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Cartelitos Cartelitos
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Juanjo Francisco

Ya tardaban mucho en asomar la patita los impresentables, esa gente que, o bien rezuma mucho miedo, son egoístas hasta las trancas, o directamente no saben vivir en sociedad. Han hecho acto de presencia a través de cartelitos y mensajes dirigidos a sus vecinos de bloque que trabajan en lugares con mayor exposición al coronavirus, a unos vecinos que no los quieren en el rellano y que seguro que los alabarían si estuvieran en un hospital. Es hasta muy posible que, los mismos que le recomiendan al sanitario o trabajador de un centro comercial que se vaya vivir a otro lugar, sean también de los que se asoman a su balcón a las ocho de la tarde para aplaudir a los coletivos de primera línea de combate ante el Covid-19. Formar parte de ese festival diario es bonito y queda bien, no cuesta nada.
Los que ponen los cartelitos son la cara oculta de todo este pandemonium en el que vivimos, donde se suceden sin solución de continuidad las frases y cancioncitas con las demostraciones más palpables del instinto salvaje, primigenio, que tienen estos hipócritas. Perfectos ejemplos del homo homini lupus que se soltó Hobbes hace ya muchos años
En estos tiempos extraños todos estamos expuestos, todos sufrimos temores y todos sabemos que la noche alberga horrores, tal y como decían en su juramento los guardianes del Muro en Juego de Tronos, pero no son admisibles los comportamientos de estos tipejos o tipejas que carecen del aplomo cívico suficiente como para afrontar esta situación. Rozan el pensamiento nazi, vamos, y con ellos poco se podrá contar para ese supuesto mundo mejor que va a llegar cuando pase la crisis. No se crean todos esos mensajes tan guais, la vida es cruda y los de los carteles están ahí para que todos lo tengamos presente.
En momentos así, entran ganas de que a uno de estos energúmenos o energúmenas se les cruce el bichito cualquier día y acaben solicitando un respirador en el pasillo de un hospital, rodeados de buzos que trabajarán para salvarlos. 
Si como dicen algunos filósofos y entendidos en esto de la civilización humana, ha de llegar un hombre nuevo tras el paso de esta crisis, ojalá se parezca mucho a todos esos sanitarios que tanto han bregado en estos días aciagos.