Síguenos
Un país llamado espanto: fresco de trazo suelto solo posible en provincias Un país llamado espanto: fresco de trazo suelto solo posible en provincias
Imagen tomada en Caspe (Zaragoza) el 1 de octubre de 2016. El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha ratificado que esas placas son “un recuerdo privado” y deben seguir en la fachada de la colegiata

Un país llamado espanto: fresco de trazo suelto solo posible en provincias

banner click 244 banner 244
Francisco Herrero

Lunes, 25 de mayo. El precinto

Quedan inauguradas las terrazas veraniegas. Una frase de este tipo podría haberla pronunciado cualquier responsable de una patronal del ocio al comienzo de la temporada cálida y sería lo más normal del mundo. Pero no. Madrid entra hoy en fase uno y la vicealcaldesa, Begoña Villacís, ha hecho poner un precinto policial o de obra delante de un bar, se ha calzado un informal vestido beis, la mascarilla y unas tijeras para, a continuación, convocar a la prensa, cortar la cinta y convertirse en la imagen del día.

La apertura de los negocios hosteleros en la villa y corte es una buena noticia. Debería serlo por la mejora de la situación sanitaria. Las autoridades madrileñas, sin embargo, celebran la reactivación económica de unos negocios que, por primera vez, han recibido ayudas estatales durante el cierre obligatorio. Tanto la propiedad del chiringuito como el personal que trabaja en él.  Pero claro, no es lo mismo cobrar poco más de 660 euros mensuales por cotizar la base mínima de los autónomos que explotar un negocio muy rentable.

Yo ya vaticiné hace unas semanas que la política local madrileña iba a darnos grandes momentos. Recuerda: el rebujito es la bebida oficial del ala oeste del Palacio de Comunicaciones de la capital.

Martes, 26 de mayo. Vivir en un espanto

¿Sabes que la administradora única provisional de Radio Televisión Española, Rosa María Mateo, se ha referido al ente como “radiotelevisión espantosa” durante una comparecencia en el Senado? Pues sí.

Yo la comprendo. Yo también confundo a veces España con Espanto.

Miércoles, 27 de mayo. El tabú

“Ni de los que se han muerto aquí me he enterado”, afirma a Diario de Teruel una señora nonagenaria que vive en una residencia afectada por el coronavirus. Lo dice una mujer que ha sobrevivido a una guerra y a una posguerra. Apuesto que es lo que lleva haciendo toda la vida. La nueva normalidad consiste, al parecer, en taparse los ojos y tirar adelante. Como siempre en este país.

La Guerra Civil española y lo que sucedió en los años posteriores ha sido invariablemente un tema tabú en mi pueblo. También dentro de mi familia. Tras muchos años de democracia he comenzado a saber algo más aparte de cuatro anécdotas. He llegado a intuir los horrores. Nunca llegaré a conocer la realidad de los hechos. Lo asumo.

Solo espero que no vuelva a suceder lo mismo en esta ocasión. El relato oficial ya está contado con múltiples contradicciones e imprecisiones. Las pequeñas historias, esas que muestran la verdad, están por escribir. No giremos la mirada para evitarlas.

Jueves 28 de mayo. La comisión

Las Cortes de Aragón crearán una comisión para estudiar la reorganización del modelo de residencias de mayores tras la pandemia. La propuesta es del Partido Popular y me da a mí que el objetivo es buscar la culpabilidad política, aunque me lo vendan como un espacio “de diálogo y reflexión”, en palabras de la diputada Marian Orós. Pilimar Zamora, del PSOE, ve que las residencias son un recurso fundamental para el itinerario vital de las personas dependientes. A la izquierda cuestionan el modelo actual donde hay escasos recursos de titularidad pública; a la derecha se habla de medicalizar residencias.

No va a cambiar nada. Los próximos meses se dorará la píldora para justificar el modelo asistencial de ahora y se comprobará que estamos bien como estamos. Daremos unos retoques cosméticos y adelante. La clave no está ni en aumentar la oferta pública de plazas ni en transformar los centros en pequeños hospitales. El quid está en la libertad de elección de las personas. Y en el momento actual no se promocionan muchas alternativas a las residencias para la tercera edad.

