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La nueva normalidad: se intuye una próxima pérdida total del sentido del ridículo La nueva normalidad: se intuye una próxima pérdida total del sentido del ridículo

La nueva normalidad: se intuye una próxima pérdida total del sentido del ridículo

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Francisco Herrero

Lunes, 27 de abril. Lesley Gore

Las redes ya me han asignado el título de odiador oficial de Teruel Existe, con permiso de nuestro presidente de gobierno autonómico Javier Lambán. Hará un par de semanas tuve un intenso debate virtual donde intenté razonar el por qué la agrupación de electores no estaba convocada para la mesa técnica aragonesa sobre la recuperación económica. Expuse que al no ser partido político, no tener representación en las Cortes de Aragón o no constar en ningún registro como entidad, era normal. Y es que, como dicen quienes saben, Teruel Existe no existe. Lo curioso es que amantes y odiador montamos un ciberdrama de los buenos por una mesa técnica con trascendencia limitada.

Teruel Existe, que no existe, insiste en estar presente en una mesa. La que sea. Por ese motivo acaba de anunciar, mediante una escenografía de comunicado revolucionario, que monta su fiesta particular a la que está invitado todo el mundo. Una fiesta donde va a llorar todo lo que le apetezca porque es su fiesta. Así lo cantó Lesley Gore, que en paz descanse, y que ahora, más que nunca, está de plena actualidad en nuestra provincia. Son las cosas de la neopolítica, donde hay que destacar a todas horas a pesar de no tener novedades relevantes..

Martes, 28 de abril. Rojos y maricones

Cuando parecía que lo de Marta López, Alfonso Merlos y Alexia Rivas estaba de capa caída, vino ayer Jorge Javier con unas declaraciones maravillosas para recordarnos que Sálvame es un programa de rojos y maricones, justo después de hacer callar a Antonio Montero por tratar de insertar el discurso de la ultraderecha a destiempo. Jorge Javier es desde ya un adalid neoprogresista.

Ha hecho falta que Alfonso Merlos, el comentarista de la televisión católica española, el que presuntamente daba fugaces “Me gusta” a fotografías de miembros viriles erectos, se haya convertido en el protagonista de la telebasura para que lo más granado de la izquierda de este país haya reconocido, por fin, que Sálvame es un programa merecedor de un premio Ondas.

De todos modos, Jorge Javier conoce muy bien a su audiencia. Ayer, un par de horas después del discurso destacado, nada más volver de la escasa publicidad que aun se atreve a pagar por salir en televisión, comentó con David Valldeperas, el director del espacio, que aunque Sálvame es un programa de rojos y maricones, es para todos los públicos. Y es que la izquierda ilustre es muy volátil y tan pronto como llega, se va. La izquierda pura, por otro lado, nunca conectará con Sálvame. La lucha política no permite descansos para la superficialidad.

Miércoles, 29 de abril. El artisteo pospandemia

Publica Diario de Teruel una entrevista al turolense David Sancho donde cuenta que desde casi el principio de la cuarentena ameniza a su vecindario durante una hora diaria con todo tipo de melodías y adaptaciones musicales gracias a un altoparlante semiprofesional. Vamos, una delicia para el barrio de Aluche, en Madrid.

El artisteo pospandemia se presume altamente invasivo. ¿Y tú te quejabas hasta ahora de que las llamadas de la compañía que anuncia Jesús Vázquez te arruinaban cada siesta para venderte por teléfono sus magníficas ofertas? Ha llegado la neoestrella de balcón, dispuesta a alegrar el día a la comunidad sin pedir nada a cambio. Yo calculo que si sumamos aspirantes de los casting de las diversas ediciones de Operación Triunfo, Factor X, La Voz, MasterChef y Maestros de la Costura, sale como un millón de neoartistas en disposición de organizar concursos locales de balcón para elegir nuevas hornadas de juguetes rotos a pequeña escala.

