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‘Quieren borrar mi nombre’ volverá a representarse en la iglesia de San Pedro ‘Quieren borrar mi nombre’ volverá a representarse en la iglesia de San Pedro
Yudier Zapata interpretando a Judas el pasado año, en el estreno de la obra en San Pedro de Teruel. M. A .

‘Quieren borrar mi nombre’ volverá a representarse en la iglesia de San Pedro

La obra está escrita por el obispo Antonio Gómez Cantero y dirigida por Sixto y Elena Abril
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“La gente piensa que algo que diga un Obispo va a ser ñoño, pero esto es más bien rompedor”. Lo dijo el obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, en referencia a su texto teatral Quieren borrar mi nombre, que volverá a ser representado en la Iglesia de San Pedro, el próximo 24 de marzo (20 horas). La obra, basada en textos bíblicos y apócrifos sobre la figura de Judas Iscariote, el que facilitó la detención de Jesucristo, restaura de algún modo su figura como paradigma del traidor por antonomasia, poniendo al espectador en su piel y dándole voz para explicar su actuación. 

La obra, que se estrenó por primera vez en Palencia en 2003 cuando Gómez Cantero la escribió, fue producida el año pasado por la Fundacion Amantes, con dirección artística de Sixto y Elena Abril, música original de Alberto Navas y Frankcho Gallego, cinco actores turolenses y un coro formado por cuatro cantantes, y obtuvo un notable éxito. El 24 de marzo volverá a San Pedro. 

Las entradas ya pueden adquirirse en la Fundación Amantes, a un precio de 14 euros, y de 10 euros para los Amigos de los Amantes. 

Ligeras mejoras

Tanto Sixto Abril, director de la Escuela T de Teatro junto a su hermana Helena, como Alberto Navas, director musical y compositor de la partitura original junto a Franckcho Gallego, explicaron que la obra será la misma, aunque tanto la dirección escénica como la musical han experimentado “pequeños cambios de matiz, para hacerla mejor todavía”.  

En ese sentido Abril explicó que la puesta en escena seguirá siendo la que pedía el año pasado cuando se desarrolló, “con una candencia y unos tiempos muy íntimos, muy personales, que son los que piden un texto tan inteligente y humano como este”. “Esa puesta en escena, fundida con la música, nos permite crear una atmósfera mágica que es muy importante en el montaje”. 

Y es que la partitura original de Quieren borrar mi nombre fue compuesta por Alberto Navas y Frankcho Gallego –quienes además la interpretan en directo al violín y piano, junto al zaragozano Jorge Fanjul al chello y el burgalés Cuke Martín a la percusión, un cuarteto de auténtico lujo– a pie de escenario, trabajando codo con codo con la dirección teatral para que cada pieza narrase a través del lenguaje musical lo que sucede en cada escena, “lo que le da una cohesión que, en mi opinión, dio un resultado excelente”, según Navas. Los elementos inspiradores de la música tienen que ver con “el lugar y el momento en el que se inspira la obra”, que no es otro que tres décadas después del comienzo de nuestra era, por lo que melodías orienlizadas y percusiones mediterráneas forman la columna vertebral de la composición. 

Mismos actores

La obra repetirá un elenco que lidera Yudier Zapata, graduado en Arte Dramático en el Colegio de Treatro de Barcelona, que interpretará a Judas Iscariote. Estará a compañado por Alberto Martín como Mateo, Pablo Porto como Simón, Luis A. Giménez como Pedro y Elena Abril como María de Betanía. Además Beatriz Fabregat, Celia Gómez, Paloma Saez y la propia Elena Abril cantarán en el coro. Además colaboran en el montaje Jesús Puerto, Jorge Puerto, Julio Royo, José Antonio Lázaro o Rubén Sáez. 

El autor del texto y obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, explicó que la obra sigue teniendo ese espíritu minimalista con el que fue concebida, y que está basada en textos evangélicos y también apócrifos “para presentar un Judas más bueno que malo, un Judas al que al final se le coge cariño y se revela una nueva dimensión de él”. 

De hecho el texto trata de deconstruir una figura, la de Judas, que por su condición de traidor en los Evangelios quedó marcada en la tradición occidental posterior. “¿A tu hijo le pondrías el nombre de Judas?”. El Instituto Nacional de Estadística no registra a nadie con este nombre, y la verdad es que, más allá de la traición a su maestro, pocos personajes han sufrido una campaña en su contra como Judas. El Evangelio de San Juan, redactado supuestamente unos 60 años después de la muerte de Jesucristo, le atribuyó el delito de quedarse con parte del dinero de los apostoles, de quienes actuaba como tesorero (Juan 12:6). Hay quien quiere ver en la leyenda negra sobre Iscariote el germen del antisemitismo, ya que Judas era el único apostol judío –Jesús también lo era–, mientras que el resto eran de Galilea. En una leyenda medieval recopilada por Jacobo de la Vorágine (1230-1298) en La leyenda dorada, se relata una especie de precuela de la vida de Judas, desde su nacimiento en la Isla de Iscariote –esta isla realmente no existe, y hoy se admite que, de haber existido, Judas Iscariote nació probablemente en Carioth, ciudad vecina a Hebrón–, hasta su entrada como apostol de Jesús. Esa juventud está plagada, según la leyenda, de pecados y hechos terribles, como el maltrato y posterior asesinato de su hermano, de su padre, el matrimonio con su propia madre y el que estara al servicio del gobernador romano Pilatos. 

De ahí el lamento de Judas en la obra de Gómez Cantero que le da título: Quieren borrar mi nombre. En realidad es uno de los tres títulos de la obra. Los otros dos son Aquel que comparte mi pan y En la oscuridad de la noche. “Elegimos el primero por la fuerza expresiva que tiene, y por ese hecho de que Judas, a pesar de aparecer en los Evangelios, después se diluye.