De forma paralela, leo y escucho cada vez más noticias del aumento de la demanda de plazas. Aquí no ha pasado nada. No hay miedo. Tapémonos los ojos y tiremos adelante.

Viernes, 29 de mayo. La invasión

Alemania invade las ondas hercianas de Sierra Palomera. Y Polonia. Y la República Checa. Y Austria. Y Suiza. Y Francia. E Italia. Y el Reino Unido. Las emisoras locales de la frecuencia modulada han desaparecido y en su lugar aparecen señales de todos esos países. ¡Y yo me quejaba de que en casa se oye con más calidad SER Calatayud que SER Teruel, estando más cerca de la capital que del pueblo de la Dolores!

Es una jornada única. Lo habitual de la frecuencia modulada es recibir radios con poste cercano y sin obstáculos por en medio. Muy de vez en cuando se produce una propagación troposférica o esporádica que permite recibir emisiones lejanas. Hoy, generadas a más de dos mil kilómetros de distancia. No entiendo mucho del fenómeno físico que ocasiona estas transmisiones extrañas, la verdad. Solo compruebo los efectos. Y mi imaginación vuela muy lejos.

Sábado, 30 de mayo. La tutela

Sigo dándole vueltas a la entrevista de anoche en Hora 25 al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Vino a decir que las comunidades autónomas no tienen capacidad para gestionar una prestación como el Ingreso Mínimo Vital, a pesar de que se trata de un subsidio de tipo social y de que todas las competencias de ese ramo están transferidas hace siglos. Por ejemplo, los gobiernos autonómicos ejecutan todas las ayudas relacionadas con la dependencia, aunque la ley sea de ámbito estatal. Pero ahora no. Las autonomías no son eficientes. Y el ministerio va a poner en marcha una estrategia multicanal, afirma el ministro. Que no sé muy bien qué significa, pero debe ser una cosa guay porque los bancos molones dicen lo mismo.

El estado de alarma nos ha hecho creer que necesitamos un Estado centralizado de nuevo. El sueño húmedo de la política reaccionaria ha calado entre los partidos generalistas. Perciben una demanda procedente de una población cada vez más manipulada y desinformada en cuanto a la utilidad de la Administración autonómica. Un recién publicado artículo de opinión de Ignacio Sánchez-Cuenca para La Vanguardia concluye: “Madrid es hoy el epicentro de un nacionalismo español cateto y excluyente”. No puedo estar más de acuerdo.

El País Vasco y Navarra sí van a poder resolver sus cositas en este campo porque tienen hacienda propia y años de experiencia. El resto, no. Luego nos extrañamos de que haya gente que se quiera ir de esta gran nación.

Domingo, 31 de mayo. Un ramito de violetas

Me llega a través de Víctor Juan una necrológica publicada en Heraldo de Aragón. Ha fallecido María Rosa Costa y el presidente de honor de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, Fernando Solsona, ha decidido rememorarla por ser “la viuda del recordado doctor Joaquín Aznar García”. Bueno, más bien ha revivido la vida y milagros del esposo. De ella dice: “El gran mérito de esta mujer ha sido poder seguir el ritmo profesional de su marido, dándole cuatro hijos, acompañarlo en sus actividades, en conciertos, conferencias, presentaciones de libros y en cenas y reuniones”. Ha olvidado destacar que cada nueve de noviembre, sin tarjeta, recibía un ramito de violetas.

La imagen de la semana / El homenaje

Estamos de luto porque “es justo homenajear a los compatriotas que han sacrificado sus vidas en el cumplimiento del deber ante una amenaza insólita contra la salud y el bienestar de la Nación”. Lo dice el Boletín Oficial del Estado. Es el colofón al lenguaje militar utilizado durante el primer mes de estado de alarma. Has de recordar que Fernando Simón estuvo bien escoltado mucho tiempo por unos cuantos uniformes marciales. Describir la gesta con un “caídos por Dios y por España” hubiera sido demasiado.