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Los alumnos del taller de empleo de Atadi en Alcañiz recogen sus diplomas Los alumnos del taller de empleo de Atadi en Alcañiz recogen sus diplomas
Los alumnos-trabajadores, junto a los docentes y autoridades, en el umbráculo del vivero de Atadi en Alcañiz. M. N.

Los alumnos del taller de empleo de Atadi en Alcañiz recogen sus diplomas

‘Cultivando primaveras de inserción’ finaliza con “éxito absoluto”
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Los ocho alumnos-trabajadores del taller de empleo de Atadi en Alcañiz, Cultivando primaveras de inserción, recibieron los diplomas que les capacitan para ser auxiliares de jardinería y competir por un puesto de trabajo en igualdad de condiciones.

Esta ambiciosa acción formativa, proyectada por Atadi y financiada por el Inaem, comenzó el 13 de febrero de 2019 y concluirá mañana. Un año completo que ocho personas con discapacidad intelectual han aprovechado al máximo. En total, han recibido 1.920 horas de formación teórica y práctica que han permitido que seis de ellos obtengan el certificado completo de profesionalidad de nivel 1 que les capacita para realizar actividades auxiliares de mantenimiento de jardines, parques y zonas verdes, así como de producción y mantenimiento de plantas en viveros y centros de jardinería.

El taller ha incluido una formación sobre aplicación de productos fitosanitarios (nivel cualificado) y otra de manejo de maquinaria de jardinería. También han tratado las materias transversales de todos los talleres de empleo, como son orientación laboral, emprendimiento, prevención de riesgos laborales, competencia digital e igualdad de género. De esta forma, amplían sus posibilidades de inserción laboral. El lunes recogieron sus diplomas en el acto de clausura del taller, con presencia de representantes del Inaem y de Atadi

El director administrativo de Atadi, José Antonio Mora, calificó de “éxito absoluto” la primera experiencia en talleres de empleo de la asociación. “Estamos encantados, la cosa ha salido bien. La clave ha estado en el equipo docente y hemos tenido bastante éxito con los alumnos trabajadores”, por lo que “han dejado el listón muy alto”. Mora no descarta volver a concurrir a otro taller de empleo en el futuro, aunque la entidad no ha participado en la última convocatoria “porque queríamos salir de este, valorar cómo ha ido y decidir si más adelante seguimos participando”.

El Inaem ha destinado 229.000 euros, que se suman a los 10.000 aportados por Atadi para pagar los salarios y los materiales necesarios.

“Es una financiación bastante importante y el fin, formar a gente, es importantísimo para nuestro colectivo”. 

“Sin duda alguna necesitamos” ese aporte “extra” para que la inserción laboral sea un éxito”, subrayó Mora, quien deseó a los participantes “muchísima suerte” y que encuentren “un empleo lo más rápido posible”.

Distintas capacidades

La directora provincial del Inaem en Teruel, Patricia Utrillas, destacó que los proyectos de talleres de empleo habitualmente se presentan para alumnado en general, mientras que este venía predeterminado a alumnos con discapacidad, lo cual “nos pareció muy ilusionante” y “con futuro para los alumnos”.

Utrillas puso en valor la oportunidad de obtener un certificado de profesionalidad que permite a estas personas cualificarse para un puesto de trabajo y “trabajar la práctica muy bien, con mucho tiempo de experiencia y con formación complementaria”. Calificó a Atadi como “referente en la provincia como asociación preocupada por este colectivo”, que ahora ha dado la oportunidad de formar a estas personas.

La directora del taller, Esther Lorente, explicó que también han creado una modesta página web a la que se puede acceder desde www.atadi.org.

De los diez alumnos que se inscribieron, apuntó Lorente, terminaron la formación ocho porque dos se dieron de baja voluntaria. Aún así, tienen certificados de profesionalidad parciales, así como otros dos de los que han completado el curso. 

Umbráculo comercial

Entre las tareas realizadas se encuentra la rehabilitación de un umbráculo, un artilugio que viene a hacer las funciones del invernadero, pero con sombra. Deja pasar el aire, pero resguarda las plantas de la fuerza del sol.

“Era una vieja estructura que estaba en desuso y muy deteriorada, a la que se le ha querido dar una vuelta para tener una infraestructura novedosa, que llame la atención y que sirva de soporte” a Atadi “para volver a abrirse campo comercial en el vivero”, explicó la directora.

Lorente explicó que “la gran dificultad” del taller de empleo ha sido “adaptar cada puesto de trabajo a cada persona”, pues “no todo el mundo tiene la misma discapacidad o incapacidad”, por lo que ha sido “complejo que todo el mundo realizara un mínimo en todas las actividades”.

La docente del módulo de jardinería, Vanesa Fernández, aseguró que los chicos han sido “muy voluntariosos, con muchas ganas de trabajar”. No tenían demasiada idea de jardinería al inicio pero “le han puesto mucha ilusión”.

Uno de ellos, Javier Benavente, valoró el “trabajo en equipo”, pues “todos nos llevamos muy bien y ha sido muy divertido”.

“Se ha pasado el tiempo volando, ojalá hubiera otro curso como este”, reclamó, pues particularmente cree que necesita “un poco más de práctica”. Él tiene huerto, por lo que lo aprendido también le servirá a nivel doméstico. “Hemos estado con la práctica, la teórica. Hemos arreglado las espalderas y hecho cosas de vivero, como esquejes y semillas”, explicó.