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Elena Gómez

"¡Qué escándalo! ¿Quién es esa chica medio desnuda?"

Después de la enésima semana de confinamiento, la novedad ya no es tal y todo se vuelve rutina. No son pocas las voces que dicen que si no fuera por el sustento necesario, se empiezan a encontrar tan a gusto en su casa que no volverían a su vida anterior.

Y, para colmo, dentro del eterno Día de la Marmota, tenemos a esos personajes famosillos que no hacen más que aparecer en programas de televisión y en redes sociales, desde sus hogares, para contarnos cómo llevan el confinamiento.

Al principio daba un poquito de morbo que nos contaran situaciones similares a las nuestras, y nos ayudaba empatizar y sentirnos menos raros. Pero después de unas cuantas visualizaciones, nos hemos ido dando cuenta de que este castigo colectivo no lo estamos viviendo igual que ellos.

Casi siempre salen delante de una enorme y preciosa biblioteca, para demostrar que son muy cultos y que dedican su tiempo y su dinero a alimentar el intelecto. Nosotros también tenemos biblioteca, claro, pero más pequeña y desordenada, en definitiva menos chic. 

Ellos y ellas, se muestran sin apenas maquillaje, pero no dejando nada al azar, con ese despeinado glamoroso y con esa ropa deportiva que parece sacada de un catálogo de Dior. Pocas cocinas, sofás con funda o leoneras habremos visto en estos días…

Y para colmo, los deportistas de elite, con sus caserones y jardines inmensos, donde pueden hacer todo el deporte que les plazca, dándonos recomendaciones de cómo practicarlo en nuestro saloncito de 15 m².

Después de estas intervenciones me queda un regusto amargo, y es que la gente VIP se organiza mejor que yo, incluso encerrada en casa. La élite se lo monta muy bien mientras los plebeyos seguimos peleando con nuestros familiares por la habitación que tiene mejor Wi-Fi.

Y, a pesar de todo esto y del hartazgo de estar viendo siempre lo mismo, seguimos pegados al televisor, no sea que se nos escape alguna miseria ajena que nos acerque un poco a ese mundo inalcanzable.