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Manuel Casinos, miembro de la unidad de Protocolo de la DGA: “Un responsable de protocolo debe tener previsto hasta lo que en principio no ocurrirá”

Se ha jubilado después de 20 años
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Cruz Aguilar

Manuel Casinos ha formado parte de la unidad de protocolo del Gobierno de Aragón desde hace 20 años y hasta el pasado mes de abril, cuando se jubiló. Antes de ocupar su cargo en Teruel realizó funciones de protocolo, aunque no en exclusiva, en Castellón y Murcia. Es un gran conocedor de la provincia de Teruel y también de su historia, puesto que ha vivido en directo todos los hechos ocurridos en las últimas dos décadas.

-¿Qué formación hace falta para trabajar en protocolo?

-Cuando yo empecé no existía una formación específica, aprendíamos de uno a otro, hoy en día sí existen universidades que imparten el grado de protocolo.

-En todos estos años, ¿cuál es el acto más complejo que le ha tocado organizar?

-A mayor número de personas la complejidad del acto es mayor. Una de las últimas cosas que se hizo en Teruel fue la Gala del Deporte en Aragón, que se celebró en el teatro Marín y se estableció quién iba sentado en cada una de las 600 butacas, fue complejo establecerlo y sentarlos en su sitio. Cuando vinieron los Reyes a visitar la provincia hubo dos comidas, una con alcaldes y otro con personas de la sociedad y también se personalizaron los sitios.

-Y no dejarse a nadie.

-Sí, una de nuestras funciones es que todo esté previsto, hasta lo que en principio no va a ocurrir.

-¿Quiénes son más obedientes con esto del protocolo, los representantes de altas instituciones o los alcaldes de pequeños pueblos?

-A mayor rango institucional están más acostumbrados y son más fáciles de controlar, muchos ya te dicen que los que mandan son los de protocolo. En los ayuntamientos no hay problemas, pero están acostumbrados a hacer las cosas más de andar por casa y hay detalles a los que no dan importancia que para nosotros la tienen. 

-¿Ha habido alguien que le ha dicho que no quería estar junto a determinada persona?

-Sí, evidentemente. No son tan taxativos, simplemente preguntan si se tienen que sentar ahí o sugieren si pueden estar en otro sitio. Hay gente que sabe donde le corresponde pero no está conforme. 

-¿Las normas de protocolo cambian en función de quién gobierna o son siempre iguales?

-En este país no han cambiado, hay un decreto del año 83 que se llama de preferencias donde figura cómo se tienen que ordenar esas autoridades. Desde entonces  ningún gobierno lo ha modificarlo, es un tema conflictivo, las Comunidades Autónomas tenían en ese momento pocas competencias y hay muchos cargos que no están contemplados y procuramos colocarlos por asimilación. Algunas comunidades han regulado en el ámbito de sus competencias, pero en cuanto asisten cargos de otras administraciones esos decretos no se usan. 

- El protocolo es algo tan desconocido que de los fallos muchas veces solo se da cuenta usted, ¿no es así?

-Sí, muchas veces observas un fallo en un acto cuando está en marcha, porque en un momento dado alguien ha decidido cambiar de sitio, o la colocación de las banderas está mal, porque hay una norma de cómo tienen que estar, la gente no se da cuenta, incluso hay gente que piensa que cuando están bien puestas están mal. 

-¿Se cometen muchos fallos en los actos que vemos, por ejemplo, por la televisión?

-Lo general es que no, si se cometen fallos y son visibles es porque el responsable de protocolo no ha cumplido bien su función.

-¿Hay diferentes protocolos en función de si el acto es más serio o más informal o en cualquier acto  es similar?

-Hay distinción entre los actos que son propiamente oficiales y en ellos está el protocolo perfectamente reglado. Si un ayuntamiento organiza una fiesta se aceptan los criterios generales para evitar problemas, pero hay un principio en protocolo que dice que quien organiza manda cuando no es un acto oficial.

-¿Pero se suelen dejar aconsejar?

-Te piden opinión y descargan el trabajo en ti, sobre todo esas personas que no están acostumbradas a hacerlo a diario.

-¿Hay un mayor interés por el protocolo en función de la ideología?

-No, no tiene nada que ver con la ideología, de hecho la unidad de protocolo de Aragón no ha cambiado, yo he pasado por gobiernos de todos los partidos.

-Tendrá miles de anécdotas.

-Procuramos que no haya muchas anécdotas, pero siempre surgen porque alguna cosa siempre se escapa a lo que se puede controlar. En la inauguración de un hotel el consejero, el alcalde y el director del hotel se quedaron encerrados en el ascensor, es poco previsible que un ascensor falle. Alguna vez ha fallado la megafonía pese a que se ha probado dos minutos antes, en la inauguración de una subestación eléctrica en Valderrobres estrenábamos la megafonía y a la tercera palabra de Manuel Pizarro se estropeó y no volvió a funcionar.

-¿Va a cambiar el Covid-19 el protocolo?

-Lo va a cambiar y mucho. Desde los saludos que cambian radicalmente, desaparece por completo el darse la mano y se tendrán que establecer otras formas de saludo. Los actos no van a ser tan multitudinarios por el tema de las distancias mínimas. 

-En sus 20 años de trabajo ha visto la evolución de la provincia en directo, ¿no es así?

-He disfrutado mucho, este trabajo me ha brindado la oportunidades de tratar con mucha gente y conocer de primera mano  la evolución de la provincia, desde la inauguración de Dinópolis a Motorland o las constituciones de las comarcas, que supusieron muchos meses de trabajo. También ha habido en estos años momentos difíciles, como el accidente de la brigada helitransportada, que recibimos a los familiares en la sede, y recientemente el asesinato de los guardias civiles en Andorra, en cuyos funerales te ves implicado.