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Una lección de arrojo para ayudar a tres valientes perros que cayeron a un barranco Una lección de arrojo para ayudar a tres valientes perros que cayeron a un barranco
Los escaladores Sergio Bolos (izda.) y Andrés Nuez, con José Oliveros y los dos podencos rescatados del fondo del barranco Las Callejas de Ejulve

Una lección de arrojo para ayudar a tres valientes perros que cayeron a un barranco

El dueño de la jauría de caza pidió ayuda en Facebooik y dos escaladores realizaron el rescate
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Cruz Aguilar

A veces los héroes llevan arnés y casco. Y si no que se lo digan a Rocky, Pita y Rufo, tres perros a los que el cielo se les abrió cuando vieron a Andrés Nuez y Sergio Bolos descender con una cuerda por el barranco de Las Callejas, en Ejulve, para rescatarlos. Pita y Rufo, de raza Podenco, participaban junto a Rocky, que es un Alano, en una cacería de jabalí en Molinos y salieron tras unas cabras que saltaron por un precipicio, ya en el término municipal de Ejulve. Ellos se tiraron detrás y quedaron atrapados en el fondo.
Su dueño, José Oliveros, Macario, intentó recuperarlos el mismo sábado por la tarde y descendió parte del barranco con una cuerda, pero no tenía material ni técnica y no pudo llegar. “Estuve a tres metros de ellos, pero la cuerda no daba más y había muchos metros de caída libre, además se hacía de noche, así que desistimos”, relató.  No es la primera vez que se ve obligado a practicar la escalada para recuperar a un miembro de su jauría, hace dos meses tuvo que sacar a la propia Pita de otro barranco. Es habitual, según apuntó, que los animales corran detrás de las cabras, que para desprenderse de ellos se lanzan por pendientes de las que ellas salen sin problema, pero que resultan una trampa, a veces mortal, para los perros, incapaces de trepar por paredes verticales. 

Trepadores cavernícolas
Cuando salió del barranco de Las Callejas sin sus animales se puso en contacto con algunos amigos que practican escalada, pero estaban todos de viaje. “Pedí ayuda en el grupo de Facebook de Trepadores Cavernícolas”, explicó, y en menos de una hora tenía el compromiso de dos miembros de este grupo de aficionados a la escalada y espeleología para realizar el rescate a primera hora de ayer domingo. El barranco está taponado por los derrumbes y la única forma de llegar a su base es haciendo rápel.
Pese a que ya había logrado ayuda para recuperar a sus animales, Oliveros apenas pegó ojo de pensar que sus perros estaban en el fondo de un barranco. A las 9 de la mañana los dos escaladores se presentaron puntuales a la cita y, tras atar con un nudo de seguridad la cuerda a una carrasca, descendieron hasta el primer saliente, a unos 15 metros de profundidad, donde estaban dos de los perros. Son animales entrenados para la caza pero “muy nobles”, recalca José Oliveros, que sabía con seguridad que no atacarían a sus salvadores. “Sí que pensé que, por el miedo, podían lanzarse de nuevo por el barranco porque estaban en el saliente de la cortada”, dice. El tercer perro cayó hasta el fondo del barranco y los escaladores siguieron rapelando hasta llegar a él para sacarlo atado con un arnés como a sus compañeros. 
Los animales se encontraban “exhaustos”, comenta Andrés Nuez, el escalador alcorisano que acudió a rescatarlos junto a Sergio Bolos, afincado en Castellote, y no pusieron problemas para que les colocaran el arnés canino que sirvió para elevarlos desde el fondo del barranco. “Habían estado toda la noche luchando por salir y se han dejado atar”, comentó Nuez. 
Es la primera vez que los Trepadores Cavernícolas, que aglutina socios de la zona de Alcorisa, Molinos y Castellote, participa en un rescate canino, aunque Andrés Nuez comentó que alguna vez si les han pedido ayuda para recuperar drones de los Órganos de Montoro.
Oliveros argumentó que los tres perros son veteranos cazadores y tienen mucho monte recorrido bajo sus patas, pero el instinto les hace perseguir hasta las últimas consecuencias a sus presas. El sábado buscaban jabalíes –al final cazaron una decena– en el límite entre los términos municipales de Molinos y Ejulve, pero unas cabras se cruzaron en su camino y las persiguieron hasta caer al barranco de Las Callejas. “Un perro por sí solo no se mete ahí, porque no tienen problemas en bajar, pero luego no pueden subir, se quedan colgados”, apuntó.
Cuando salieron a la superficie, los perros estaban muy contentos, aunque les temblaban las piernas del miedo que habían pasado al estar toda la noche en el fondo del precipicio. “Son muy fuertes, les dimos comida y agua y ya están bien, no tenían nada roto”, apostilló.