Síguenos
Celia Santos publica su segunda novela: “Quiero dar voz y poner en el lugar que se merecen a mujeres como Dorothy Levitt” Celia Santos publica su segunda novela: “Quiero dar voz y poner en el lugar que se merecen a mujeres como Dorothy Levitt”
La escritora Celia Santos

Celia Santos publica su segunda novela: “Quiero dar voz y poner en el lugar que se merecen a mujeres como Dorothy Levitt”

Narra la vida de la primera piloto de carreras del Reino Unido e inventora del retrovisor
banner click 244 banner 244

La escritora Celia Santos (Bergara, 1972) recupera en su segunda novela, titulada Más rápida que la vida (Penguin Random House), “la increíble historia” de Dorothy Levitt, la primera piloto de carreras del Reino Unido e inventora del espejo retrovisor inspirado en la polvera que utilizaba para ver quiénes la seguían. 

La autora se topó con la historia de esta mujer “injustamente olvidada” mientras se documentaba para su primer trabajo, La maleta de Ana, que tiene como trasfondo la historia de las cientos de miles que emigraron a Alemania para trabajar.

-¿Cómo llegó a sus manos la historia de Dorothy Levitt?

-Conocí al personaje investigando y buscando datos para mi anterior novela. Documentándome sobre los componentes del automóvil, me topé con el nombre de Dorothy Levitt y me llamó la atención por muchas cosas, sobre todo por lo desconocida que es a pesar de haber sido la primera piloto de carreras del Reino Unido y de haber inventado sin querer el espejo retrovisor al utilizar su polvera para ver quiénes venían detrás o cambiar de carril. Pero fue otras muchas cosas: periodista, amazona, piloto de lanchas motoras y de aviación, además de sufragista. 

-¿Fue fácil documentarse?

-Cuando me topé con su nombre, guardé el dato pero continué con mi anterior novela. Después, cuando retomé el proyecto, descubrí que hay muy poca documentación, lo que puede ser un problema o una ventaja. Dorothy Levitt es una gran desconocida en su país y en el resto del mundo y apenas aparecen unas líneas sobre ella en la Enciclopedia Británica. En alguna revista especializada aparece alguna curiosidad, como algo anecdótico, y hay algún documental casero. Sí que aparecen las carreras en las que participó y las marcas que logró, y eso lo he respetado todo. Pero esa falta de información me dio pie a poder ficcionar porque estamos ante una novela. Algunos personajes son reales, pero la mayoría son de ficción. Los he mezclado para darle una personalidad y mostrar a los lectores como la imaginaba con la fantasía de mi pluma.

-¿Qué es lo que más le ha impactado de su biografía?

-Me han impresionado muchas cosas, pero lo que más es que murió muy joven porque estaba muy enferma del corazón. También sus ganas de vivir, de hacer todo tipo de cosas, desde pescar truchas a montar a caballo. Como periodista, publicaba una columna semanal en el periódico The Graphic, que después se compilaron en un libro que se convirtió en un manual de conducción para las mujeres porque daba consejos sobre cómo circular o arreglar el coche. En su libro les decía a las mujeres que los objetos imprescindibles que debían llevar en el automóvil eran un espejo de mano y un revólver. Así nos podemos hacer una idea de su carácter, que contrasta con algunas crónicas periodísticas que dicen que era muy femenina, introvertida, casi tímida. La he imaginado como una mujer metódica, trabajadora y cuidadosa, a la que le gustaba conocer el terreno en el que se movía, tanto en las carreras como en vida, aunque aparecieran piedras en el camino.

-Su segunda novela vuelve a recuperar la historia de mujeres olvidadas…

-No me importa especializarme en ello si consigo darles voz y ponerlas en el lugar que se merecen. La igualdad y el feminismo son muy importantes aunque desde muchos sectores se empeñen en llamarnos feminazis, una palabra acuñada por un periodista alemán que es abiertamente simpatizante de grupos neonazis. Nos queda tanto por hacer… Hemos conseguido mucho, pero viendo como aumentan ciertas tendencias ideológicas y sociológicas, será necesario gritar y hacer ruido porque hemos llegado hasta aquí para quedarnos y seguir avanzando. De otra manera, no habrá servido para nada.

-¿Se siguen silenciando los logros de las mujeres?

-Confío en que llegue un día en que sus logros no sean una anécdota. Pero basta un dato. En el pasado Dakar apareció una noticia en prensa, que incluso llegó a titular portadas, que decía que Fernando Alonso había completado su primer rally. Y a Laia Sanz, que lleva 10, no le dedicaron ningún titular. Por eso, la novela termina con un glosario curioso y divertido sobre inventos de mujeres relacionados con el automóvil, como las pastillas de freno, el parabrisas, las lineas divisorias de los carriles… todos ellos con un sentido práctico. Al menos, a raíz de mi novela, han sido muchos los aficionados al automovilismo que se han interesado por la historia de Levitt.

-¿Fueron ellas más pragmáticas?

-Los hombres inventaron el coche, le pusieron 4 ruedas y nada más. Las mujeres pensaron en el limpiaparabrisas para los días de lluvia o en la calefacción para viajar calentitas. Pero todos estos inventos, salvo las válvulas de camisa para el motor rotativo de Margaret E. Knight, fueron patentados por hombres, por sus maridos o sus compañeros de trabajo. Y ahí seguimos y lo vemos a diario: la mujer hace el trabajo y el hombre se cuelga la medalla. Tenemos que llegar a la igualdad, pero desgraciadamente aún nos falta un poco.

-¿Sigue siendo el automovilismo un deporte de hombres?

-Cada vez hay más chicas en las escuelas de pilotos que compiten. Pero tenemos que educar a los niños varones para que las valoren como rivales con las que pueden competir en igualdad de condiciones. Las niñas deben tener las mismas oportunidades si quieren ser pilotos, chefs o lo que sea. Pero es muy importante que eduquemos en igualdad a los hijos varones.

-Su próxima novela también tendrá como protagonista a una mujer…

-Es otra mujer olvidada que aún vive, que está a punto de cumplir 95 años y que ha vivido dos guerras. Y hasta ahí puedo contar.