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Experimentos sociales: los efectos de la vida en una celda surgen esplendorosos Experimentos sociales: los efectos de la vida en una celda surgen esplendorosos

Experimentos sociales: los efectos de la vida en una celda surgen esplendorosos

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Francisco Herrero

Lunes, 30 de marzo. La externalización

Las residencias para la tercera edad están en el punto de mira. Desde que se destapó el abandono que padecían las personas de ciertos establecimientos, se habla mucho de la necesidad de investigar el sector, tanto a nivel asistencial como a nivel político. He leído un comentario anónimo de una noticia que se cuestiona si esto no será un reflejo de la sociedad actual, donde aparcamos a la gente mayor a causa del sistema laboral. Claro.

Expondré mi teoría. Los cuidados geriátricos requieren de mucha paciencia. Mucha dedicación. Mucha renuncia. Y la sociedad actual tiene pocas ganas de entrega. Con lo cual, lo mejor es externalizar esas atenciones. Y ya se sabe lo que conlleva la encomienda de tareas y servicios propios a otra empresa.

Martes, 31 de marzo. La confusión

Los primeros años del sida fueron de confusión. Ahora lo hemos aprendido todo sobre el coronavirus en días. Divulgar todo sobre el sida costó más de un lustro. Y, bueno, decir que la gente lo dominaba es una manera de hablar. Estados Unidos realizó estudios en 1986 donde se vio que altos porcentajes de población pensaban que el sida se contagiaba mediante estornudos, por tocar un enfermo, por compartir un vaso, por usar un baño público, por picaduras de mosquito y, por supuesto, por dar un beso con lengua.

Hoy sabemos que el coronavirus se evita dejando los zapatos fuera de casa, saliendo de casa con guantes, afeitándose a diario o evitando el maquillaje. Es lo positivo de vivir en una sociedad bien informada.

Miércoles, 1 de abril. El enfermero bombón

La que ha liado Jorge Javier. Víctor Aparicio trabaja como enfermero en el hospital Gregorio Marañón de Madrid y se hizo famoso de un día para otro cuando apareció en lo de Ana Rosa. El mozo se refería a su colectivo laboral hablando en femenino y la presentadora estrella de la mañana le dio una reprimenda buena por ello. Un estreno de tal calibre en Mediaset le valió para recibir una invitación preferente para salir en Sálvame.

Víctor ha relatado en el programa de la tarde todos los problemas a los que se enfrenta la profesión cada día desde hace unas semanas. Muy bien todo. Pero lo que la audiencia de bien ha pensado viendo la entrevista es en el meneo que tiene el sanitario. Jorge Javier, que tiene buen olfato para captar el gusto del público, ha acabado la interviú pidiéndole a Víctor si podía quitarse la camiseta. La redacción lo ha rebautizado ya como “el enfermero buenorro” porque circula por ahí una fotografía suya en torso desnudo. Víctor ha rehusado la petición, ruborizado.

La policía social de las redes se ha lanzado a degüello contra Jorge Javier por la frivolidad. Y yo digo: quien necesite penas, que ponga algún presunto canal informativo; quien necesite entretenimiento, que se enchufe al Sálvame que, si es como tiene que ser, no engaña. Hay tiempo para todo.

Jueves, 2 de abril. La crisis inducida

La anestesia de la solidaridad, los aplausos y los espectáculos de balcón nos impiden analizar los datos del paro que se han publicado esta mañana. España ha perdido en el mes de marzo el mismo número de empleos que se destruyeron durante los peores cinco meses de la crisis de 2008. Las cifras del desempleo no incluyen los puestos de trabajo en suspensión por aplicación de los ERTE. Cuando se levante el estado de alarma y, con él, finalicen los ERTE, Dios proveerá. La fe, que no nos falte.

