezó la pancarta de los organizadores, que incluía sus logotipos y el lema “Transición o traición. Andorra-Sierra de Arcos por la defensa del empleo”.
Seguían los pensionistas de CCOO Aragón, concienciados con la lucha de las nuevas generaciones. Tras ellos, la pancarta “Queremos elegir donde vivir” que, como ya sucediera el 12 de enero de 2019, portaron los niños, en esta ocasión acompañados por sus madres. Una de ellas era Nati Pérez, que lleva 33 años limpiando oficinas y vestuarios en la central térmica y que ve su futuro y el de sus siete compañeras “muy negro”. Su empresa, Garnica, todavía no sabe cuándo prescindirá de ellas. “Nos hacemos a la idea de que iremos al paro, no hay otra”. Además, “estamos comprendidas en unas edades un poquito elevadas e imagino que nadie nos querrá coger”, lamentó visiblemente emocionada. Reclama una “transición justa” para ellas y para todos los trabajadores porque “hace un año ya de la primera movilización que hicimos y aquí no se ha visto nada de nada”. 
Su lucha no es solo por ellas, sino sobre todo “por los críos, que quieren vivir en sus pueblos”. Ella nació en Andorra y allí quiere pasar el resto de sus días.
La Plataforma de las subcontratas llevaba la siguiente pancarta. El ayer portavoz del colectivo, Nicolás Bespín, lamentó que un año después del anuncio de cierre “no hay nada ahora mismo, estamos al límite” y para ellos no hay recolocaciones cuando “hemos sido parte de la producción de la central térmica, igual que los compañeros de Endesa”.
Seguirán “luchando porque no nos queda otra” y no descartó que haya otras movilizaciones  hasta que “se firmen los convenios y nos tengan en cuenta a las contratas”. En este sentido, se mostró escéptico con el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, si bien “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
La gran pancarta de la coordinadora ciudadana Teruel Existe, que ayer volvía a las calles tras acaparar todos los focos como agrupación de electores en el Congreso de los Diputados, cerraba la manifestación portada, entre otros, por el diputado Tomás Guitarte.