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Víctor Guíu, escritor: “Al hablar de lo rural siempre sale la palabra despoblación al lado y no tiene porqué ser así” Víctor Guíu, escritor: “Al hablar de lo rural siempre sale la palabra despoblación al lado y no tiene porqué ser así”
Víctor Guíu con su ensayo sobre despoblación. Juan Carlos Lasala

Víctor Guíu, escritor: “Al hablar de lo rural siempre sale la palabra despoblación al lado y no tiene porqué ser así”

Presenta este miércoles su libro a las 19:30 horas en la Librería Senda de la capital turolense
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Cruz Aguilar

Los habitantes de Teruel están hartos de tanto hablar de la despoblación y Víctor Guíu lo sabe bien. Tan bien que ha subtitulado su libro, Lo rural ha muerto, viva lo rural, como Otro puñetero libro sobre la despoblación. Y es verdad que el tema está muy manido, pero él lo aborda con una división diferente porque, para empezar, es la de alguien que ha pasado gran parte de su vida en un pueblo, Híjar. Otro aspecto importante es la fina ironía con la que está tejido todo el libro, que ha sido editado y distribuido por la editorial turolense Dobleuve Comunicación. El libro se presentará este miércoles a  las 19:30 horas en la Librería Senda de la capital turolense.

-Ha escrito Otro puñetero libro sobre la despoblación, ¿no cree que ya estamos saturados?

-De hecho lo he escrito precisamente por eso y el subtítulo está puesto a conciencia, dada la saturación de cosas relacionadas con la despoblación quería dar una muestra de otra forma de ver las cosas y sugerir cosas que, habitualmente, no se piensan cuando se habla de despoblación. Siempre se habla con un tono victimista, desde la inferioridad y se da un punto de vista desde una visión con la que yo, y otra gente, no estamos de acuerdo.

-Es una especie de diario en el que entrelaza historias de muchos pueblos y las adereza con mucha poesía, ¿no es así?

-Sí, el hilo conductor es una persona que habla con sus alumnos y eso le sirve de excusa para entrelazar todas las historias. Es un punto de vista irónico porque con toda la historia de la despoblación todo es tan serio y melodramático que hay que darle otro punto de vista. Son situaciones que todos en los pueblos hemos vivido, un libro sobre la despoblación pero quitándole ese poso de academicismo y melancolía que gira en torno a la despoblación. Cuando hablas de lo rural siempre sale la palabra despoblación al lado y no tiene que ser así.

- Es crítico con esa visión idealizada del medio rural en la literatura pero, ¿no cree que es mejor que la otra existente, que es el paisaje de ruina?

- Sí, pero es que cuando se muestra el paisaje como ruina no deja de ser una metáfora literaria que todos nos terminamos creyendo. La despoblación en Aragón se canta, todos los grupos de rock hablan de despoblación y vacío, como metáfora literaria funciona tan bien que al final nos lo hemos creído todos y casi lo potenciamos. Ahí es donde enlazo con los híbridos, la gente ahora somos de pueblo o somos gente globalizada que vive en un sitio con menos gente que en la ciudades.

-Habla de que vivimos desde hace más de un siglo en una fakenew, ¿qué quiere decir con esto?

-Parece que hemos inventando ahora las nuevas realidades basadas en mentiras o medias verdades y si te fijas en la visión del medio rural como un eterno despoblado, algo melancólico, piensan que pobrecicos... o cuando hablan de países ruralizados siempre, incluso en la disciplina de Geografía e Historia, se habla de subdesarrollo. En toda la narrativa de occidente lo rural siempre ha estado supeditado a lo urbano. El otro día veía una película y siempre se repite la misma idea de que el personaje vivía en el pueblo y tuvo que salir de ahí para ser alguien, es algo que hemos interiorizado y la tendencia con los jóvenes sigue siendo la misma.

-En el capítulo La tierra no se vende explica la diferencia de actitud frente a la tierra de un anciano que tiene arraigo a sus fincas y la gente más joven, que busca el beneficio rápido. Acabas de leerlo y te deja con la sensación de que hagas lo que hagas está mal, ¿busca remover conciencias con su libro?

- La busco, a veces intento no posicionarme demasiado, algo imposible porque es un libro personal, escrito de forma literaria, sin vender . Es el capítulo que mas me gusta, creo que es la madre del cordero, cuando hablas de arraigo, de sacrificarse porque algo se mantenga. La despoblación es un hecho cultural, relacionado con la narrativa liberal, economicista y entonces se produce ese choque de  apreciar la tierra por lo que es y lo que supone de generaciones y generaciones que la trabajaron, que la compraron y la pudieron poner en labor. Deshacernos de todo que no tenga una plusvalía, deshacernos de todo, si no sabemos luchar contra eso, podremos hacer lo que queramos pero estaremos construyendo un medio rural totalmente distinto que quizá es lo que estamos haciendo ahora.

