Síguenos
El músico turolense Mario Lafuente se une al torrente de ‘makers’ solidarios para hacer mascarillas El músico turolense Mario Lafuente se une al torrente de ‘makers’ solidarios para hacer mascarillas
El turolense Mario Lafuente, junto al equipo de impresión 3D, prueba y testea algunas de las mascarillas fabricadas por él

El músico turolense Mario Lafuente se une al torrente de ‘makers’ solidarios para hacer mascarillas

El viernes envió a Teruel y tiene pendientes envíos a Pamplona, Madrid o Barcelona
banner click 244 banner 244

Un paquete con doce viseras y doce mascarillas de polímero salieron el viernes con destino al hospital Obispo Polanco, a la residencia San Hermenegildo y al Centro de Salud Centro de Teruel, procedentes de Barcelona. Desde allí las envió Mario Lafuente, cantante turolense que además trabaja desde hace un año fabricando diseños por encargo con impresoras 3D. Marzo estaba siendo un buen mes y abril prometía, pero la pandemia ha paralizado todos los encargos, así que ha parado su producción y la ha puesto al servicio de la lucha contra la pandemia mientras dure. Tiene ya varios encargos para el Ejército, para Pamplona, Madrid, Barcelona, y luego seguirá fabricando para Teruel, costeándose el mismo las horas y el material plástico con el que fabrica el material. Su producción es muy limitada –”encima tengo una máquina estropeada y hasta el lunes no me llegan las piezas”, se lamenta-, pero el turolense forma parte de los Coronavirus Makers, una comunidad de más de 13.000 voluntarios que están fabricando desde sus casas, con su dinero, material sanitario en coordinación con las autoridades para donarlo gratuitamente a hospitales y geriátricos. 

Mario Lafuente fabrica desde su casa en Barcelona, junto a su pareja, Sarai Sánchez, y ayudados en el diseño por Sergio Redón, un amigo madrileño con orígenes turolenses al que la pandemia le ha pillado en Tudela. Lafuente se dedica a fabricar por encargo figuras, objetos de merchandising y pequeños juguetes –a través de my3dimension.com pueden verse ejemplos de su trabajo–. Ha fabricado imágenes para la Fundación Amantes, imanes y elementos de merchandising para establecimientos turolenses como La Parra o para grupos de música como Lugh o Chocabeat, entre otros. “Los pedidos estaban cayendo por culpa de la alarma sanitaria, y ví que la cosa se ponía seria y que mucha gente empezaba a ayudar, así que un día hice una prueba haciendo una mascarilla, vi que funcionaba, y hablando con Sarai decidimos que teníamos que hacer lo que podamos”, explica Lafuente.

Aunque en un momento como este se necesita todo tipo de material, “vi que había bastante gente fabricando respiradores, así que pensé que sería mejor tirarnos a las mascarillas y viseras, que protegen a los sanitarios y evitan los contagios, y se necesitan muchos miles de unidades”, cuenta el cantante. 

Aunque ya existen modelos de mascarillas eficientes y bien testeadas en las redes sociales, diseñadas y compartidas por impresores 3d, Mario Lafuente realizó varias pruebas con los primeros modelos que fabricó consigo mismo y enviándola a médicos turolenses. “Al principio era más difícil pero ahora ya hay muchos diseños accesibles y con archivos abiertos visados por el Colegio de Médicos, que sabes que funcionan”. 

Material reutilizable

Las mascarillas que Mario Lafuente está fabricando son reutilizables, “de forma que un sanitario puede tener la suya, a la que solo le tiene que cambiar el filtro, y puede lavar, desinfectar y reutilizar durante toda la crisis”. En el caso de las mascarillas el diseño es muy importante. Según el turolense debe permitir que entre el aire solo por donde está colocado el filtro, y pero que su salida tenga varias vías. “Además tienes que fabricarla de forma que el material adquiera más densidad, usando más material que en otras piezas”. 

En el caso de las viseras, utilizadas para sujetar una plancha transparente de acetato frente a la cara y evitar contagios, Mario Lafuente es menos exigente y “al contrario que las mascarillas, creo que no importa que tengan alguna raya mientras cumplan su función, porque lo importante es el acetato que está delante de la cara de sanitario”. El acetato de las pantallas de Lafuente han sido donadas por la empresa turolense de material de oficina Folder. 

A través de diferentes canales, los centros sanitarios se ponen en contacto con la comunidad maker para organizar pedidos, materiales y coordinarse en la medida de lo posible. Tras un primer envío a Teruel, Mario Lafuente y Sarai Sánchez están ya trabajando en los siguientes. 

“Nosotros podemos hacer lo que podemos hacer, pero creo que en este caso cualquier pequeña contribución es importante”, explica Marío Lafuente desde Barcelona. “Una mascarilla, una sola mascarilla, puede evitar que una persona infectada contagie a varias, que una de esas personas sea población de riesgo y tenga que ser hospitalizada desplazando a otro, o que incluso pueda morir”, afirma el turolense. El músico asegura que “hay que concienciarse de la seriedad de esta situación”, y que es una obligación moral que cada persona aporte algo por poco que sea, desde fabricar material sanitario hasta respetar el confinamiento. “Desde mi ventana veo gente que sale a correr o personas mayores que bajan a comprar cada dos por tres”, reflexiona Lafuente, y me pregunto si todavía tiene que ponerse esto más grave para que la gente se conciencie”.

Más de 13.000 fabricantes solidarios contra el Covid-19

Las piezas como las que está donando Mario Lafuente se fabrican con polímeros como PLA o FilaFlex en bobinas, específicos para impresoras 3d. Estas máquinas, prácticamente milagrosas hace pocos años y hoy en día más o menos popularizadas a ciertos niveles, permiten construir mediante adición de material en diversas capas, piezas de material plástico de pequeño tamaño (en función de las prestaciones de la máquina, desde unos pocos centímetros hasta cubos de tres metros de lado, en los grandes equipos industriales). 

Estas impresoras pueden costar desde poco más de cien euros, en los casos de pequeñas máquinas de iniciación para aprender a usarlas y cogerle el gusto, hasta impresoras de 5.000 euros para producción industrial, pasando por modelos de 500 o 600 euros con los que se pueden realizar modelos de 30x30x30 centímetros de tamaño en una sola pieza. A nivel particular son utilizadas para fabricar pequeños juguetes, piezas de plástico, fichas, figuras para pintar, decoración, piezas para pequeñas maquinas como drones y un sinfín de aplicaciones, pero en el ámbito industrial esta tecnología es un filón para todo tipo de sectores, como la joyería, el diseño industrial, la zapatería, la arquitectura, ingeniería, automoción, sector aerospacial, la educación y casi cualquiera que pueda imaginarse.  En los últimos tiempos se está avanzando incluso en la impresión 3d de órganos humanos funcionales, gracias al uso de células madre en el material con el que se les da forma.