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Ochocientos turolenses se dan un baño cinematográfico con Javier Sierra Ochocientos turolenses se dan un baño cinematográfico con Javier Sierra
Una señora aprovechó para hacerse una autofoto junto a Javier Sierra

Ochocientos turolenses se dan un baño cinematográfico con Javier Sierra

El Teatro Marín acogió el martes la grabación de la última secuencia de la serie ‘Otros mundos’
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“¿Qué es todo este humo? ¿Es que se podía fumar en el cine?”. Lo preguntaba este martes una adolescente con falda plisada de cuadros, gafas de pasta –de la antigua, no de la hipster– y pinta de fan de Nacha Pop, de quienes probablemente no habrá oído hablar en su vida. El Teatro Marín, gracias a la magia del cine, regresó a diciembre de 1982 cuando se estrenó en Teruel ET, el extraterrestre. Y 800 turolenses participaron en esa fiesta.

Un equipo formado por treinta y nueve personas dirigidas por Alfonso Cortés Cavanillas y el escritor turolenses Javier Sierra, un importante despliegue de expertos en iluminación y sonido, una cablecam que se desplazaba por un cable de 27 metros, y un elenco de actores fuera de lo común, entre los que destacaron los niños Martín y Sofía Sierra, arropados por nada menos que 800 extras turolenses, se congregaron en el Teatro Marín dar vida a esos 115 minutos, los de la proyección de una película de Spielberg que marcaron a toda una generación.

La escena se grabó durante algo más de dos horas, y pertenecerá a la ultima secuencias que podrá verse en el cuarto y último capítulo de la segunda temporada de la serie Otros mundos, escrita por Javier Sierra y que Canal #0 de Movistar+ tiene previsto estrena el 9 de marzo.

A uno podrá gustarle más o menos la ufología o los asuntos esotéricos, pero lo que no es ningún enigma es la capacidad de convocatoria que tiene Javier Sierra. Hace una semana anunció que necesitaba extras para rodar la escena en el Teatro Marín y en pocos días se agotaron las 800 invitaciones, con personas de todas las edades y condiciones que no quisieron perderse la posibilidad de ver un rodaje de televisión por dentro y, qué caramba, con un poco de suerte salir en la tele. 

Muchos de los que acudieron aprovecharon para saludar a Javier Sierra, algunos por ser viejos conocidos, otros por ser admiradores de su literatura y otros, sencillamente, por estar orgullosos de compartir paisanaje con uno de los escritores españoles de más éxito en el panorama internacional. 

Todas las invitaciones estaban numeradas en platea, palcos y patio de butacas, para que cada cual supiera dónde debía sentarse y fuera más sencillo organizar a los espectadores que llenaron el teatro. Pero los que acudieron con hombreras, cardados y pinta ochentera tuvieron premio porque el personal de vestuario fue seleccionándoles y enviándolos a maquillaje, donde por cierto colaboraron alumnos del IES Segundo Chomón, de la FP de peluquería y Maquillaje. 

Estos afortunados fueron conducidos al gallinero, donde estaba el paso restringido por cuestiones de seguridad, pero donde se grabó la parte de la secuencia más importante, aquella en la que el plano se va centrando en un joven Javier Sierra de ocho años que, seguramente –esto solo lo sabe él y su quipo– derramó alguna lágrima cuando ET nos abandonó para volver a su planeta. 

La secuencia que dará fin a la segunda temporada de Otros mundos consistió en un plano secuencia con una cablecam similar a la que utiliza en grandes eventos deportivos, que recorría un cable de 27 metros desde la pantalla del cine hasta el gallinero superior. 

Allí estaban Javier Sierra, que interpreta a su padre en la ficción de Otros Mundos, y Sofía Sierra, su hermana en la realidad y Sara, una amiga del joven Javier, en la ficción. Un papel por cierto que no tiene una correspondencia real con ninguna chica que le acompañara a ver ET al cine en 1982, “sino que es un personaje contruido con una mezcla de recuerdos”, según el propio Javier Sierra.

Como explicó el escritor, la escena final de la segunda temporada de la serie de televisión que mezcla sus inicios como investigador en Teruel con algunos de los enigmas históricos que más le han interesado, “evoca un momento de mi vida que fue esencia, y que me marcó y estoy seguro que marcó también a mucha gente. Una película que no olvidamos y que nos hizo llorar mucho”. 

La escena en la que la cablecam ascendía por el cable de 27 metros, que duraba unos cuarenta segundos, se grabó en cinco tomas, y entre toma y toma Javier Sierra fue desgranando alguna de las anécdotas de la serie de Otros Mundos

Y cuando terminó el rodaje el equipo obsequió a todos los colaboradores turolenses con la proyección de un capítulo especial de Otros mundos, con una recopilación de las escenas de la primera temporada que se rodaron en Teruel. En ellas se recrea la ciudad durante los años 80, en la que el ganador del Premio Planeta 2017 vivió su infancia. 

Estreno mundial en Teruel

Además Sierra anunció que, en deferencia a la respuesta por parte de sus convecinos que acudieron al teatro, y también en agradecimiento al título de Hijo Predilecto que le otorgó el Ayuntamiento de Teruel en septiembre de 2018, el estreno internacional de la segunda temporada de la serie tendrá lugar en la ciudad mudéjar, antes del 9 de marzo, que es cuando está previsto que Movistar+ la emita a través del Canal #0.

Antes de eso todavía queda mucho trabajo por hacer. Las cerca de 40 personas del equipo todavía estarán hasta el viernes por Teruel, donde se grabarán las últimas tomas, en emplazamientos como las aulas y los patios del Colegio Las Viñas, en la Torre del Salvador y frente a la Biblioteca Pública de Teruel, uno de los puntos de referencia en la trayectoria de Javier Sierra y que hoy lleva su nombre. Durante los últimos meses ya han tenido lugar numerosos rodajes en lugares como Estados Unidos, Italia y Rusia.

Por cierto, aunque no queramos acordarnos porque da un poco de vergüenza, en 1982 se podía fumar en el cine, aunque solo en las zonas autorizadas para ello, igual que en la parte de atrás de los autobuses de línea. No fue hasta 1988 cuando se prohibió totalmente fumar en cines y teatros. Pero el humo que la chica vio al traspasar el umbral del Marín y meterse en 1982 no imitaba al tabaco, sino que creaba una atmósfera bucólico y viejuno. Mentirijillas del cine.

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