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Curar la histeria Curar la histeria

Curar la histeria

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Juan Corellano

Se ha registrado de manera oficial el segundo caso de coronavirus en España. Me pregunto cuánto tiempo nos costará encontrar la cura. No solo para la enfermedad, sino también para frenar la histeria colectiva que este tipo de virus desata y propaga de manera endémica.

Vaya por delante que la seriedad y gravedad del contagio no están en entredicho, pues más de ochocientos muertos y cerca de cuarenta mil afectados en China resultan una prueba suficiente. Sin embargo, la relevancia mediática y social que ha ganado el coronavirus parece algo desmesurada para una enfermedad que, a día de hoy, registra tasas de mortalidad inferiores a la gripe. 

Sin duda alguna, medios y periodistas tenemos mucho que ver con todo esto. Si bien es parte de nuestro trabajo el dar la voz de alarma en situaciones de peligro, no parece lo más conveniente andar inflando la alerta con cada sospecha o posible caso de contagio en nuestro suelo que finalmente acaba siendo descartado. Además de la sobreinformación, también es importante saber a quién dar vela en este entierro. Espejo Público, programa capaz de entrevistar a Charles Manson para conocer su versión de los hechos, puso un micrófono delante a Pedro Cavadas, que aclaraba en el primer segundo de la entrevista: “No soy experto en epidemiología”. 

Lejos de descartar la entrevista, el programa matinal dio coba a Cavadas hasta que este comenzó a lanzar, en calidad de no experto en la materia, hipótesis y dudas sin base o prueba sobre la falta de transparencia de China con respecto al virus. En una atrevida adaptación del ‘yo tengo amigos gais’, el doctor aclaró definitivamente su autoridad para hablar del coronavirus: “Mis dos hijas son chinas con lo cual me puedo permitir hablar de China”. 

Entre toda esta nube de desinformación también hay españoles de bien flipando con que el virus pudo llegar por comer pandolín o sopa de murciélago. Porque los caracoles y los percebes ya los dejamos para otro día. Y lo peor de todo, ha tenido que salir la población china a aclarar que ellos no son un virus. No obstante, si hay una cura que ya está inventada es la de la ignorancia y el racismo. Simplemente hay que leer un poco.