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“Esa persona es bipolar” “Esa persona es bipolar”

“Esa persona es bipolar”

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Grupo Psicara

Por Araceli Cruz Martínez

Bienvenido al Rincón de la Psicología. Un espacio donde todos los miércoles, los psicólogos y psicólogas de PSICARA (Psicología Aragonesa en Acción) abordamos curiosidades relacionadas con la psicología. Esta semana, hablaremos del trastorno bipolar y con ello, sobre el problema de utilizar mal los términos referidos a problemas de salud mental. 

¿Cuántas veces hemos dicho o pensado “esta persona es bipolar” cuando alguien ha cambiado de humor o emoción relativamente rápido? Probablemente varias. O seguro que alguna vez lo hemos escuchado. Por eso, es importante saber qué es en realidad el trastorno bipolar y cuántas veces nos hemos equivocado (probablemente debido al desconocimiento) al acusar a alguien de serlo.

Para considerar a una persona bipolar, son necesarios unos criterios diagnósticos  de los que hablaremos de forma muy resumida. Antes de nada, para comprender este trastorno es necesario que conozcamos lo que es una fase de manía y una fase de depresión mayor. A grandes rasgos, la fase de manía consiste en una fase en la que el ánimo de la persona está alterado, se muestra elevado, irritable y expansivo, así como su energía. Algunos de los síntomas o comportamientos que podemos encontrar en esta fase son: aumento de la autoestima, sentimiento de superioridad, disminución de la necesidad de dormir, más habla de lo normal, facilidad de distracción… pudiendo llegar a participar en actividades con consecuencias dolorosas, como inversiones o apuestas de dinero imprudentes o compras desenfrenadas. Esta fase de manía tiene que estar presente durante un largo período de tiempo, de forma diaria. Esta alteración es lo suficientemente grave como para que afecte al funcionamiento social o laboral normal de la persona, pudiendo llegar a la hospitalización.  Por otro lado, la fase de depresión mayor se caracteriza por  un estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o placer. Algunos de los síntomas o comportamientos que podemos encontrar en esta fase son: sentimientos de vacío y tristeza la mayor parte del día, casi todos los días; pérdida de interés por cosas o actividades que antes sí tenía, disminución o aumento de peso, insomnio o hipersonmia (necesidad extrema de dormir por el día, aunque haya dormido muchas horas durante la noche), conducta agitada o retardada, sentimientos de inutilidad, pensamientos de muerte o suicidio… Estos síntomas también interfieren en el funcionamiento laboral y social normal y tienen que estar presentes durante un largo período de tiempo.

Siendo ya conocedores de esto, iremos al grano. El trastorno bipolar es un trastorno mental caracterizado por episodios de manía o hipomanía y de depresión. Podemos diferenciar dos tipos: trastorno bipolar tipo I y trastorno bipolar tipo II. El trastorno bipolar tipo I se caracteriza por una presencia de manía sí o sí, pudiendo existir antes o después de ésta una fase de depresión o hipomanía (estado similar a la manía pero no tan extremo), pero éstas últimas no son necesarias. Mientras que para el trastorno bipolar tipo II es necesario la presencia de un estado de hipomanía (sin llegar a manía) actual o pasado, y un estado de depresión mayor actual o pasado, es decir, ambos estados han tenido que estar presentes sí o sí. 

Toda esta información ha sido extraída del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales), por tanto, si se necesita o quiere una información más extendida y detallada, podrás encontrarla ahí.

Teniendo en cuenta todo lo aprendido. ¿Somos capaces de detectar todas las veces que hemos podido estar equivocados? Probablemente lo que creíamos o pensábamos esté muy lejos de lo que en realidad es un trastorno bipolar.  Ya hemos visto que estas actitudes o comportamiento por el que llamamos a una persona “bipolar” en un momento dado, tienen que estar presentes mucho más tiempo y de forma constante. Es importante que seamos conscientes de lo “peligroso” que es usar el término de estar “bipolar”, ya que acaba utilizándose de forma incorrecta y puede acabar estigmatizándose. También es importante añadir, que todos estos síntomas no tienen que estar causados por el consumo de una sustancia (alcohol, medicación, drogas…). Llegados a este punto, el lector debe  reconocer que aunque tenga esta información, no es especialista y sólo sabe algo de información de lo mucho que forma parte e integra el trastorno bipolar. Por tanto, este diagnóstico siempre tiene que estar dado por parte de un profesional especializado, y nunca darlo por hecho. 

Y a partir de ahora, ¿pensaremos dos veces antes de hacer esa acusación que tan automatizada tenemos? ¿Cómo se puede sentir una persona que realmente esté diagnosticada de trastorno bipolar?