Jueves, 30 de abril. El alivio luto

Cada vez que escucho hablar de “medidas de alivio” de la cuarentena al ministro de Sanidad, Salvador Illa, me recuerda al luto. El alivio luto es cuando, gracias al paso del tiempo y no necesariamente por una cuestión de fortaleza, se permite llevar ropa negra rebajada con algún motivo discreto o ropa de color gris oscuro.

El luto ha sido tema de conversación en los últimos días. La corbata negra, los minutos de silencio o los crespones distinguen a patriotas de verdad de quienes traicionan a la nación por un depreciado barril de petróleo venezolano. Yo tengo motivos más que de sobra para echarme por encima un manto negro y no salir de él en mucho tiempo. Pero no me veréis lucirlo. Mi abuela ya lo hizo por mí durante toda su vida. De cara a la nueva normalidad, tengo muchas papeletas para caer en desgracia.

Viernes, 1 de mayo. El rebujito

La muerte no es un mal trago obligado, un momento duro de pasar para quienes se quedan en este mundo. Se han puesto de moda los entierros de Ghana, donde disfrutan con ataúdes zarandeados por machotes fornidos. Lo que no sabía es que hay toda una industria del arca de fantasía en el país africano: féretros con forma de avión o cohete espacial, por ejemplo. Leo también que en Nueva Orleans una banda de jazz acompaña el cortejo fúnebre. O que en partes de Vietnam o Tailandia se escolta esa despedida con música de trompetas, saxos, trombones y cornetas. Y que en el norte de Australia la familia come, danza y fuma alrededor del difunto. La muerte puede ser alegría y esperanza.

Las autoridades de Madrid, comunidad y ayuntamiento, deben tener las mismas fuentes que yo en cuanto a ritos funerarios y han pensado que montar una fiesta para cerrar el hospital de campaña de la Feria de Madrid era una gran idea. Que había que dejar de lado, al menos por unas horas, el luto. O puede que hayan confundido la Feria de Sevilla con la de Madrid. Estamos en la temporada. Cada día que pasa estoy más convencido de que el rebujito es la bebida oficial de las alas oeste del Palacio de Comunicaciones y la Real Casa de Correos de la capital española. Las cabezas pensantes de la neocomunicación política van a darnos grandes momentos en el futuro. Y para ello han elegido al peor cuadro actoral posible.

Sábado, 2 de mayo. El fútbol y el ozono

No sé de qué escribir hoy: de si es efectiva la desinfección con ozono de toda superficie imaginable para eliminar el coronavirus, o de si debiera retomarse la actividad futbolera de elite a puerta cerrada y con análisis continuos a las estrellas del balón gracias a pruebas conseguidas a base de parné.

Creo que domino más lo del ozono. Un comercial se puso en contacto conmigo el otro día y conozco ya todas las ventajas de flitar todos los rincones de mi establecimiento turístico. Es bien sabido que el coronavirus puede encontrarse en las rendijas donde ni el polvo se ha quedado incrustado desde hace lustros. Y lo más importante, si no garantizo la limpieza con esta sustancia imprescindible en la nueva normalidad, perderé toda la clientela. 

Domingo, 3 de mayo. La nueva normalidad

La nueva normalidad será la que tú te dejes hacer. Y punto.

La foto de la semana / El bocata de calamares

Me estoy imaginando la conversación. “¿Qué te pongo, nena?”, pregunta Isabel Díaz Ayuso a Begoña Villacís en la improvisada cafetería de camión en la Feria de Madrid. Y agrega: “¡Calla! Si solo tengo un bocata de calamares que me han dejado aquí abajo. ¡Ja, ja, ja!”. A su lado, el alcalde Martínez Almeida no sabe si cobrar el bocata o poner una caña. Lo cierto es que la conversación es aun más simple, según el Instagram de la presidenta: “Un bocata de calamares, ¿señora vicealcaldesa?” Deja ver que Díaz Ayuso tiene dudas sobre si Villacís es vicealcaldesa. Bueno, también corrobora que vamos regular en puntuación ortográfica. Cosas del bilingüismo.