Síguenos
Javier Segarra, actor aragonés: “Mario lleva más de 40 años aguantando reproches... algo tendrá que decir” Javier Segarra, actor aragonés: “Mario lleva más de 40 años aguantando reproches... algo tendrá que decir”
Javier Segarra durante ‘La hora de Mario’

Javier Segarra, actor aragonés: “Mario lleva más de 40 años aguantando reproches... algo tendrá que decir”

El cómico visita Teruel y Calamocha con ‘La hora de Mario’, la revancha del personaje de Miguel Delibes
banner click 244 banner 244

Javier Segarra es uno de los actores decanos de la comedia aragonesa. Este fin de semana traerá al Teatro Marín de Teruel (sábado) y a Calamocha (domingo) su último montaje, La hora de Mario, en la que se mete en la piel del marido de Carmen Sotillo, el personaje de la célebre Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Por una vez, en bueno de Mario saldrá de su ataud porque también tiene cosas interesantes que contarnos. 

-¿Qué cuenta en La hora de Mario?

-Pues Mario lleva más de cuarenta años escuchando reproches de su viuda, y pensé que ya era hora de darle una vuelta y darle vida al muerto, porque algo tendrá que decir. La obra comienza justo en el momento en el que termina Cinco horas con Mario, la diferencia es que, en esta ocasión, él sale del ataud para reivindicar que, en realidad, el protagonista de la novela de Delibes es él, y no su esposa. 

-Presenta la obra en Calamocha el 8M, Día Internacional de la Mujer, y en Teruel la previa. ¿No será una provocación...?

-No, no, ni mucho menos. Es mucho  más bonito que todo eso, porque en la novela de Delibes la machista es Menchu, la viuda. Mario es el progre de la familia, sufre depresiones que ella nunca cree y escribe poemas por amor al arte, cosa que ella tampoco entiende. Menchu es una clasista tremenda, muy de derechas y ni siquiera es capaz de entender que Mario vaya en bicicleta al trabajo, en lugar de ir en un coche. Viene muy bien ver esta obra precisamente con motivo del 8M porque no se reivindica la figura masculina, sino que se reivindica la auténtica igualdad de género a través de la justicia, de la comprensión, y del amor. Porque al final La hora de Mario es una preciosa historia de amor en la que demostramos que dos personalidades muy diferentes son capaces de amarse profundamente. 

-’Cinco horas con Mario’ habla de las relaciones de pareja, pero también habla de temas muy trascendentes, como la sociedad mogigata del franquismo, la vocación de aparentar por encima de la de ser, la ambición, el odio entre las dos Españas... ¿Qué temas transversales trata La hora de Mario?

-Los que toca la novela de Delibes, porque a través de Mario también salen a relucir. Se habla de las dos Españas, porque Mario perdió un hermano en cada bando y por eso es apolítico, y no entiende que la gente odie, que la gente mate, y ese es el auténtico motivo de que escriba poemas, porque es su forma de descargar el alma. A diferencia de Menchu, que disfrutaba con la guerra porque era una constante algarabía, Mario dice que hay que olvidar los sufrimientos, los odios y los rencores, y hacer que prevalezca el amor. Habla de religión, habla del sentido del humor, de las familias... habla de todo lo que Menchu saca a colación durante más de 40 años reprochándole cosas. 

-Pero estamos hablando de comedia, ¿no? Porque todo eso parece muy serio...

-Es muy divertida desde el primer instante. De entrada hay que tener en cuenta que Mario es un muerto muy patético... La función arranca con un falso final de Cinco horas con Mario. Entonces él se levanta y dice que por primera vez no se va el público cuando él aparece, y que va a aprovechar la ocasión para reivindicarse como protagonista de esta historia, porque Delibes no la tituló La tristeza de Menchu, sino Cinco horas con Mario. Y a partir de ahí se inicia una retahila en la que Mario le contesta y le da explicaciones a todos y cada unos de los reproches que su viuda le lanza.

-¿Y por qué se durmió Mario en la noche de bodas? Ya le vale...

-Porque tuvo que hacer un viaje larguísimo para buscar a su familia, y luego se tragó tres horas de misa en latín, porque Menchu se empeñó en que la misa  fuera en latín. ¡Menudo tostón! Mario acabó acostándose a las tres de la mañana... ¿cómo no iba a dormirse?

-La obra está escrita a tres manos, entre Javier Murillo, que además dirige, Santiago Gascón y usted mismo... ¿eso no complica mucho las cosas?

-Si lo que quieres es hacer el mejor texto posible es muy sencillo. Lo malo es cuando aparecen los egos, esos es absurdo porque el ego es el único pago del mediocre. Nosotros hemos trabajado para sumar, cada uno aportando cosas diferentes. Nos ha costado muchó, 13 meses, porque hemos tirado mucho texto a la papelera y queríamos retratar perfectamente el personaje de Mario que describe Delibes a partir de lo que cuenta de él su viuda Menchu.

-Luisal Martu también colabora en escena...

-Sí, hace tres personajes con un toque de clown. Es muy divertido. Aparece al principio haciendo de Lola Herrera, la actriz que últimamente interpreta Cinco horas con Mario, y dos personajes más.

-Hablando de Lola Herrero... ¿qué opina de la polémica con los teléfonos móviles que se desató hace pocas semanas en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, precisamente durante ‘Cinco horas con Mario’, cuando un teléfono del público interrumpió la obra?

-Nada, no fue nada, aunque luego se ha magnificado en muchos medios de comunicación. Yo estaba dentro del teatro. A una señora muy mayor le sonó la alarma del móvil, la tenía yo delante, y la pobre no sabía pararlo. Lo pasó fatal. No fue una falta de respeto ni nada, la pobre señora había olvidado apagar el teléfono y no acertaba a parar la alarma. Le puede pasar a cualquiera. Entonces Lola Herrero pidió por favor que apagaran los móviles, la gente aplaudió, y como se había salido del personaje, salió un segundo de la escena para volver a entrar, pero fueron cinco segundos. Hay que entender lo que le pasó a la señora del teléfono, porque por descuido yo soy el primero que a veces olvido apagarlo.