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El escritor Daniel Gascón presenta en Alcañiz Un hipster en la España vacía: “En los pueblos hay más tolerancia a la excentricidad de lo que suele pensarse” El escritor Daniel Gascón presenta en Alcañiz Un hipster en la España vacía: “En los pueblos hay más tolerancia a la excentricidad de lo que suele pensarse”
Daniel Gascón pasó su infancia por varios pueblos de la provincia de Teruel

El escritor Daniel Gascón presenta en Alcañiz Un hipster en la España vacía: “En los pueblos hay más tolerancia a la excentricidad de lo que suele pensarse”

El zaragozano plasma en clave de humor el contraste entre lo urbano y lo rural
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Daniel Gascón es un zaragozano que trabaja en la edición española de Letras Libres y escribe columnas en El País y el Periódico de Aragón. Su última novela, Un hipster en la España vacía, retrata con un sentido del humor poco habitual en la literatura la sociedad actual, con los contrastes entre lo urbano y lo rural como telón de fondo. Este viernes presentará su novela en Alcañiz, en un acto que tendrá lugar en el Teatro Municipal a partir de las 19 horas. 

-¿Qué cuenta su novela?

-Pues es la historia de un chico de ciudad que es el típico hipster, y que tras varios desencantos, por un mal trabajo y por una ruptura amorosa, decide irse a vivir a un pueblo de Teruel donde tiene familia. Allí trata de llevar a cabo sus proyectos posmodernos y ecologistas, producto de su visión idealizada, que chocan con la realidad que se vive todos los días en su pueblo. Intenta poner en marcha huertos colaborativos, hace yoga en el corral, ve estructuras heteropatriarcales dentro de los gallineros y reprocha a la gente del pueblo que utilizan mucho los vehículos contaminantes. Y en el transcurso de su adaptación, le van pasando aventuras disparatadas que ponen de manifiesto los grandes contrastes que existen entre los diferentes personas y las diferentes formas de vida del pueblo y de la ciudad, a través de personajes y de situaciones exageradas, llevadas al extremo. 

-La sitúa en un pueblo imaginario que ha bautizado como  La Cañada de Azcón... ¿por qué?

-Mi abuelo materno venía de una masada de Ejulve que se llamaba Azcón, así que bauticé el pueblo como La Cañada de Azcón.Yo me lo imagino como un pueblo del Maestrazgo, pero es inventado porque me permite reunir en él cosas y gentes que pertenecen a cualquier pueblo, y así hablar de las diferencias entre el campo y la ciudad, pero también de la memoria histórica, del ascenso de Vox, del conflicto de Cataluña, del ecologismo... Te da muchísima libertad, y puedo imaginar que en ese pueblo hay un pozo, o hay una escuela, o un puticlub de carretera, o se está rodando Tierra y Libertad y unos personajes determinados por un momento creen que está teniendo lugar de verdad la revolución anarquista.

-De hecho usted conoce muchas de esas localidades trasuntadas por experiencia propia...

-Yo nací en Zaragoza pero mi padre es gallego y mi madre procede de Ejulve. Ella es médico de atención primaria y cuando yo era niño íbamos todos los veranos de ruta por pueblos de Teruel, y he pasado mucho tiempo en Camarena, Ejulve, Cantavieja, o viviendo en Urrea de Gaén o la Iglesuela, por ejemplo. Mi experiencia me ha servido para escribir el libro no solo por lo que conozco de los pueblos, sino porque mis padres o yo mismo, que no dejábamos de ser de ciudad aunque pasáramos mucho tiempo por allí, éramos capaces de sentirnos a gusto y adaptarnos bien. 

-La España desarrollista puso mucho énfasis en los 60 en caracterizar al paleto de buen corazón pero incapaz de adaptarse al futuro, a la vida moderna. ‘¿Un hipster en la España vacía’ es una especie de venganza? ¿Tiene moraleja?

-No. Podría pensarse que es la inversión de esas películas de las que hablas, pero no lo es. Simplemente presento el contraste que existe entre las dos formas de entender la vida y las incongruencias que a veces se esconden en ellas, quizá centrándome más en las contradicciones del hipster que en las de los personajes del pueblo, pero sin enjuiciar a ninguno de los dos. La idea no era enfrentarlas entre sí. Lo que más me gusta de mi personaje del hipster es que pese a no renunciar al posmoderno que es, lucha por adaptarse, hasta el punto de llegar a ser elegido como alcalde. Consigue encontrar su espacio sin tener que cambiarse a sí mismo, porque en realidad estoy convencido de que, pese a que suele pensarse lo contrario, en los pueblos hay una tolerancia hacia la excentricidad bastante grande. 

-¿Hasta el punto de que un hipster de verdad, y no uno de ficción, pudiera llegar a ser feliz en un pequeño pueblo?

-Seguro. Mi relato es exagerado y no busca la verosimilitud, pero ha habido muchos movimientos, quizá más relacionados con los hippies que con los hipster, que han marchado al Pirineo o a Teruel. Quizá no encuentres quinoa en la tienda del pueblo, pero si no pretendes cambiarle la vida a los demás y estás dispuesto a adaptarte un poco, cualquiera puede ser feliz en el pueblo. 

-¿’Un hipster en la España vacia’ es su primer libro?

-Yo tenía tres libros de cuentos publicados, una especie de novela de memoria familiar, titulada Entresuelo y un ensayo, El golpe Posmoderno, sobre de otoño de 2017 en Barcelona. Creo que en todos estos libros había un componente de humor, pero desde luego no era lo predominante, así que esta novela ha sido completamente nueva en ese sentido. Y ha sido muy divertido. El ejercicio de la búsqueda de tramas imaginativas, cómicas y muy alocadas, pero que funcionen, ha sido muy gratificante. 

-¿Se plantea seguir en la misma línea literaria o incluso plantear una segunda parte?

-No sé... Como tengo el personaje principal y todos los secundarios tan definidos, no puedes evitar tener la impresión de que todos los procesos políticos o culturales que tengan lugar en el futuro podrían ser contados desde su punto de vista, en clave suya. Es una perspectiva tentadora, la verdad, pero reconozco que me gusta ir saltando de género en género, así que ya veremos. Lo que sí tengo claro es que la experiencia de escribir novela de humor ha sido, al mismo tiempo que muy arriesgada, muy divertida y enriquecedora, así que no descarto volver a ella aunque sea para contar historias nuevas.