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¿Qué nos está pasando? ¿Qué nos está pasando?

¿Qué nos está pasando?

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Grupo Psicara

Por Beatriz Gonzalvo Iranzo

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la psicología. Esta semana hablaremos de la conducta humana y nuestras peculiaridades como seres humanos que somos, daremos una explicación y un nombre a lo que nos está ocurriendo actualmente.

Es evidente que están siendo semanas, incluso meses, muy distintos a los que estamos acostumbrados a vivir. Esta situación ha traído consigo un cambio ineludible en nosotros y, en la mayoría de las personas, un cambio radical, pues quién se hubiera imaginado hace tan sólo 5 meses que se avecinaba un confinamiento de tal calibre. Un estado de alarma que iba a restringir una de las cualidades más anheladas por el ser humano, la libertad.

Durante este periodo nuestra libertad se ha visto coartada y afectada. Y eso, como es de esperar, tiene sus consecuencias y efectos en la conducta humana.

Algunas de las actuaciones más polémicas y criticadas por la ciudadanía en estos momentos están siendo la exposición masiva de personas que salen a la calle sin respetar las medidas de seguridad indicadas, sin mantener la distancia por nuestra seguridad y la del resto de ciudadanos, reuniones colectivas que se han realizado en momentos inadecuados, salidas en grupo cuando no era el momento, paseos, plazas y calles repletas de gente así como el contacto innecesario con personas de riesgo. Convirtiéndose, todo lo comentado, en un comportamiento un tanto “irresponsable”, o quizás inconsciente, que se han estado llevando a cabo en las calles de nuestras ciudades, sobre todo en los días consecutivos tras los avances en la desescalada.

Pero, ¿por qué actuamos así a pesar de las consecuencias, retrocesos o incluso muertes que se pueden provocar por una mala praxis de la población?

Brehm, en 1966 y posteriormente en 1981, sacó a la luz una teoría que daría nombre al fenómeno que estamos viviendo hoy en nuestro país, la Teoría de la Reactancia Psicológica. Una teoría muy simple que puede ser aplicable a una gran parte de nuestra conducta y que, cuando descubráis en qué consiste, cobrará sentido buena parte de las situaciones y conductas con las que os habéis encontrado a lo largo de vuestra vida.

La reactancia psicológica explica cómo la amenaza o pérdida real de alguna de nuestras libertades nos produce un estado motivacional dirigido a restaurar esta libertad. Tendencia especialmente llamativa en dos momentos de nuestra vida. A los dos años, tal y como nos informan los psicólogos/as infantiles, los niños y niñas de esta edad parecen ser unos maestros en el arte de la resistencia a la presión externa, especialmente a la de sus progenitores. Diles una cosa, y harán la contraria. Ponles una camiseta, y querrán la otra. Cógeles en brazos en contra de su voluntad y se retorcerán hasta que les vuelvas a dejar en el suelo, e infinidad de ejemplos más. El otro momento de la vida especialmente destacado por este fenómeno es la adolescencia. El conocido psicólogo Cialdini comenta que un vecino le dijo una vez: “si quieres que un adolescente haga algo tienes tres opciones: hacerlo tú mismo, pagarle por que lo haga, o prohibirle que lo haga”, evidentemente, esta afirmación tiene muchas limitaciones, pero en el tema que nos concierne es un buen ejemplo para entender lo que venimos hablando. La adolescencia es un periodo caracterizado por un sentido de individualidad, el puente de niño a adulto. No es sorprendente por tanto que imponer la tradicional autoridad paterna en esta edad sea a menudo contraproducente, los adolescentes lucharán y se resistirán a esos intentos de control.

Del mismo modo que aumenta la motivación por determinada conducta tras verse amenazada su libertad para llevarla a cabo, si se le fuerza a continuar con una opción que se quiere evitar, la motivación disminuirá y será evaluada como menos favorable.

Además, cuando sufrimos la pérdida de una libertad que poseíamos previamente y por lo tanto, nuestra disponibilidad hacia ella es menor, lo deseamos más. ¿Podrías encontrar algún ejemplo en tu vida de este fenómeno? Pero, ¿qué nos ocurre realmente con aquello a lo que ya no tenemos acceso o la misma disponibilidad que antes? Bien, el ser humano no es consciente de que ese aumento de deseo se debe a su escasez o restricción, pero sí que se da cuenta de que lo quiere y anhela más, y como todo ser humano y su afán por entender y buscar una explicación a lo que nos ocurre, atribuimos cualidades positivas al objeto (lo cual no es real, porque el objeto sigue siendo el mismo de antes). Y esto no solo lo experimentamos con los objetos, sino también con la información, situaciones, personas y cualquier libertad que se vea restringida, como dar un paseo a la manzana, pasear a tu mascota o salir a hacer deporte en tiempos de cuarentena.

Otro de los efectos que se producen cuando la libertad conductual de una persona ha sido amenazada o eliminada son los sentimientos agresivos u hostiles hacia el agente responsable.

Pero este fenómeno, a pesar de ser destacado en estos dos momentos del desarrollo, ocurre a lo largo de toda la vida, y tiene importantes consecuencias prácticas en muchas esferas de nuestra vida. Un ejemplo de ello lo tenemos en la situación que estamos viviendo a día de hoy.

Odiamos perder libertades de las que ya disfrutábamos y tendemos a actuar de cualquier forma que nos acerque a recuperar lo perdido. Pero en ocasiones, este comportamiento nos juega malas pasadas. Hemos pasado de echar a suertes cada día quién tenía que pasear al perro a estar esperando con ansia que recuperase las energías para poder volver al siguiente paseo. De suponer un esfuerzo terrible o ni siquiera acordarnos del deporte, a sacar la bicicleta del trastero y lanzarnos por las calles, por no hablar de tirar la basura, esa infernal tarea hasta el día de hoy, que se ha disfrutado con mucho gusto con el paseo hacia el contenedor y vuelta para casa. 

Quién nos hubiese dicho que estaríamos actuando como lo estamos haciendo ahora y que las cosas tan simples las desearíamos y realizaríamos con las ansias que las hemos realizado estos días. Lo cierto es que Brehm ya nos lo explicaba en el pasado siglo, la libertad es nuestro bien más preciado y a veces, somos capaces de actuar de cualquier modo con tal de recuperarla.

Pero recordemos las palabras de Friedrich Nietzsche: “La libertad es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos”.