Tantas horas de reclusión en mi celda monacal me sirven para pensar. Yo veo aquí una crisis inducida aprovechando una emergencia sanitaria. Se necesitaba una excusa y las elites económicas la han encontrado. La razón de la caída, seguro que es otra. Y no, no es una idea conspiranoica. Pero mis conocimientos financieros no dan para más. Lo bueno de tanta desocupación es que las familias van a disponer de mucho tiempo y puede que dejen de externalizar la atención geriátrica.

Viernes, 3 de abril. La escopeta

Tenía que pasar. Primero en Valencia y luego cerca de Benidorm. Un señor de Valencia acostumbraba ya en estos días pasados a salir al balcón con la escopeta de balines, a apuntar contra las señales de tráfico y a disparar. Hasta que salió al balcón con intención de tirar a viandantes, sin llegar a atreverse. La evolución lógica durante un aislamiento obligado, tras escuchar de forma repetida sobre el incivismo de la gente, que no respeta el recogimiento. Los cuerpos de seguridad acabaron convenciéndolo para que abriese la puerta de casa y se lo llevaron al cuartelillo.

Y ayer, durante los aplausos de las ocho de la tarde, un señor de Finestrat ha descargado hacia la calle una serie de tiros. Se desconoce si el arma es real o de fogueo. Se desconoce si fue a matar o para ofrecer salvas solidarias al personal sociosanitario.

Un par de reflexiones: ¿Cuántas personas tienen armas de fuego en casa, reales o de mentira? ¿Nadie se plantea que el entretenimiento de balcón puede enervar tras más de 10.000 muertes por el coronavirus y a saber cuántos entierros comunes sin duelo?

Sábado, 4 de abril. La lista de la compra

He leído esta semana que existe “un puesto de la Comandancia de Alicante de la Guardia Civil” que ha redactado un listado de productos y servicios tolerables a la hora de romper el confinamiento. El titular, no obstante, generaliza como “la Guardia Civil”. Así, en general. He acabado de escribir la lista de la compra y voy a chequear que no haya cabos sueltos. Soy un presunto culpable y he de fabricar una buena coartada para pisar la calle.

Tres semanas después del inicio del estado de alarma, los indicios de autoritarismo son cada vez más evidentes. El bombardeo diario para concienciar de la importancia de respetar el encierro ha sido eficiente y, creo, la población acata el retiro con ejemplaridad. Sin embargo, la legislación aprobada está reforzándose con restricciones y normas que ciertas autoridades se sacan de la manga a sabiendas de estar excediéndose en las competencias concedidas o cabales.

Voy a rezar unos cuantos padrenuestros para suplicar una plácida visita al supermercado, respetando todo el manual de instrucciones de la tienda, sin increpaciones inesperadas. 

Domingo, 5 de abril. Venezuela

El domingo es buen día para repasar la situación sociopolítica de Venezuela. El coronavirus ha puesto en un segundo plano el monotema internacional de los medios informativos más relevantes. Y hay que recordar que Venezuela fue un país pionero en las crisis de suministro de papel de váter. A nuestro país le gusta importar lo bueno de cada continente.

Juan Guaidó ha caído en desgracia. ¡Quién iba a imaginarlo, tras recibirlo la Comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital de España con todo tipo de honores hace dos meses! Estados Unidos y la fraternidad antagonista a Maduro se ha hartado de la incompetencia del mesías y ahora abogan por participar en las elecciones al Congreso de la cuna de Bolívar que deberían celebrarse este año.

Quien ha puesto el cascabel a Guaidó ha sido el diputado Stalin González, camarada del alma del líder opositor hasta no hace mucho. El nombre del parlamentario ya pronosticaba un final así. Que se lo pregunten a Trotski.

La imagen de la semana /  El desierto

En Suecia pasan de clausuras. Ya se marchitan habitualmente en soledad, como para evitar el contacto todavía más. El primer ministro Stefan Löfven ha animado a la población a comportarse como adultos y seguir las recomendaciones sanitarias oficiales: nada de multitudes y aislamiento de ciertos grupos de población. La comunidad científica local tiene dudas de que un plan tan crédulo funcione.