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Temas recurrentes: los medios, y yo mismo, nos repetimos como el ajo Temas recurrentes: los medios, y yo mismo, nos repetimos como el ajo

Temas recurrentes: los medios, y yo mismo, nos repetimos como el ajo

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Francisco Herrero

Lunes, 16 de marzo. El trabajo

Esta mañana hemos descubierto que, a pesar del estado de alarma, hay que ir a trabajar. Los noticieros anuncian graves aglomeraciones en los medios de transporte de masas en las grandes ciudades, Madrid fundamentalmente. Si pasa en Madrid, es universal. Y eso que el Gobierno anunció que los servicios de cercanías se mantendrían e incluso verían aumentadas las frecuencias de paso. Suerte que el sistema educativo, la hostelería o cualquier comercio que no venda alimentos está cerrado, que si no las colas para montar en los vagones iban a llegar hasta el parque del Retiro, clausurado para proteger a la población.

La gente de Teruel también se ha encontrado una situación similar. Y la gente del campo tiene muchas dudas sobre si puede enganchar un apero al tractor y salir al tajo. Así, de primeras, yo diría que sí. Este confinamiento por razones sanitarias tiene pinta de ser el coño de la Bernarda. Deseo que el paso de los días me quite la razón.

Martes, 17 de marzo. Los balcones

Se vienen arriba. Lo que comenzó como un aplauso espontáneo para agradecer al sector sanitario el buen hacer, se está convirtiendo en la oportunidad de oro de quienes buscan notoriedad y no consiguen un hueco en televisión. Proliferan las discomóviles de balcón, los discursos sentidos, las adaptaciones de la letra de Resistiré, los juegos comunitarios, las ludopatías bingueras populares.

La lógica de esta gente ansiosa de protagonismo es alegrar la cuarentena al vecindario. No se plantean que en la intimidad del hogar también te puedes entretener y pasarlo teta. Tampoco valoran que entre la comunidad haya personas que lo estén pasando mal por tener un caso de coronavirus cerca. O que no puedan velar un fallecimiento por las restricciones del estado de alarma. El encierro ha de ser alegría y alborozo. ¡Otro perrito piloto!

Me apuesto un pie a que muy pronto habrá llamadas anónimas a la policía para poner coto a este desparrame. Y masas enfurecidas en los balcones increpando contra la pareja de agentes que acuda a prohibir el espectáculo provocado por el exceso ocioso.

Miércoles, 18 de marzo. La policia social

La Brigada Político-Social era la policía secreta que existió en este país durante la dictadura. El cometido del cuerpo era perseguir y reprimir cualquier movimiento de oposición o grupos contrarios a los únicos valores morales permitidos. Estamos en democracia y queda mal que el Estado organice una estructura similar. Por suerte, existe una nueva forma de control: las redes sociales.

Nos hemos acostumbrado a relatar con pelos y señales cualquier movimiento que realizamos. De forma habitual, es raro que alguien se atreva a criticar el comportamiento de otra persona. Sin embargo, desde hace unos días, es normal recibir reproches de perfiles virtuales conocidos por presuntos comportamientos incívicos. La versión más malintencionada es la de la vecindad que, desde detrás de la ventana, se chiva a las autoridades sin piedad para que acudan a resolver un presunto delito.

Dije anteayer que el estado de alarma corría el peligro de ser un cachondeo. Comienzo a desdecirme, pues creo que la ciudadanía se ha dado cuenta de la importancia de evitar el contacto social. Sin ser necesaria la existencia de una red informal de policía social que controle nuestra actividad.

Jueves, 19 de marzo. La familia apestada

El alcalde emitió un bando para anunciar que había un caso de coronavirus en la localidad. La persona infectada falleció y la población, alborotada, se dedicó a pinchar las ruedas de los coches de visitantes. Lo peor, no obstante, ha sido el posterior trato hacia la familia afectada. El pueblo se pregunta cómo ha llegado el coronavirus a la localidad y el dedo acusador les señala. Ha sucedido en la provincia de Salamanca y han informado de ello varios medios de comunicación.

Cuando la peste llega a un municipio pequeño, la búsqueda de quién tiene la culpa es una prioridad. Comentaba la semana pasada que en los pueblos ya no queremos visitas, que nos quedamos tan a gusto con la despoblación de siempre, que tenemos residentes muy mayores y una sanidad enclenque. Pues eso.

Viernes, 20 de marzo. La paga de los autónomos

El Gobierno decidió el martes las medidas económicas para paliar los efectos del estado de alarma en la economía del país. Una de ellas está referida a quienes trabajan por cuenta propia. Los requisitos para acogerse son un poco liosos y lo más seguro es que solo una parte pueda beneficiarse de las ayudas.

Lorenzo Amor, quien dice representar al colectivo, invitó a todo el mundo a través de Twitter a solicitar la prestación por cese de actividad porque el Gobierno iba a flexibilizar las condiciones de acceso y que pronto se publicarían las modificaciones en el Boletín Oficial del Estado. 

Poco después matizaba la afirmación negando que el Consejo de Ministros fuese a reformar la norma ya aprobada. Y, al final, el mismísimo ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, “ante las informaciones y declaraciones de algunas personas”, confirmaba que el Gobierno no iba a modificar nada y que, durante los próximos días, vamos a leer “muchos bulos que pretenden generar incertidumbre”. Al loro.

Sábado, 21 de marzo. Los pelos de la Lomana

Casi mil millones de personas están confinadas en todo el mundo en estos momentos. Lo dice el canal informativo France24. No es inconveniente para que las celebridades y las gentes de bien sigan en contacto con sus amistades gracias a las tecnologías. El avance de la modernidad está muy bien, la verdad. La pega es que obliga a vestirte con algo más que un chándal, los tacones y la bata de estar por casa.

La aristocracia local, representada en la edición digital de Las Provincias por Marisa Marín, presidenta de la Orden del Querer Saber, mantiene la vida social desde casa. La imagen de la guía de las señoras bien levantinas seleccionada por el diario decano de Valencia nos la muestra mimetizada con el estampado floreado del sillón, a juego con la chimenea de su hogar. Perfecta e ideal. Debe tener estilista interna. Y confinada.

Ya lo predijo el otro día Carmen Lomana en su canal de Instagram. Las peluquerías son necesarias en este estado de alarma porque una está en contacto con sus camaradas mediante videollamadas y se está encontrando que todas están hechas un cuadro. Y eso que no habían pasado ni 72 horas desde el anuncio de la cuarentena.

Domingo, 22 de marzo. Cambio de tercio

Quería escribir de algo diferente esta semana, pero es imposible encontrar una noticia jugosa entre las hojas de los diarios que no tenga nada que ver con la enfermedad. La radio y la televisión han sustituido la programación normal, el fútbol y los programas con público, por una especial para dar la tabarra sobre el virus y la prevención sin descanso.

Hay voces que alientan a cambiar de tercio y entretener con asuntos que nada tengan que ver con el alarmismo. Yo me aplicaré el cuento el próximo domingo. Este ha sido imposible.

La foto de la semana / El plantero

Me he dedicado a preparar el plantero para el huerto. Lo tengo sin cavar todavía, y tengo pocas esperanzas de poder acercarme antes de un mes, lo que es un problema gordo. No he puesto ni los ajos. De todos modos, la vida sigue. Y aunque no sepa qué pasará, hay que continuar adelante y pensar que el mundo, tal y como lo hemos conocido, no va a finalizar. La primavera ha llegado y tenemos que enterrar las semillas si pretendemos comer algo en verano.