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La artista turolense Carolina Cañada regresa a lo orgánico para presentar una nueva serie de ilustraciones

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¿Por qué un ojo? Por nada en especial. Quizá sea un mensaje que el subconsciente artístico le envía a Carolina Cañada, acaso el ojo que George Orwell imaginó para 1984, ahora que también vivimos, en cierto sentido, tiempos distópicos. “No, no van por ahí los tiros”, explica la ilustradora turolense. “No sé por qué un ojo, salió así. Buscaba un elemento común que agrupase a toda la serie, y me decanté por ese. Es un ojo un poco inquietante porque está fuera de lugar allí donde aparece, pero no hay ninguna razón especial”.

Un elemento que agrupa las piezas y que además da nombre a la última serie en la que está trabajando Carolina Cañada, Ojo,  una colección que por el momento alcanza las 60 pinturas, al gouache sobre papel en medio formato, y que recrea una buena parte del bestiario habitual en la obra de la turolense, formado por animales y por objetos cotidianos, con una estética muy reconocible aunque con sutiles peculiaridades. 

Siguen dominando las tintas planas, los colores eléctricos y los tonos primarios, alegres y vitalistas, aunque en esta ocasión en muchos de los fondos aparece el rastro del pincel, buscando jugar con las texturas y los granulados. 

En cuanto a las formas, la turolense se traslada de las aristas de Poligonal  o Hidráulico y recupera buena parte del barroquismo, de las decoraciones corintias y los intrincados orgánicos que exhibió en Botánicos, con el que se siente más cómoda, y lo refunde con lo figurativo de Inside Lines. 

Así, animales místicos o domésticos, objetos de uso cotidiano o lemas, tratados como una forma estética más que por su mensaje, son los protagonistas de cada composición. “Los objetos tampoco responden a nada en particular en cuanto a que quieran transmitir algún mensaje en particular”, explica la ilustradora. “Son cosas de que repente se me cruzan a la vista, y decido que quiero pintarlos. Tengo por ahí ochocientas libretas de ideas sen ellas anoto todo lo que se me ocurre que me gustaría pintar, pero no hay que buscarle más conexión entre los cuadros que el propio ojo y el hecho de que la técnica pueda ser más o menos reconocible”. 

También hay algunas láminas que hacen referencia al tema que nos ocupa a todos desde hace un par de meses, la pandemia por coronavirus. Pero no es un proyecto hijo de esta: “Empecé con esta seria antes del confinamiento o la alerta sanitaria, más o menos en enero, haciendo bocetos sin una idea clara. Y luego han ido surgiendo cosas poco a poco”. 

No obstante algunas de las láminas están directamente inspiradas en el Covid-19, como el popular lema Todo irá bien, el arcoiris o una retrato del propio coronavirus. “Al final es normal que eso trascienda porque es en lo que llevamos pensando todos desde hace meses, así que plasmé algunos de los conceptos, como el balcón o el propio bichejo. Pero tampoco he querido centrarme en eso ni hacer que fuera el tema central”. 

De hecho la serie no está terminada, “ni creo que la termine en mucho tiempo, porque me está haciendo disfrutar mucho”, asegura Cañada. “También es verdad que el confinamiento obligado me ha permitido dedicarle más tiempo a lo que realmente me gusta. Y a mí me sirve además de terapia, para mí es una necesidad como para otro pueda serlo hacer deporte o salir a la calle. Si no hubiera podido pintar lo hubiera llevado realmente mal”. 

Carolina Cañada tenía previsto reunir una selección de piezas suficiente como para exponer físicamente en alguna de las salas con las que ya ha trabajado, como Luvitien, sobre mayo o junio. “Pero tal y como están las cosas no sé como ira ese proyecto... poner una exposición con aforo limitado no es lo que más me apetece, así que por el momento podrán verse online”. 

Las piezas se venden a través de la web de la ilustradora, www.carolinacanada.es, en formato físico, y precios que van de los 35 a los 50 euros por lámina según tamaño. “Se venden los originales porque siempre he valorado mucho la originalidad, la pieza única”, asegura Cañada. “Seguramente se le puede sacar más rendimiento a un diseño vendiendo reproducciones, pero prefiero hacerlo así”.

Carolina Cañada es nieta y sobrina de artistas. Su abuelo fue Alejandro Cañada, pintor y grabador natural de Oliete, y su tía es Nati Cañada, reputada retratista cuya obra se exhibió en el Museo de Teruel en 2014. 

Estudió Bellas Artes en la Politécnica de Valencia y desde 2003 ha expuesto en numerosas ocasiones por salas de Valencia, Zaragoza y Teruel fundamentalmente.

Ganó una de las Becas Endesa para la formación de artistas que concede la Diputación Provincial de Teruel, y su obra ha sido seleccionada para las exposiciones del IV Certamen de Pintura de la UPV (2006), el XXXV Premio de Pintura, Escultura y Arte Digital de Valencia (2008)  o la Muestra de Arte Joven de Aragón (2008 y 2011), entre otros.