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Una figura en el camino

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Toni Fernández

Hoy he comido ligero después del trabajo, son casi las 5 de la tarde y compruebo la presión de las ruedas de mi bici para salir a dar una vuelta por el monte, ultimo los preparativos y me dispongo a salir. Hoy marcho solo, es un lunes y mis compañeros de grupo tienen compromisos laborales y familiares que hacen que nadie pueda salir conmigo, pero no me importa, entrenar solo es algo que cualquier deportista también lleva en sus genes. Pienso la ruta en mi cabeza, serán algo más de dos horas con un recorrido no demasiado exigente. Este tipo de salidas en bici me encantan, aparte de disfrutar de la montaña y el deporte a la vez, sirven para quitarme el estrés mental y ejercitarme físicamente. 

Cuando ha pasado algo más de media hora pedaleando ya estoy en pleno monte, he podido ver algún animal en libertad que al verme ha corrido en dirección contraria y estoy disfrutando de la naturaleza como siempre. Mi cuentakilómetros marca casi 10 kilómetros recorridos, y cuando miro al fondo del camino me sorprende la figura de una persona, es raro que por estos caminos haya alguien que no sea en un 4x4 o un tractor… Conforme voy avanzando veo que viste una camiseta blanca y unos vaqueros, lleva una gorra negra y algo alargado lleva en su mano, miro alrededor a ver si hay algún perro con él, ya que a veces hay gente de paseo con sus perros por aquí, pero no oigo ladridos. Él parece que aún no se ha percatado de que poco a poco voy alcanzándole. 

De repente, cuando estoy sólo a unos 20 metros de él, y circulando despacio porque la pendiente es ascendente, se da la vuelta sobresaltado, parece que mi presencia le ha sorprendido, en un camino casi perdido, por donde nadie suele pasar. Mis ojos se clavan en los suyos, pero rápidamente se dirigen a lo que lleva en las manos, se trata de una escopeta, es entonces cuando vienen a mi mente las noticias recientes, de un hombre armado y peligroso que lleva en búsqueda y captura varios días… 

Gracias a Dios esta no es una historia real, pero lo podría haber sido, después de las convulsas noticias del pasado lunes, con la detención de El Rambo de Requena, he de confesar que  me vinieron a la mente historias como esta y lo que podía haber ocurrido. Tres años después de los fatídicos sucesos de Andorra, la provincia de Teruel vuelve a ser escondite de criminales, esta vez parece ser que con mejor desenlace, aunque la intranquilidad y la angustia volvió a estar presente. Esperemos que de una vez por todas  sea ya la última.