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EFE/EPA/HANNIBAL HANSCHKE

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Juan Corellano

A estas alturas de pandemia ya nada parece tener demasiado sentido. Mientras la nociva presencia del coronavirus parece poco a poco disiparse en nuestro país, el mundo que nos espera al final del encierro es uno nuevo y extraño. Prácticamente todo lo que conocíamos ha cambiado, y casi todo para peor. Pero no seamos pesimistas, pues entre los escombros también relucen algunos triunfos. Contados, pero valiosos. Victorias inesperadas que ni siquiera estaban en los planes de sus principales beneficiarios. 

Porque no hay conquista vital mayor que la realidad dándote la razón, y eso es precisamente lo que la pandemia le ha regalado a los fans del fútbol alemán. Ellos poseen ahora esa valiosa e infalible carta del ‘yo llegué primero’. Poco importa que la liga bávara ya fuera justa de carisma en condiciones normales, cuando sus gradas estaban llenas y sus jugadores podían abrazarse al marcar un gol. Eso da igual. Como una pareja de octogenarios levantándose a las cinco de la mañana para pillar primera línea de playa, ellos acamparon en la Bundesliga mucho antes de que fuera la primera liga europea en resucitar tras la pandemia. No hace falta que preguntes, te lo harán saber. 

Pese a todas las desgracias, también ha surgido una buena e inesperada noticia para España: no hemos quedado últimos en Eurovisión. Contándolo todo, lo cierto es que ni nosotros ni nadie ha ganado el concurso, ya que se ha suspendido por las actuales circunstancias. Sin embargo, teniendo en cuenta nuestro historial, todo lo que evite una nueva humillación a nivel continental computa como victoria. Ahora más que nunca necesitamos a Europa de nuestro lado. 

También son días de celebración para los contados autocines que quedaban en pie. Porque si la gente ya iba poco al cine normal y corriente, no me quiero imaginar a los que por butacas tienen los asientos de un Seat Panda. Los tomaban por locos, pero ahora vuelven a estar de moda como Michael Jordan con su documental de Netflix. Por momentos uno juraría que la pandemia es una máquina del tiempo que nos ha devuelto a los noventa. Pero qué más da, la cuestión es encontrar alguna forma de entretenerse en este nuevo mundo. Cualquier cosa antes que ver fútbol alemán.