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Vicente Casero: “La mejor forma de mantener el molino de viento de Ojos Negros es hacerlo funcionar” Vicente Casero: “La mejor forma de mantener el molino de viento de Ojos Negros es hacerlo funcionar”
El maestro artesano carpintero molinero Vicente Casero, junto a una de las aspas del molino de viento de Ojos Negros

Vicente Casero: “La mejor forma de mantener el molino de viento de Ojos Negros es hacerlo funcionar”

El carpintero molinero manchego encargado de la reparación recomienda establecer un calendario de moliendas
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Vicente Casero es el único maestro artesano de carpintería molinera reconocido por la Junta de Castilla La Mancha y uno de los pocos especialistas en restauración de molinos. El Ayuntamiento de Ojos Negros contactó hace cuatro años con su taller, ubicado en Campo de Criptana para encomendarle la reparación del molino de viento harinero de la localidad, que había sido reconstruido en 2000 pero que estaba dañado por el paso del tiempo, la inactividad y los actos vandálicos. 

El pasado sábado, acompañado de otros miembros de la Asociación de Molineros Manchegos que preside, regresó al cerro de San Gregorio de Ojos Negros para repasar todos los engranajes antes de ponerlo en marcha a la vez que enseñaba a los vecinos a hacerlo sin su ayuda.

-¿Cómo llegó a sus manos el molino de Ojos Negros?

-Fue la anterior alcaldesa, Esther Ibáñez, quien se puso en contacto conmigo. El Ayuntamiento quería repararlo y hubo que hacerlo por fases por motivos económicos: primero fueron el eje principal y la cubierta, y después las cuatro aspas y el palo de gobierno, que pusimos a finales de diciembre de 2018. Desde entonces, no se había podido hacer ninguna molienda práctica.

-¿Y qué tal lo encontró este sábado?

-Tuvimos que ponerlo al día y resolver sobre la marcha los problemas que iban surgiendo. Trabajamos en el sistema de giro de la caperuza, equilibramos la catalina y finalmente por la tarde pudimos moler un rato aunque no hacía un viento fuerte. De todas formas, habría que hacer alguna puesta a punto más antes de las siguientes moliendas. El molino tiene un mecanismo complejo y de madera, por lo que la puesta a punto no puede hacerse en un día. 

Además, tuve que traer los lienzos de las velas porque las que tenían se habían deteriorado. Hemos encargado unos nuevos y, cuando los recibamos dentro de un mes o mes y medio, volveremos a ponerlo en marcha y seguiremos haciendo ajustes.

-El alcalde, Roberto Sanz, informó de la intención del Ayuntamiento de instaurar el Día de la Molienda.

-El primero será en septiembre, pero hasta entonces haremos alguna prueba más. También tenemos que seleccionar el trigo más adecuado para después hacer el pan.

-Además de ponerlo a punto, está enseñando a los vecinos cómo hacerlo funcionar…

-¡Cuántos pueblos más molineros quisieran tener el equipo que este sábado había allí! Me gustó mucho la gente que estuvo alrededor, gente joven e implicada que nos ayudó a mover el borriquillo y que incluso se subió por las aspas para colocar el lienzo. La idea es formar a toda esa gente para que sean autónoma a la hora de ponerlo en marcha, ya que por la distancia yo no siempre podré ir. Lo ideal sería que, quitando los meses de invierno, se establezca un calendario de moliendas y se realicen al menos una vez al mes porque ponerlo en marcha es el mejor mantenimiento. 

-Esto puede ser un reclamo turístico para Ojos Negros…

-Para la zona de Teruel, este molino es algo muy exótico. Los molinos de viento los vemos en los altos, pero son muy desconocidos, incluso para las gentes de los pueblos donde se ubican. Además, es bonito verlo en estático, sobre todo si se tiene sensibilidad por la arqueología industrial, pero mucho más cuando está en marcha.

-¿Se valora en su medida el patrimonio industrial?

-En eso en España vamos retrasados. Países como Reino Unido y Francia nos llevan muchos años de ventaja a la hora de recuperar este tipo de ingenios, al igual que los Países Bajos con sus molinos. En los últimos años se está moviendo bastante, pero ya se ha perdido mucho patrimonio y es irrecuperable. Lo hemos visto caer nosotros en los últimos años. Pero hay que ponerlo en boga y reivindicar ese patrimonio de lo que fue la labor industrial de los pueblos. 

-Fuera de La Mancha, ¿es posible ver más molinos como el de Ojos Negros?

-El de Ojos Negros es una rareza, una excepción. No se tiene constancia de que hubiera similares en otros pueblos de Teruel, no se han encontrado vestigios. El molino manchego, al que se refiere Cervantes en el capítulo VIII de El Quijote, es más alto y más esbelto. Esa tipología se extendió a la zona norte de Guadalajara y a otros sitios como Ojos Negros, aunque son más pequeños y troncocónicos. Son además muy diferentes de los que podemos encontrar en la zona levantina, Mallorca e Ibiza o en Galicia.

En Campo de Criptana proliferaron porque era un pueblo cerealista, pero el curso del agua estaba a 12 kilómetros de la población y se secaba 10 meses al año. El de Ojos Negros quizá fue obra de alguien innovador, de una mente inquieta, pero quizá el molino no rindió lo suficiente para que fuera replicado en pueblos limítrofes.

-¿Hay más carpinteros molineros como usted?

-Hay poquitos y con el título de maestro artesano reconocido no hay nadie más. Aposté por ello cuando me di cuenta de que hacía falta. Había personas que hacían actuaciones pero con poco rigor histórico, con poco criterio… Se han hecho barbaridades.