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El molino de viento harinero de Ojos Negros, en el cerro de San Gregorio, con las cuatro aspas vestidas. Paco García

El viento regañón hace girar de nuevo las aspas del molino de Ojos Negros

La Asociación de Molineros Manchegos ayuda a los vecinos a ponerlo en marcha
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Las velas del molino de viento harinero de Ojos Negros, ubicado en el cerro de San Gregorio, volvieron a girar este sábado gracias al viento del noroeste, el llamado regañón, y al arduo trabajo para ponerlo en marcha llevado a cabo por los vecinos siguiendo las indicaciones de varios miembros de la Asociación de Molineros Manchegos.

El Ayuntamiento de Ojos Negros se ha propuesto recuperar la actividad de este molino de titularidad municipal, que fue reconstruido hace 20 años, con el objetivo de sostenerlo como uno de los emblemas de la localidad y de celebrar anualmente el Día de la Molienda.

El molino de viento de Ojos Negros se encontraba en desuso desde hacía al menos 4 siglos cuando en 1993 la corporación municipal se planteó reconstruirlo. En 1999 comenzaron los trabajos, que culminaron con su inauguración el 17 de agosto de 2000.

En los primeros años tras su reconstrucción, se llegaron a vender sacos de harina a otros molinos de viento de Castilla La Mancha pero después la instalación cayó nuevamente en desuso. Además, fue objeto de un acto vandálico que provocó que se tronchara el palo de gobierno –el mástil de madera que va desde el techo del molino hasta el suelo y que sirve para hacer girar la caperuza y orientar las aspas– y que se levantara el tejado.

Hace 4 años, el Ayuntamiento retomó las reparaciones. Para ello, se puso en contacto con la Asociación de Molineros Manchegos de Campo de Criptana, en Ciudad Real. Su presidente y maestro artesano carpintero molinero, Vicente Casero, se encargó de reparar el palo de gobierno, la cubierta y el eje de las aspas.

Casero volvió este sábado junto al secretario de la asociación, Julio Ramírez, a ponerlo en marcha y a enseñar a los vecinos cómo hacerlo, especialmente al carpintero afincado en Valencia Pablo García Villén. El concejal del Ayuntamiento de Ojos Negros Gerardo Sanz, que también formaba parte de la corporación en 2000, indicó que él era el más apropiado dado que estaba capacitado para realizar nuevas reparaciones en caso necesario.

El alcalde de Ojos Negros, Roberto Sanz, indicó que querían conocer su funcionamiento “porque el molino es un emblema para el pueblo, dado que no hay otro en estas condiciones en Aragón”. “Su presencia nos diferencia del resto y por eso lo hemos hecho muy nuestro”, añadió. Además, quieren utilizar periódicamente este mecanismo para evitar su deterioro. 

De esta forma, pretenden instaurar el Día de la Molienda en el calendario de festividades de la localidad. Está previsto realizarlo a finales de verano y, además de moler trigo ecológico de la variedad Aragón 03 producido en el terreno y hacer pan, quieren complementarlo con la organización de una pequeña feria de artesanía y productos de la zona.

Preparativos

Casero y Ramírez, asistidos por los vecinos de Ojos Negros, emplearon varias horas en la puesta a punto de todos los componentes de este molino harinero, que cuenta con 12 ventanas en la parte superior de la base para conocer la dirección del viento (cierzo, alano, calamochino, solano, castellano, sesentón…). El del sábado era el regañón, nombre dado en Teruel al proveniente del noreste y del que la sabiduría popular dice: “Aire regañón, ni agua ni sol”.

Entre otras tareas, hubo que mover el tejado móvil o caperuza mediante el palo de gobierno para orientar las aspas antes de vestirlas con las velas o lienzos. 

En el interior, hubo que equilibrar y engrasar todos los engranajes ubicados en la segunda planta que posibilitan el movimiento de la rueda volandera sobre la solera (ésta fija sobre una bancada de obra) para moler el grano. Entre otros elementos, está el eje principal apoyado en las piedras bóllega y de rebote, la rueda dentada catalina o la linterna atravesada por el barrón.

El molino de Ojos Negros es uno de los pocos que cuenta con dos puertas. Además, en la primera planta, que era la destinada a vivienda del molinero, hay una ventana que esconde una pequeña canal por la que se desviaba parte de la harina y que contribuía a mejorar la maquila, es decir, la parte que se le daba en pago por la molienda.

Mientras dirigían los trabajos, los miembros de la Asociación de Molineros Manchegos explicaron estas y otras curiosidades a los vecinos que se acercaron al cerro de San Gregorio. 

Esta asociación manchega ha catalogado medio centenar de molinos, de los que tan solo 9 cuentan con la maquinaria original. 

“Entre los años 70 y 90, cesó la actividad en ellos y quedaron expuestos al expolio. En muchos casos, los propietarios vendieron la maquinaria”, indicó Julio Ramírez. Para entonces, esta tecnología impulsada en España por Carlos V en el siglo XVI para que se pudiera moler el grano en las zonas productoras que no contaban con molinos de agua había quedado obsoleta.

En la actualidad, la asociación gestiona tres molinos de viento harineros: el del Tío Zacarías en Los Yébenes, el de La Unión en Camuñas y el Pechuga en El Romeral. Habitualmente, los ponen en marcha una vez al mes y también en determinadas festividades o con motivo de visitas institucionales. 

Además, Vicente Casero ha construido el último molino en España, ubicado en la finca La Jaraba de Villarrobledo, en Albacete.