-“Se quedó a vivir en la masía, cerca del cielo y de Dios y lejos de casi todo lo demás”. Es narrativa pero es pura poesía…

- Puede interpretarse de muchísimas formas esa frase, cada uno a su manera, pero realmente hoy en día tenemos los medios, infraestructura y tecnología, para estar lejos de todo y estar cerca y, sin embargo, el pensamiento general sigue siendo el mismo. Se habla de experiencias de éxito de repoblación pero siguen siendo tan pocas… Pretende dar valor a lo que no estamos dando ahora, solo se puede luchar contra la narrativa economicista aprovechando esos nuevos valores para revalorizar lo que se tiene. La solución es tan fácil como querer quedarse a vivir en un sitio, y tan difícil a la vez.

- ¿Qué es la globalimbecilización?

- Es perder el norte y el sentido común completamente. Solo hace falta darte una vuelta por las redes y ver la cantidad de gilipolleces en que nos vemos envueltos todos en cualquier aspecto de la vida y de la ideología. Es un término muy relacionado con las redes sociales, cuando solo hablas con gente que piensa como tú y que se cree tus mismas chorradas. Podríamos hablar de los veganos, de tema de género, la lengua, la derecha, la izquierda... En la educación pasa lo mismo, se está perdiendo el norte completamente, cuando te posicionas en lo que tú crees que es el sentido común los dos extremos te tildan de algo. La gente que quiere seguir en el sentido común acaba sola y callada.

-Habla de una encuesta pasada a sus alumnos en la que respondieron que querían vivir en la ciudad para ir al centro comercial. Esto dice muy poco de la educación que estamos dando a nuestros hijos, ¿no cree?

-Sí, sobre todo en las familias, el consumo está llegando a unos extremos de idiotez absoluta. Lo que ofrece la sociedad, la familia... los críos ahora lo tienen todo, antes tenían que administrar, ahora todos los días tienen algo... Al final es el consumo el que nos mueve, hemos cambiado paradigmas y sentimientos y prevalece el consumo por encima de todas las cosas y esto lo hemos ayudado a construir entre todos.

-Relata muy bien la vida en los pueblos y las reacciones ante los nuevos pobladores. Dice cosas que igual no nos gusta oír pero que son la realidad pura, ¿no es así?

- De lo que se trata es de hacer reflexionar, intento no ponerme en situación, no a favor de una cosa u otra, resulta que nos hemos vuelto todos tan políticamente correctos que no se pueden decir ni debatir según qué cosas, pero luego vas a cualquier sitio como bar o panadería y se hablan. Resulta que construimos relatos y realidades que no son del todo ciertas, porque lo que quedará será lo que tengamos escrito y hay cosas que hay que discutirlas o hablarlas y luego, ojo, hay veces que si construimos una cosa o apostamos por una solución estamos destruyendo lo que hay. Si se impone, se hará, pero que sepamos que estamos construyendo otra cosa.

-Dice que cualquier chiste puede tocar la fibra sensible y posicionarte como enemigo o amigo, ¿cómo cree que le sitúa este libro a usted entre los que aún viven en el medio rural?

-Dependiendo de quién me lea y cómo se lo quieran tomar. Lo he escrito de la forma más irónica para que la gente nos podamos reír de nosotros mismos. Hablo mucho del desarrollo rural, que sabe Dios lo que es, y en muchos comentarios tiro piedras sobre mi propio tejado, yo he hecho cosas de esas relacionadas con el desarrollo rural. Intento reírme e ironizar sobre mí mismo, espero que aquellas personas que se pueden sentir aludidas no se sientan heridas y se lo tomen con ironía.

-Y entre los nuevos pobladores o pobladores en potencia, ¿cómo está cayendo el libro?

-No lo sé si es un manual, dentro de 10 ó 20 años veremos quién queda en los pueblos y como recibirán esta obra. Los pueblos han cambiado mucho, las relaciones, las formas... el libro ni es un manual ni un ensayo al uso, es una reflexión que quiere sugerir cosas, escrito de la mejor manera posible para que se traten cosas relacionadas con el medio rural. Está también hecho para provocar, pero es una provocación sana, no va a por nadie ni contra nadie. Al final vivir en un pueblo es una elección libre.

