Síguenos
2020.LA VAQUILLA QUE NO FUE. 2020.LA VAQUILLA QUE NO FUE.
Ramón Calvé, segundo por la izquierda, con unos amigos en la Vaquilla

2020.LA VAQUILLA QUE NO FUE. "El alma de Ramón rodó por la plaza cuando se anunció que había fallecido"

Mariano, hermano de Ramón Calve, evoca estos días el recuerdo de una persona "que hizo mucho por Teruel"
banner click 244 banner 244

Es imposible no recordar a Ramón Calvé. Técnico de Fiestas del Ayuntamiento durante muchos años y director de la Muestra de Folclore, se fue a los 48 años el domingo de la Vaquilla de 2007. Turolense, vaquillero y uno de los referentes culturales de la ciudad, su impronta y su forma de ser hacen imposible que se le olvide. Su hermano Mariano, al que estaba muy unido, recuerda cómo era y cómo vivía Ramón estas fechas.
-¿Cómo era Ramón en la Vaquilla?
-Pues como era él. Feliz, divertido, participando en todo y combinando el trabajo con la diversión. Mis padres nos inyectaron la Vaquilla desde pequeños y Ramón vivía días duros de trabajo, pero a la vez participando en todo.
-¿Y qué era lo que más le gustaba?
-Juntarnos a todos. A los amigos que venían de Valencia, de Madrid o de Barcelona, a los de aquí y a la familia. Ese era el momento que más disfrutaba. Siempre estaba de aquí para allá, porque tenía que controlar todos los actos, pero siempre sacaba tiempo para reunirnos.
-Ramón se murió un domingo de la Vaquilla. Imposible no recordarlo todos los años ese día...
-Ese día su alma rodó por la plaza de toros, cuando lo anunciaron durante la Merienda. Aquel año yo estaba en Madrid esperando a una amiga para irnos juntos a Teruel. Ramón me llamó el jueves para decirme que estaba ingresado en Valencia y nos fuimos para allí.
La verdad es que el hecho de morir cuando murió ha hecho, a veces, insoportable la Vaquilla. Algunos años venía a Teruel y no podía salir.
-Y Teruel le reconoce lo que hizo por su ciudad...
-Sí, claro. A una persona se le recuerda por lo que ha hecho y yo creo que Ramón hizo mucho por Teruel, desde el Ayuntamiento trabajando en Fiestas y antes en Cultura o desde la Muestra. Y, además, involucrándonos a todos y pidiéndonos opinión. Recuerdo que muchas veces me llamaba con la pregunta “¿Y tú que harías?”
-¿De dónde les venía su afición por la Vaquilla?
-De mis padres. Tenían el Mesón Isabel y Diego y mi padre estaba muy metido en el mundo de los toros, que es uno de los símbolos de la fiesta. Desde muy pequeños ya nos llevaba a la plaza a ver todos los espectáculos y luego el mesón estaba lleno de recuerdos taurinos, pasaban por allí los toreros...
-Y usted, ¿ha mantenido esa afición?
-Menos que entonces, pero algo sí. Y correr el ensogado. A mi me encanta, cosa que no pasaba con Ramón. Cuando iba el lunes al Torico, me obligaba a vernos cada toro para comprobar que estaba bien y que no me había pasado nada. El recuerdo del ensogado lo tengo desde pequeño. Y cuando ya tenía edad para correrlos, cada vez que bajaba por el Tozal me encontraba a mi madre y me llevaba un grito porque no quería que los corriera.
-¿Cómo ha visto la evolución de la Vaquilla?
-La mayor evolución que he visto es en la peñas vaquilleras. Antes había un conjunto y una charanga y ahora se ha globalizado todo más. La tecnología es más avanzada, se hacen conciertos que antes no había. Y, por supuesto, la gente. Cada vez viene más y hasta el lunes no nos quedamos los de casa. Además, noto el cambio también en la ebullición de los días previos a la Vaquilla, con las Fiestas del Ángel. Cuando se celebraban para San Fernando la cosa era muy diferente.