-Habla del desarrollo rural ligado a la cultura de la subvención, ¿quizás por eso no funciona?

-Podría ser, el problema es que se han perdido ciertos valores de colectividad, parece que estemos dependiendo muchas veces del dinero. Hay proyectos que funcionaron en el medio rural y cuando se cortaron los fondos se han ido al traste. Desde el medio urbano nos ven como gente subvencionada, cuando ellos también tienen muchas ayudas. Tenemos que recuperar las cosas buenas y propias.

-Compara la vida de dos cuñadas, una en el pueblo, donde hace de todo, y otra en la ciudad, donde tiene de todo y no hace nada. Esto está un poco idealizado, ¿no cree?

-Por supuesto, pero he querido poner ese ejemplo porque invitaba a hacer reflexión a la gente del medio urbano que piensa que en el pueblo estamos como parados, ese ejemplo me venía al pelo para explicar que es una cuestión muy personal o del grupo de amigos que se crea. El discurso tradicional es que en el pueblo no se puede hacer de nada, o la vida tranquila que se relaciona con no hacer nada. El que vive en un pueblo y va a una fábrica no para en todo el día.

-¿Es más fácil tener ocio en los pueblos?

-Sí, al menos organizarse para hacer cosas, lo que pasa es que muchas veces el ocio en los pueblos te lo tienes que montar tú mismo, buscar a gente de otros pueblos. Hoy en día el ocio es bastante individualista.

- Una de las conclusiones a las que he llegado es que lo que hace difícil vivir en un pueblo es convencer a la familia.

- Es interesante el capítulo del enamoramiento porque claro, cuando tú quieres formar una familia, o todos tienen conexión con el pueblo o es muy complicado vivir ahí. Se unen tantos factores que es complicado, incluso hay gente que ya de mayor se va a la ciudad, a medida que se aumentan los factores y la familia o la gente que influye sobre ti hay más riesgo de que no vivas en el pueblo. Si ya es complicado que una persona del pueblo se quede en el pueblo… Ejemplos los hay, pero se necesitarían tantos ejemplos para contrarrestar a todos los que deciden no vivir en el pueblo.

- Habla de los agosteros, lo que no cambiarían su patria infantil por nada y que, sin embargo, tampoco dan el paso para vivir en el pueblo. El argumento es el trabajo, pero la realidad es otra, ¿no cree?

- Muchos de esos agosteros que buscan la excusa del trabajo es que deberían convencer a mucha gente para vivir en el pueblo. No se cubren ni las plazas de empleo cualificado en el medio rural, hay mucha gente con carrera trabajando en un almacén en Zaragoza. En ese discurso algo falla, lo que pasa es que es el discurso más socorrido.

.¿Hay motivos para la esperanza?

-Soy una persona que como poeta soy bastante escéptica y negativa en muchas cosas, pero de vez en cuando hay un hilo de esperanza. Que un chico que se ha criado con los móviles vaya tocando timbres por el pueblo es un motivo de esperanza, el problema es que esos pequeños motivos no son tantos como para revertir la situación. Con el discurso que hay en la sociedad, en la cultura y en los medios es más que complicado. Lo que quiero en mi vida no es sentirme cómplice de la situación. Yo voy a intentar por todos los medios que no pasen determinadas cosas, pero lo hago más por no sentirme cómplice que porque crea que no puede ir para atrás.

-Su libro lo acabó en 2018 y en una de las primeras páginas habla de que el día a día de los pueblos donde acaba la carretera no llenan titulares, en los últimos meses sí los han llenado.

-Sí, la verdad es que sí, ademas a lo largo del año, como han sido las elecciones y con Teruel Existe se ha puesto muy en canción la provincia, pero se pone siempre con los mismos titulares y los mismos argumentos, hablo a nivel general, creo que sigue vigente la visión negativa. En todo caso lo que le faltaría al libro el hecho de que a nivel político se haya puesto en boga otra vez la despoblación en la agenda política nacional.

- ¿Cómo cree que va a afectar la presencia de Teruel existe a esa vida en el medio rural?

- Todo lo que afecte será en positivo a nivel de que el medio rural tendrá una voz, pero yo soy de los que piensa que Teruel Existe sigue el mismo diagnóstico que sigue el resto ,que es el de las infraestructuras, cuando el diagnóstico a mi entender y al de los centros de estudio relacionados con el medio rural está en el hecho cultural de la despoblación. Con esto no quiero decir que no haya los servicios mínimos, pero ese no es el discurso para que la gente se quede o se vaya, se va porque tiene interiorizado el discurso triunfante de la ciudad.